sábado, 13 de diciembre de 2014

Ikea, la Lotería Nacional y la letra pequeña de nuestra(s) crisis

Ya hace 7 años que entramos en "la crisis", ese suceso económico (¿sólo económico?) que no podíamos imaginar hasta qué punto iba a meterse en todos los rincones de nuestra vida pública y, en mayor o menor medida según las casos, también en nuestra vida privada. La crisis será algo que permanezca en nuestras memorias por muchos años incluso después de que se considere oficialmente finalizada, porque de algún modo forma ya parte de nuestra historia, no sólo nacional, sino también privada. Cuando nos pregunten nuestros hijos, nietos o sobrinos les contaremos que esto o aquello sucedió o no sucedió, se pudo hacer o no, se hacía de esta manera o de la otra "porque era la época de la crisis".

La crisis es algo que ha cambiado nuestras vidas, ha dado un frenazo a lo que veníamos haciendo y viviendo dentro de la inercia de "la Historia" y de nuestras historias vitales. Si buscamos el significado etimológico de la palabra crisis, el diccionario médico-biológico, histórico y etimológico de la Universidad de Salamanca nos explica lo siguiente:

crisis[crisis]
f. (Patol. generalMutación considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el enfermo.
[kri- κρίσις gr. 'juicio', 'decisión', 'crisis' (sign. 1 'separar') + -si(s)/-s(o)- gr. 'acción']
Leng. base: gr. Antigua. En gr. krísis κρίσις es 'juicio', 'decisión', pero desde Hipócrates, s. V a.C., tiene también el significado aquí recogido, valor con el que pasó a lat. crisis en s. V d.C. (existe un uso esporádico de Séneca en s. I d.C. en el sentido de 'juicio'),
(Fuente

Sé que no descubro nada nuevo si me pongo a reflexionar sobre la idea de que la crisis esconde oportunidad, pero no por ello me parece menos digna de profundizar en ella. Es curioso cómo los medios de comunicación se han preocupado de hacernos asociar "la crisis" con algo tremendamente negativo (y por supuesto que ha traído enormes cantidades de sufrimiento a las vidas de muchas personas), pero creo que sólo indirectamente, sólo "de refilón", se ha abordado la parte positiva que engloba la crisis. Y no sólo "la crisis", sino todas las crisis personales o comunitarias. Si nos fijamos en la definición que tenemos más arriba, encierra  desde mi punto de vista tres conceptos claros: crisis es sinónimo de cambio (mutación); en una enfermedad (¿qué había de enfermo en la situación nacional, mundial o personal que teníamos antes del frenazo en cuestión?); y su desenlace puede ser en dos sentidos: mejorarse o agravarse. Y en lengua griega antigua, el significado era decisión.

Y digo que no descubro nada nuevo porque esto es algo que, de un modo más o menos consciente, creo que ha calado en la sociedad a raíz de esta crisis "económica": la crisis como oportunidad. Otra cosa es que los medios al servicio del sistema establecido se esfuercen en mandarnos el mensaje parcial de que el desenlace correcto consiste en restaurar la situación anterior tal como estaba, obviando que si volvemos a recomponer todos los factores previos, sin hacer ningún cambio, lo más probable es que más pronto o más tarde el resultado vuelva a ser el mismo.

Pero no quiero perderme en más filosofías, sino compartir lo que a mí modo de ver son pruebas de que la sociedad (o al menos una parte importante de ella) está "en otra onda" tras 7 años de crisis. Si vamos con los ojos bien abiertos podemos observar que muchas personas a raíz de la crisis, por obligación en muchos casos o por elección en muchos otros, se han visto abocadas a profundizar en sus vidas y a bucear en valores más profundos que los que la sociedad de consumo propugnaba. Así, la gente se ha visto en la tesitura de salir de su individualismo y compartir más (por ejemplo, el coche para ir a trabajar y ahorrar gasolina), de recurrir a redes informales y autogestionadas para ayudarse mutuamente (a ti que estás en paro te tengo en mente cada vez que alguien de mi círculo me dice que está buscando a alguien para no sé qué trabajo), de alargar el uso de cosas materiales en una bien entendida "política de austeridad" (los zapatos ya no se tiran con tanta alegría, sino que se llevan al zapatero), se recuperan o se desarrollan nuevas habilidades (el bizcocho me sale más barato si lo hacemos en casa)... Por no hablar del empujón de la implicación de la ciudadanía en la vida política (la gente en los bares habla y discute de política, como si de repente ya no nos diera tan igual quién o qué decidan por nosotros).

Cuando comento esta impresión que tengo de que la crisis nos ha hecho salir de la superficialidad y volver a contactar con valores humanos más profundos, mucha gente me lo rebate desde una visión pesimista: "no, eso son cuatro gatos", "la gente en el fondo sigue igual", "la gente hace esas cosas porque no le queda más remedio", "en cuanto todo vuelva a ser igual la gente volverá a lo mismo de siempre". Cuando me dicen esto, no puedo más que sacar de mi trastienda personal las unidades que me quedan de confianza en el ser humano, y de su capacidad de sacar lo mejor de sí mismo cuando se ve en situaciones límite. Y para vender y defender esta idea he encontrado un argumento poderoso: la publicidad. Me explico: creo que la publicidad es un elemento al servicio del sistema de consumo; y creo que para ello se basa en encontrar qué cosas nos resultan importantes y centrales en nuestra vida como medio para ganarse nuestra atención. Así, se ha hablado hasta la saciedad de cómo se ha utilizado la imagen de "mujeres de buen ver" en los anuncios de productos para hombres y viceversa. O cómo se utiliza la imagen de alguien con quien nos queremos identificar para vendernos un producto: veáse la imagen de la madre guapa, joven y equilibrada a la par que vital que tiene un vínculo súper-especial con su hijo sano y precioso, que aparece reflejada en la etiqueta de este envase de toallitas marca Carrefour: 





O sea, que la publicidad refleja de algún modo nuestros anhelos. Y de aquí quiero yo deducir que el cambio que a mi juicio se ha operado en la publicidad refleja un cambio en los deseos y preocupaciones de la sociedad. El propio sistema trata de valerse de este cambio para seguir alimentando su lógica de consumo, pero eso no rebate en modo alguno la idea que intento transmitir: si la publicidad trata de vendernos cosas recurriendo a valores humanos profundos, es que esos valores han pasado a ser parte importante de nuestro imaginario y nuestras aspiraciones. Y para muestra un botón: os dejo aquí cuatro anuncios de los últimos dos años (plena crisis). Entre ellos encontraréis un par de ellos que han sido virales en los Facebook y grupos de Whatsapp de todo bicho viviente en los últimos dos meses:









Si os fijáis, estos anuncios recurren a valores como la solidaridad, el compartir, las buenas relaciones, los lazos entre personas del barrio, el sentido del humor, prestarse apoyo en los momentos de tristeza, pasar tiempo con los niños... ; y a ideas como "los mejores regalos no son materiales", "lo bonito no es ganar mucho dinero, sino hacer felices a los que te rodean", "poder estar con los hijos es más importante que poder comprarles muchas cosas", "lo importante son las cosas sencillas del día a día y no las grandes cosas que se pueden comprar con dinero". ¿Qué hace la industria usando estas ideas? ¿No van contra sus objetivos de vender y hacernos necesitar más y más cosas? Antes de la crisis usaban otros mensajes e ideas. Echemos la vita atrás y veamos los anuncios de las mismas empresas antes de la crisis:








¿Diferentes, verdad? Pues si ha habido este cambio de estrategia, para mí no cabe duda de que se han dado cuenta de que esos otros valores y mensajes empiezan a estar en nosotros (o han tomado más fuerza). Y creo que esto es una espléndida noticia (para nosotr@s, no para la sociedad de consumo, a la que al final puede que el tiro publicitario termine saliéndole por la culata).

En resumen, "la crisis" abre un camino a construir una nueva forma de estar en el mundo para la sociedad. Las crisis traen "letra pequeña", de la que sólo somos conscientes si ponemos atención. Nuestras crisis personales nos ponen en la tesitura de ese "decidir" sobre nuevos caminos posibles una vez que nos damos cuenta de que el que estamos andando ha quedado obsoleto. 

¿Te animas a leer la letra pequeña en tus crisis personales? ¿Cuáles son los mensajes de las campañas de publicidad de tu vida? O dicho de otra forma: ¿cuáles son ahora mismo los valores y mensajes que están tomando fuerza en tu vida?

  

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