tag:blogger.com,1999:blog-67365630285430778072024-03-06T10:02:03.565+01:00ÁgapeUn blog de Virginia NúñezVirginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.comBlogger25125tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-70005780578699603692022-07-08T11:53:00.006+02:002022-07-11T22:35:10.773+02:00El poder del lado oscuro (o cómo mejorar la calidad de nuestro sueño)<p style="text-align: justify;">¿Miras por encima del hombro al ficus que tienes en el salón, desde tu atalaya de ser humano con pulgar prensil y corteza prefrontal? Pues hoy vengo a ponerte en tu sitio, porque en realidad tenéis en común más de lo que puedas imaginar. Hay algo que es vital para que los dos podáis funcionar y vivir... "Un, dos, tres, responda otra vez". Pues no, no me refiero al agua. Esa era la respuesta fácil. Y, sí, tanto el ficus como tú necesitáis agua, pero hay algo más que es vital para su vida y cada vez vamos descubriendo más sobre cómo influye en la nuestra. ¡Efectivamente! La luz solar.</p><p style="text-align: justify;">No te voy a invitar en este post a aprender a hacer la fotosíntesis (aunque no te digo yo que en un futuro distópico que cada vez se asemeja menos a ficción tengamos que acabar haciéndonos implantes de clorofila para tener algo que comer...). No, es mucho más sencillo que eso. Te propongo descubrir <b>cómo influye la luz en nuestro organismo</b> y aprender unas nociones básicas para que nos ayude a remar hacia una mayor salud mental propia (o de nuestros pacientes, si es que eres terapeuta).</p><p style="text-align: justify;">Para entender de qué va todo esto os tengo que presentar a unas nuevas amigas que se han unido recientemente a esa pareja de c<span style="font-family: inherit;">élulas</span> fotorreceptoras del ojo que todos estudiamos en ciencias naturales cuando éramos pequeños: los conos y los bastones. El tercer tipo de célula, descubierto hace relativamente poco, se llama <span style="font-family: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit;"><b>célula ganglionar retiniana intrínsecamente fotosensible (ipRGC)</b>. </span>Todas estas células tienen en común ser receptores de luz. Los conos nos permiten la visión en color; los bastones, la visión en blanco y negro. ¿Y las <span style="font-family: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit;">ipRGC? Las ipRGC sintetizan </span>melanopsina, una sustancia que detecta la luz azul, que es aquella cuya longitud de onda está<span style="background-color: white; caret-color: rgb(32, 33, 36); color: #202124; font-family: inherit; font-size: 16px;"> </span><span style="background-color: white;"><span style="color: #202124;"><span style="font-family: inherit;">entre los 380 nm y los 475 nm aproximadamente. Y, ¡qué </span>casualidad!, e<span style="font-family: inherit;">l sol emite luz en esta longitud de onda. O sea, que<b> tenemos unas células en el ojo con la misión de detectar la luz azul</b>; es decir, para detectar la presencia (o ausencia) de luz solar. Como ya habréis sospechado, no es tal casualidad. ¿Cuál será su función? Hace miles de años, cuando iPhone aún no había llegado a nuestra existencia como seres humanos y nuestra vida estaba un </span>pelín menos desnaturalizada<span style="font-family: inherit;">, era el sol el que nos servía como despertador. La presencia de la luz solar del amanecer avisaba a nuestros antepasados de que el día había comenzado y les ponía en marcha. Por el contrario, cuando la luz del sol desaparecía no había mucho más que hacer por razones obvias, y el hombre de Neanderthal y el de Cromagnon se iban pronto a dormir. Y es que aquí viene otra de las grandes protagonistas de este asunto: la </span></span></span><span style="color: #202124;"><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36);">melatonina.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #202124;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #202124;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #202124;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgJ37_s2dTOkWPV2zNO5IeYxpBNQ0TGH6dUU7AlZLsbJynmU4GDUc2dvqhpqZqHC5hLzVCfIUMNhMKt6JxeB_yODNzjKfM6FE21wwFF6Z_tKYMX1IMcHhWiDHbZykGu2YcA5j1Im7Q6gYcy931rHDsgOIHxtMq5V6fnYNusid6n4YaDcOWET-mbl6wGA/s1204/Captura%20de%20pantalla%202022-07-08%20a%20las%2012.01.18.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="1204" height="315" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgJ37_s2dTOkWPV2zNO5IeYxpBNQ0TGH6dUU7AlZLsbJynmU4GDUc2dvqhpqZqHC5hLzVCfIUMNhMKt6JxeB_yODNzjKfM6FE21wwFF6Z_tKYMX1IMcHhWiDHbZykGu2YcA5j1Im7Q6gYcy931rHDsgOIHxtMq5V6fnYNusid6n4YaDcOWET-mbl6wGA/w474-h315/Captura%20de%20pantalla%202022-07-08%20a%20las%2012.01.18.png" width="474" /></a></span></div><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #202124;"><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36);"><br /></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #202124;"><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36);">La melatonina se ha hecho famosa en los últimos años como producto que se compra en farmacias y herbolarios sin receta médica como remedio natural para dormir. Y es que la melatonina es una hormona que es una de las sustancias protagonistas de la complicada tarea de conseguir que un ser humano duerma (la otra gran protagonista es la adenosina, a la que ya le dedicaremos otro post). Y aquí viene el quid de la cuestión: es la oscuridad (la falta de luz solar) la que estimula la secreción de melatonina. O, dicho de otra forma, cuando nuestras células retinianas fotosensibles no detectan la presencia de luz azul empieza la fiesta de la melatonina. Del mismo modo, si cuando estamos durmiendo nuestro ojo detecta la presencia de luz azul (y lo hace a través de los párpados cerrados incluso), se corta el grifo de la melatonina y despertamos. De todo esto ya podemos sacar una conclusión práctica: <b>la importancia de dormir en completa oscuridad</b> (y cuando digo completa es completa, que no puedas ver la palma de tu mano si la pones delante de tu cara) para que el sueño tenga la calidad necesaria para que pueda obrar los prodigios de reparación del cerebro y resto del organismo para los cuales existe.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36);"><span style="color: #202124;">Pero resulta que, por vivir en la era que vivimos, tener un dormitorio en completa oscuridad es condición necesaria, pero no suficiente para honrar y permitir hacer sus funciones a nuestra melatonina. Y es que, a diferencia de la era de las cavernas, el ser humano del siglo XX incorporó la luz eléctrica (con todas sus bondades) a su día a día; y el del s.XXI ha incorporado además sofisticados aparatos electrónicos a los que mira directamente varias horas al día... y varias horas a la noche. La luz eléctrica, la televisión, la tablet, el móvil... todos estos dispositivos que tanto nos facilitan la vida (al menos en teoría y bien usados), son una fuente excelsa de cargamentos de luz azul. Luz azul que impacta en nuestras retinas y le comunica a nuestras células retinianas fotosensibles que es de día (ya sean las dos de la tarde o las once de la noche), y que corte el grifo de la melatonina.</span> <span style="color: #444444;"><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28724246/" target="_blank">Esto nos permite entender por qué los dispositivos electrónicos y la luz eléctrica son factores que contribuyen a muchos de los insomnios (y a otros problemas de salud: cardiovascular, obesidad...) que aquejan a la población mundial actualmente</a>. </span></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #202124;"><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36);">¿Qué hacemos entonces? ¿Volvemos a las cavernas? Por suerte, en muchas ocasiones el ser humano va encontrando soluciones tecnológicas para los desaguisados que crean sus propios avances tecnológicos. En el caso de la luz azul, la solución es tan ingeniosa como sencilla. ¿Qué pasaría si consiguiéramos diseñar unas gafas que permitieran bloquear la longitud de onda de la luz azul? Voila! <b>Sería como crear un estado de oscuridad virtual que engañara (piadosamente) a las células fotosensibles de nuestra retina y les dijera que es de noche aunque estemos rodeados de luz.</b> Estas gafas existen, y, sorpresivamente, se pueden encontrar además a un precio más que asequible. Ojo, porque no todas las gafas que se venden como "con bloqueo de luz azul" son igual de efectivas. Aquí viene la mala noticia: las que son efectivas de verdad tienen la antiestética característica de tener cristales de color ámbar. Si eres muy fan de Cíclope, el de los X-Men, quizás no sea un problema para ti; pero si eres de los que les gusta sentirse glamouroso incluso para estar por casa igual tu proceso de reflexión para animarte a probarlas va a ser un poco más largo. Las que venden en muchas ópticas asegurando el consabido bloqueo, pero con cristales transparentes bloquean sólo el 50% de la luz azul, cuando los ensayos clínicos nos dicen que el bloqueo necesario para ser eficaces para ayudar a prevenir o tratar el insomnio debe estar en el rango del 90%. Os dejo aquí el enlace a las gafas que se utilizaron en los ensayos clínicos originales (por temporadas hay problemas de stock, pero estad atentos, que las suelen reponer) y que permiten ponérselas encima de las gafas "de ver".</span></span></p><p style="text-align: justify;">https://www.amazon.es/dp/B003OBZ64M/?coliid=I3FHB6MLATHQMU&colid=QMXU8LP4337G&psc=1&ref_=lv_ov_lig_dp_it<span style="caret-color: rgb(32, 33, 36); color: #202124;"> </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36); color: #202124;">Si tenéis la suerte de no ser gafotas, podéis optar a algún modelo un poco más estético, como éste por ejemplo:</span></p><p style="text-align: justify;">https://www.amazon.es/gp/product/B088KPRMNT/ref=ppx_yo_dt_b_asin_title_o09_s00?ie=UTF8&psc=1</p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #202124;">No tengo yo especial interés en hacer apología de la compra en Amazon, que todos sabemos que no es ni lo más sostenible ni lo más socialmente responsable, pero después de mucho mirar no me ha sido fácil encontrar otros lugares donde acceder fácilmente a estos dos productos.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #202124;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmLAwa4YtKt7PsHC9PXljHCgeRS7AGeJSfW3985NyziAjJqLzqLn-EO9v-39iWEPGC_vlipKkw3wHNsTYSjDwzWQd3eeXhXWQ1wLa89iZhgdgiUPoG1QrVtSvn8I1sHUdg6j0sbBv_rwne88jWQCLeH3D4Nd_BYd-ymofserHzljg-af1gg-wiHLJ6Jg/s2002/Captura%20de%20pantalla%202022-07-08%20a%20las%2011.50.21.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1152" data-original-width="2002" height="184" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmLAwa4YtKt7PsHC9PXljHCgeRS7AGeJSfW3985NyziAjJqLzqLn-EO9v-39iWEPGC_vlipKkw3wHNsTYSjDwzWQd3eeXhXWQ1wLa89iZhgdgiUPoG1QrVtSvn8I1sHUdg6j0sbBv_rwne88jWQCLeH3D4Nd_BYd-ymofserHzljg-af1gg-wiHLJ6Jg/s320/Captura%20de%20pantalla%202022-07-08%20a%20las%2011.50.21.png" width="320" /></a></div><br /><span style="color: #202124;"><br /></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36); color: #202124;">¿Y cuándo ponerse las gafas? Pues según los estudios, <b>en la prevención o tratamiento del insomnio basta con ponérselas dos horas antes de la hora de irse a dormir,</b> para que la melatonina se vaya segregando a sus anchas. Si un día no llegas a tiempo o te olvidas, aunque te las pongas tan sólo 30 minutos antes ya van a tener algún beneficio. Y es importante que no te las quites hasta que estés ya metido en la cama y en completa oscuridad (y que si te levantas al baño por la noche te las pongas, que la melatonina es muy delicada ella). Y, obviamente, de nada sirve que te pongas las gafas si luego duermes con la luz o la televisión encendida en el dormitorio o no tienes unas buenas persianas (como suele pasar en muchos países de Eutopa. Ojo, que las persianas deberían pasar a considerarse una medida de salud pública). En su defecto, un antifaz mientras duermes puede hacer las veces. En el caso de que te niegues rotundamente a llevar gafas de X-Men por tu casa, también puedes optar por cambiar las bombillas por unas que no emitan luz azul, que haberlas haylas. Pero ojo, como ya contaré en otros post, así como dos horas antes de dormir nos viene bien suprimir la luz azul, suprimirla durante el día puede ser perjudicial. Así que no emocionarse y ponerse las gafas todo el día o estar todo el día encerrados en casa o en la oficina con bombillas que no emitan luz azul, que podemos acabar truncando nuestro ritmo circadiano y/o autogenerándonos una depresión por falta de luz brillante diurna. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #202124;"><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36);">Para que os hagáis una idea de la potencia de estas "gafitas", <b>han demostrado también beneficios en trastornos depresivos y en la fase maníaca del trastorno bipolar (trastornos ambos en los cuales cada vez sabemos más acerca de cuánto influyen los ritmos circadianos)</b>, reduciendo incluso los días de ingreso hospitalario. Así que esta tonteriíta que cuesta entre 10 y 40 euros y tiene larga durabilidad resulta que tiene el potencial de ser una herramienta más que útil para cuidar nuestra salud mental. ¿Por qué será que no hay grandes campañas publicitarias y que no están disponibles en todas las plantas de ingreso de Psiquiatría? ¿Tendrá algo que ver que son de bajo coste y no son fungibles, por lo cual no interesan mucho a la industria farmacéutica?</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #202124;"><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36);">En resumen: a ti, que te gusta ver la tele por la noche; a ti, que tomas melatonina en pastillas o en líquido para dormir; a ti, que te cuesta conciliar o mantener el sueño; a ti, que tomas antidepresivos; a ti, que por lo que sea te gusta encender la luz eléctrica por la noche; a ti, que te ha tocado vivir en el siglo XXI con sus luces (azules) y sus (pocas) sombras. A ti, que me preguntas, "¿cómo mejorar la calidad de mi sueño y mejorar mi estado de ánimo?", clavando en mi pupila tu pupila cargada de luz azul; yo te digo, señalando a mis gafas ámbar: deja a un lado el glamour y vente al lado oscuro por unas horas. Verás como a la mañana siguiente (tras unas semanas de uso) la fuerza te acompaña.</span></span></p>Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-37329485528883660502022-05-31T12:59:00.004+02:002022-05-31T13:11:42.599+02:00Arándanos, amaneceres y otras medicinas para los afectos<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;">Una de las muchas cosas que hace que en mi trabajo clínico me encaje la perspectiva humanista es que uno de sus principios me permite mantener en armonía dos facetas propias que, desde que me decidí a ser psiquiatra, me di cuenta que el mundo se empeña en demasiado numerosas ocasiones en mantener disociadas, e incluso enfrentadas: el mundo de lo biológico y el de lo psicosocial. Esto fue una sorpresa para mí, viniendo de ser previamente médico de familia, porque en esa otra especialidad tenemos claro que lo biológico, lo psicológico y lo social están en la realidad profundamente entretejidos. Una de las características fundantes de la perspectiva humanista tiene que ver con la visión holística, integradora, el tener en cuenta al organismo como una unidad cuerpo-mente. </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;">Es posible que cuando decimos “holístico” nos vengan a la cabeza establecimientos llenos de incienso y retiros donde se sirven comidas impronunciables; pero mucho más allá de eso, “holístico” está etimológicamente formada por raíces griegas y significa "relativo al todo, no solo a parte del problema o cuestión”. ¿Y esto qué es en Salud Mental? Es abrazar las varias facetas de los que son factores causantes, precipitantes o consecuencias de los problemas de salud mental. Y también de sus soluciones. Esto es, su parte biológica, su parte psicológica y su parte social. </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;">Se podría hablar largo tendido del modelo biopsicosocial en la salud en general y la salud mental en particular. Pero hoy lo que vengo es a presentar un aspecto relativamente novedoso en el tratamiento de los problemas graves de la esfera afectiva. Se trata de una nueva perspectiva que está surgiendo, y que se cuela por entre esos puentes que se tienden entre lo biológico y lo psicosocial. Cuando hablamos de tratamientos biológicos para el trastorno mental grave, lo primero que nos viene a la cabeza son blísters llenos de pastillas, o aparatajes de algún tipo. Pero este enfoque que vengo a presentar hoy es mucho más discreto en su presentación, y sin embargo no tiene nada que envidiar al pastilleo en su fidelidad a la evidencia científica. Tiene muchos menos efectos secundarios y resulta mucho más orgánico que esas otras cosas con las que ayudamos a nuestro organismo, pero que, sin desdecir ninguna de sus bondades (Dios me libre de renegar de la medicación para los casos que la necesitan), resultan bastante más amigables. Me estoy refiriendo a un enfoque que trae a la palestra cambios en el estilo de vida para mejorar la salud mental.</p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;">A todos nos suena aquello de que “somos lo que comemos”, pero quizás no tenemos tan claro que la evidencia científica tiene ya bien identificados los alimentos que son de ayuda para cuidar nuestra salud mental. Todo el mundo empieza a tener entre su lista de aplicaciones del móvil una que bloquea la luz azul, pero quizás no todo el mundo sepa que a los pacientes con trastorno bipolar en fase maníaca se les puede ayudar a acortar su estancia hospitalaria e incluso evitar que acaben en el hospital proporcionándoles determinadas gafas; quizás todo el mundo haya oído aquello de que “a quien madruga Dios le ayuda”, pero mucha menos gente sabe el fundamento científico que hay detrás de esta frase; y quizás aún vibras con la canción del verano pasado, pero no tienes claro qué puede aportarle una determinada lista de Spotify a una persona con depresión grave. </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9fKoyxKoB7qQp5wMQMULwFBHVZqXd6WEN6vpkQPmh6I0WmUpd_mbu0Ua_F2RO1c8uveDCnc3n2vh5jYmDCuqMOPqyegrSXDtyUip7Txtl3_5rc67TlF8bx4SjJ4EwTbscvwJFqIOpYRFkuipAZDKMghpV4-aNCR_njqEld3VNyc5oM1OKprSst49sTA/s1208/Captura%20de%20pantalla%202022-05-31%20a%20las%2012.55.17.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="810" data-original-width="1208" height="299" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9fKoyxKoB7qQp5wMQMULwFBHVZqXd6WEN6vpkQPmh6I0WmUpd_mbu0Ua_F2RO1c8uveDCnc3n2vh5jYmDCuqMOPqyegrSXDtyUip7Txtl3_5rc67TlF8bx4SjJ4EwTbscvwJFqIOpYRFkuipAZDKMghpV4-aNCR_njqEld3VNyc5oM1OKprSst49sTA/w446-h299/Captura%20de%20pantalla%202022-05-31%20a%20las%2012.55.17.png" width="446" /></a></div><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;">Un fantástico libro que he descubierto recientemente, escrito por el Dr. Chris Aiken, a quien adoro profesionalmente sin conocerle más que por sus magníficos podcast, artículos y libros, y que es experto en trastornos afectivos, se dedica a desgranar punto por punto todas estas estrategias de estilo de vida que tienen evidencia científica de calidad para tratar y prevenir las recaídas de los trastornos afectivos. ¿Su título? No está traducido al castellano, pero si lo estuviera sería: <a href="https://catalog.pesi.com/item/57387/?_gl=1*1w53cyi*_ga*NzQ1OTMzNjQxLjE2NTM5OTQwNDM.*_ga_JGEX25L44L*MTY1Mzk5NDA0My4xLjEuMTY1Mzk5NDA0OS41NA..&_ga=2.113126404.1046145617.1653994043-745933641.1653994043" target="_blank">“El libro de actividades de la depresión y el trastorno bipolar: 30 maneras de levantar tu ánimo y fortalecer el cerebro”</a>. Está concebido como un libro para profesionales y proporciona información y materiales para trabajar de forma práctica con los pacientes. </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;">Mi impresión tras conocer este enfoque es que ya no se trata sólo de recetar pastillas o hablar de temas profundos y conflictos psíquicos (que ambas cosas tienen su muy merecido lugar y deben seguir teniéndolo para que el tratamiento sea realmente integral). Con este enfoque llegan “refuerzos” en esta batalla por mantener la mente a flote. Y, aún más, toda esta nueva perspectiva no sólo tiene un enfoque de tratamiento, sino también preventivo. Y no sólo para las personas con enfermedad mental, sino que, en línea con la visión dimensional de la enfermedad mental, reflexionar y hacer cambios en todos estos hábitos de vida nos viene bien al común de los mortales. </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;">Y todo este preámbulo es para anunciar que en próximos post de este blog tengo intención de ir desgranando poco a poco cada uno de estos hábitos que pueden ayudar a mejorar o mantener la salud mental. Hablaremos de música, de té, de luz azul, de amaneceres, de despertadores peculiares, de gafas y de frutas del bosque entre otras cosas. Y así, la biología se encarnará, se meterá en nuestro día a día, y nuestro día a día se meterá en la biología. Y llegarán nuevos refuerzos para complementar lo que ya teníamos para ayudar a nuestros pacientes y a nosotros mismos. Y seremos un poquito revolucionarios y antisistema, porque lo haremos sin aumentar la dependencia de la industria farmacéutica, incluso idealmente contribuiremos a reducirla. Y al mismo tiempo estaremos ayudando a que los fármacos que prescribimos o tomamos y la psicoterapia que tanto valoramos funcionen mejor. Y los profesionales veremos a nuestros pacientes de una forma aún más integral. Y unos y otros entenderemos por fin qué es eso de que somos lo que comemos y que a quien madruga Dios le ayuda. </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: times;"><i>Puedes escuchar este post en formato podcast en <a href="https://www.ivoox.com/caja-herramientas-02-arandanos-amaneceres-otras-audios-mp3_rf_86215523_1.html">Ivoox</a> o <a href="https://open.spotify.com/episode/2cscLJObp1NwzoI78xmypG">Spotify</a>.</i></span></p>Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-67235014281841334232021-11-28T13:30:00.003+01:002021-11-28T13:56:17.370+01:00Brindo por tu locura (sobre "Por si las voces vuelven", de Ángel Martín)<p style="text-align: left;">Ayer por la noche, ya a altas horas, terminé <b>el libro de Ángel Martín, <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-por-si-las-voces-vuelven/338928" target="_blank">"Por si las voces vuelven"</a></b>. Yo, que tengo dificultad para encontrar tiempos para sentarme tranquilamente a leer (debería hacérmelo mirar, lo sé), me lo he bebido en menos de una semana. Si miras las reseñas en Amazon, verás que no soy la única a la que le ha pasado. Y no sólo es que me haya atrapado mientras leía, sino que me he sorprendido pensando en muchas de las cosas que cuenta y sobre las que reflexiona en el libro incluso fuera de esos tiempos de lectura. Sospecho que era parte de lo que Ángel pretendía, así que, enhorabuena, tío. Y como es de esos libros que deja una huella, y que de alguna forma quisieras regalarlo mucho y que lo leyera mucha gente porque intuyes que tiene mucho que aportar, he pensado que en lugar de dejar una reseña en Amazon, le voy a dedicar un post, que así me explayo a mis anchas. Porque por alguna razón siento muchas ganas de hablar de ello.</p><p style="text-align: left;"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGxpMP9DwSqkvdjEID7XLyTkU2IMMvCxN2Geme7RR_8FUN0bKEBouehzqkus7InSoNtQSxaO2LpYLp3uwBQSWwDJVhJz-gKA5UygGLYFIV5PXhV9DSuyTyvgYKUajoutNUolmqjvBkruRl/s277/Unknown.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="277" data-original-width="182" height="277" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGxpMP9DwSqkvdjEID7XLyTkU2IMMvCxN2Geme7RR_8FUN0bKEBouehzqkus7InSoNtQSxaO2LpYLp3uwBQSWwDJVhJz-gKA5UygGLYFIV5PXhV9DSuyTyvgYKUajoutNUolmqjvBkruRl/s0/Unknown.jpg" width="182" /></a></div><p style="text-align: left;"><br /></p><p style="text-align: left;">No hago ningún spoiler si cuento que el libro va de las vivencias de Ángel cuando se volvió "loco" hace unos años, porque es lo que él mismo pone en la contraportada. Y, de hecho, <b>me atrevo a usar la palabra "loco" porque él la usa más de cien veces en el libro, mandando a tomar viento el estigma de una de las maneras más bonitas y maduras del mundo: desnudándola de connotaciones peyorativas.</b> Y eso es algo que sólo puede hacer alguien que pertenece al grupo de personas que han pasado por ese estado; algo que, como si dijéramos, sólo se puede hacer desde dentro. Para ello, eso sí, tienes que tener tus cimientos muy bien puestos, porque quizás el peor estigma es el que uno se carga sobre sí mismo. Creo que al repetir una y otra vez frases como "cuando te vuelves loco...", "mientras estuve loco..." o "lo bueno de la locura...", Ángel va vaciando poquito a poquito esa palabra de las toneladas de matices estigmatizantes acumulados durante siglos. <b>Al final del libro (ole tu magia, Ángel) acabas mirando a "los locos" con cierta envidia. Bravo.</b></p><p style="text-align: left;">Y es que Ángel cuenta su experiencia con pelos y señales (igual se ha guardado cosas para sí mismo, pero cuenta muchas, muchísimas). Como psiquiatra que soy, lógicamente no me resulta ajeno lo que cuenta sobre sus síntomas. Somos de los pocos profesionales que tenemos el privilegio de asomarnos a lugares tan íntimos de las personas como son sus pensamientos, sus sentimientos, sus esperanzas y los fenómenos "curiosos" que suceden en la mente cuando el estrés de cualquier tipo (químico, psicológico o social) la pone a más revoluciones de la cuenta. Cuando te empiezas a formar com profesional de la salud mental, alucinas (valga la paradoja) cuando vas descubriendo lo que puede hacer la cabeza en este estado. A mí, personalmente, tener delante a diario a personas que pasan por estas experiencias me dejaba y me deja con una doble sensación: por un lado, me encoge el corazón por el sufrimiento que en la inmensa mayoría de los casos llevan asociadas; por otro, me sale algo así como una reverencia ante los mecanismos tan sofisticados que es capaz de utilizar la mente para lidiar con el estrés (que al final es lo que está haciendo cuando desarrolla síntomas). <b>Entender que los síntomas mentales tienen un sentido, y que la cabeza de alguna forma sabe lo que se hace, y entre lo malo y lo menos malo elige los menos malo, fue un hito en mi formación como psiquiatra.</b> Esa parte de mí, la profesional que ama su profesión desde esta doble vertiente, ha disfrutado de lo lindo leyendo a Ángel, porque a Ángel le pasa algo que no siempre sucede en estos casos: recuerda con minucioso detalle todo lo que le pasó durante este tiempo, todo lo que pensaba, sentía y hacía. Y nos lo cuenta como quien cuenta un viaje asombroso, anécdota por anécdota, enseñándonos todas las fotos. <b>En mi opinión este libro debería ser de obligada lectura para todo MIR de primer año de psiquiatría. </b></p><p style="text-align: left;">Pero ese, siendo ya un plano tremendamente profundo, es el plano más superficial del libro. Es el plano que te despierta la curiosidad y te invita a ponerte unas gafas de realidad virtual para vivir una experiencia que, si no has pasado por un estado psicótico, nunca has vivido. Y, repito, es un plano maravillosamente narrado, porque desde su recordar cada detalle y desde su capacidad para entender ahora lo que estaba pasando entonces, Ángel logra transmitirnos la incontestable coherencia interna que tiene cada cosa de las que pasa en la cabeza de una persona en estado psicótico. Y, al acercarnos a ese sentido del aparente sinsentido, me huelo que barre la tremenda parte del estigma que viene del miedo a lo desconocido o a lo que no se logra entender. <b>Me la juego a que la gente que haya leído este libro la próxima vez que vea a alguien hablando solo por la calle</b> (sin manos libres, que hoy en día si ves a alguien hablando solo hay que mirarle atentamente las orejas) <b>en lugar de miedo sentirá ternura y compasión (com-pasión= sentir con, muy relacionado con la empatía, en absoluto con la lástima). </b>Sentirá ganas de decirle: "me hago cargo de la movida por la que debes de estar pasando y te deseo lo mejor. ¿Puedo ayudarte en algo?". </p><p style="text-align: left;">Pero, repito, hay un plano aún más profundo en el libro; y es el que tiene que ver con la forma en la que Ángel ha sido capaz de convertir la experiencia más crítica de su vida en una oportunidad de crecimiento. <b>Si se vendiera en frascos, sería "Eau de <span style="color: #202124; font-family: inherit;"><span style="caret-color: rgb(32, 33, 36); white-space: pre-wrap;">Résilience", y qué bueno sería que lo </span></span></b><span style="color: #202124;"><span style="white-space: pre-wrap;"><b>petara en ventas estas navidades como perfume para regalar, porque falta nos hace con la que está cayendo. </b>Más allá de sus síntomas, narrados con un humor y una ternura que te hacen reír a carcajadas y conmoverte a partes casi iguales, Ángel comparte la reflexión que ha hecho sobre todo esto que le ha pasado; y contemplamos con una sonrisa esperanzada (la esperanza de que es posible hacer algo así, también para cada uno de nosotros) cómo no se ha limitado a pasar por ello de puntillas y cuanto antes, sino que ha visto en todo ello una forma de replantearse la vida para construir una que de verdad valga la pena. Desde mis gafas humanistas diría que Ángel<b> ha sabido ver en la locura la oportunidad para recontactar con lo más genuino de sí mismo y darle espacio de entonces en adelante. No sé si hay algo más importante en la vida... </b>Y tiene la generosidad de compartir las claves que él ha descubierto (esta vez de verdad de la buena, en ese plano "real" que todos compartimos) para descifrar la vida. <b>Ahí es cuando empiezas a sentir envidia, y cuando te das cuenta de que el libro tiene mucho sobre ti y para ti aunque no hayas estado "loca o loco". Del síntoma al sentido de la vida. Ahí es nada.</b> Repito: este libro debería ser de obligada lectura para todo MIR de primer año de psiquiatría (para que seamos conscientes de la envergadura de lo que acompañamos)... y de la vecina o vecino del quinto que tod@s somos, que igual tras leerlo sentimos que hay un poco más de luz respecto a por dónde buscar eso que no acabamos de encontrar. Mensaje humanista a tope; colorido, optimista y esperanzador. Lo dicho: lo voy a regalar mucho.</span></span></p><p style="text-align: left;"><span style="color: #202124;"><span style="white-space: pre-wrap;">Para terminar os diré que he estado navegando por estos dos planos (el de la fascinación con el cerebro y la fascinación con la resiliencia) durante toda la lectura. Como Ángel lo cuenta con tanto detalle, casi podría hacer un informe clínico detallado, de esos llenos de términos rimbombantes y diagnósticos que usamos los psiquiatras para comunicarnos entre nosotros y con otros profesionales sobre las movidas que le pasan a la gente en la cabeza. Pero me quedo con otro diagnóstico: Ángel es un tipo al que no conozco personalmente, pero que ya me empezó a caer muy bien cuando me enganché hace un año a su <a href="https://www.youtube.com/watch?v=awAgR0PXuhs&list=PLtk0IJ09y34XS044BgNOsFvd8FD4mPYQY" target="_blank">Informativo Matinal Exprés</a>. Después de que me/nos regale este relato me huelo más cosas: me huelo que Ángel es un tío muy listo, con<b> una dimensión de profundidad que está precisando como agua este momento histórico y con la generosidad de querer usar su posición mediática para generar algo que ponga algo de cordura en la verdadera locura que es la vida que nos hemos montado en esta era.</b> </span></span></p><p style="text-align: left;"><span style="color: #202124;"><span style="white-space: pre-wrap;">Brindo por tu locura, Ángel. Gracias por compartirla y por hacerlo de esta forma. Como tú nos dices cada día al final de tu Informativo, aunque en el plano más concreto y superficial no nos conozcas de nada, "te quiero muchísimo. A seguir haciendo cosas". Por favor, sigue regalándonos tus cosas.</span></span></p>Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-20528739746657667202021-11-17T20:56:00.013+01:002021-11-18T11:46:42.658+01:00La anticipación os hará libres<p style="text-align: justify;"> <span style="text-align: justify;">Si, como todos sabemos, la medicina se roza con la ética continuamente, </span><b style="text-align: justify;">lo de la psiquiatría y la ética es más bien como ser hermanas siamesas y estar irremediablemente condenadas a tener que aprender a llevarse bien.</b><span style="text-align: justify;"> Mala fama han tenido siempre sus relaciones, observadas siempre por la ventana del patio de vecinas social, señalando en los corrillos de vecindario cómo tras los cristales de la vivienda de esta pareja de hermanas se ven escenas muy muy difíciles de explicar. Paradójico también, porque ese mismo vecindario social que se agolpa en corrillos es el que desde hace siglos viene dando a los médicos primero y a los psiquiatras más tarde, cuando aparecieron hace tan sólo un par de siglos, </span><b style="text-align: justify;">el mandato social de gestionar la locura de forma que no molestara demasiado a la mayoritaria parte de la población</b><span style="text-align: justify;"> que no se sale de lo esperado para su tiempo y su contexto cultural (como más detallada y acertadamente describe el doctor Alberto Fernández-Liria en su libro </span><a href="https://www.edesclee.com/colecciones/a-los-cuatro-vientos/locura-de-la-psiquiatria" style="text-align: justify;" target="_blank">"Locura de la Psiquiatría"</a><span style="text-align: justify;">).</span></p><p style="text-align: justify;">Así, los psiquiatras nos encontramos tomando casi a diario (según el contexto en el que trabajemos: más frecuentemente en el contexto hospitalario; menos en el ambulatorio) decisiones difíciles de digerir para cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad. La sociedad, al hacernos ese encargo de gestionar lo que se sale de la norma social, nos otorga grandes poderes sobre la libertad de los que en un momento dado tienen comprometida la capacidad para valorar las consecuencias de sus actos. Así, se nos otorga poder para internar involuntariamente a los pacientes, argumentar a favor o en contra de su capacidad para tomar decisiones acerca de su salud o la gestión de su dinero, o para coartar su movilidad física cuando juzguemos que que nadie lo haga puede poner en grave peligro la integridad del enfermo o la de terceros. No faltarán, como en cualquier profesión, personas que gocen de poseer este poder, ni personas que abusen de él; pero, hablando desde mi experiencia, creo que la gran mayoría vivimos esta parte de nuestro trabajo como una gran faena (por no usar otra palabra), algo que va en el pack de esta profesión y de lo que no podemos zafarnos para vivir solamente esas partes más luminosas de la misma en las que nos parecemos menos a un juez o a un policía y más a ese sanador compasivo (en el mejor sentido de la palabra compasivo) que es el médico o el terapeuta en el imaginario colectivo. <b>Como sabiamente dijo el tío de Spiderman, "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". En este caso, una responsabilidad a largos ratos abrumadora. </b></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGKioQJJB89nKaLg8lX3cxQDP6c9CKsSliWnnF4swDIWfEbsRp5F1PhzgHZT7byEpVEYyrh-icgR984-2wn7Ar05-8Aefh0Iy-90kZ5CVH7xIZChuPzjoG9hvHSOqXWLGr8AGAfQs5VqtS/s1136/Gran+poder.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1136" data-original-width="640" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGKioQJJB89nKaLg8lX3cxQDP6c9CKsSliWnnF4swDIWfEbsRp5F1PhzgHZT7byEpVEYyrh-icgR984-2wn7Ar05-8Aefh0Iy-90kZ5CVH7xIZChuPzjoG9hvHSOqXWLGr8AGAfQs5VqtS/s320/Gran+poder.jpg" width="180" /></a></div><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">Psiquiatras abrumados y pacientes confusos y violentados al ver que quienes les tienen que cuidar a veces emprenden acciones que hay que explicar mucho para que se entienda que tienen esa finalidad; ambos conflictuados ante el mensaje ambivalente de una sociedad que manda a la vez cuidar y restringir, que encarga un círculo cuadrado en el que hay que respetar y velar por el enfermo y sus intereses, pero sin que la sociedad tenga que arriesgar ni un ápice los suyos. <b>En este sindios de ética, terapéutica y debate sobre el derecho a la autodeterminación personal y la protección de la mayoría, llega un jinete que trae esperanza de que se pueda empezar a desfacer este entuerto. Con ustedes, las voluntades anticipadas en salud mental.</b></p><p style="text-align: justify;">¿Qué pasaría si esa persona cuyo estar en el mundo transita en ocasiones por estados de la conciencia en los que no puede tomar las buenas decisiones que toma en otros momentos de su vida tuviera la oportunidad de adelantarse a esos momentos de pérdida de lucidez y dejar escrito cómo quiere que se le ayude en esas ocasiones? Voila! Eureka! <b>¿No sería mucho menos traumática la vivencia de la actuación del sistema de cuidados si uno puede dejar dicho de antemano qué quiere y qué no quiere para sí en esos momentos?</b> Esto, que lleva ya muchos años en funcionamiento para las enfermedades somáticas (en España desde 2002 uno puede registrar sus voluntades anticipadas por si llegara un momento en el que hay que tomar decisiones críticas acerca de si aplicar o no procedimientos invasivos para mantenerlo a uno con vida), no termina de llegar para las cuestiones de salud mental. El proyecto de nueva ley de Salud Mental lo lleva entre sus propuestas, pero no sabemos si prosperará. ¿No facilitaría mucho las cosas que los pacientes pudieran decidir con antelación qué medidas de entre las disponibles quieren que se tomen si surge una próxima crisis grave en su problema de salud mental? ¿No se sentirían más autónomos los pacientes y más partícipes de su tratamiento si pudieran dejar dicho cómo están de acuerdo en que se les trate? ¿Y no se sentirían menos abrumados esos psiquiatras cuando aplican una medida difícil si meses antes hubiera habido una conversación reposada entre médico y paciente en la que pudieran valorar todas las opciones disponibles y decidir la mejor estrategia posible en situación de crisis? <b>Parece lógico, pero no termina de llegar. </b></p><p style="text-align: justify;">Conste que <b>no pretendo decir que sería algo sencillo.</b> Se requerirían conversaciones en las que habría que hablar largo y tendido del posible curso de la enfermedad, de las opciones disponibles, habría que profundizar en las preferencias y prioridades del paciente, habría que valorar cómo encajarlas dentro de lo que ofrece el sistema de cuidados, habría que trabajar en las incertidumbres y miedos de los terapeutas (que son las que a veces llevan a tender hacia las decisiones más restrictivas)... <b>Y todo esto conlleva algo que escasea en el sistema sanitario, porque encarece la atención: tiempo.</b> Un tiempo que, a cambio, redundaría en un mayor conocimiento de los pacientes de ciertos aspectos de sus problemas de salud mental y de los profesionales y la sociedad de las necesidades reales de quienes viven con ellas, en un espacio para expresar preferencias e inquietudes, en un mayor conocimiento de los profesionales y de la sociedad en general de lo que tiene sentido y lo que no para quienes viven en primera persona estos problemas, en un aumento de la autonomía del que sufre y en una sensación del terapeuta de que su lugar se coloca un poco más cerca del polo de ser persona que cuida. </p><p style="text-align: justify;">La decisión está en manos de la sociedad, esa que lleva siglos dando mandatos a los profesionales de la salud mental. <b>Ojalá, por fin, el mandato sea que la humanidad y la sensibilidad venzan al miedo. Hay mucho que ganar.</b></p><p><br /></p>Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-26332194286466996232017-06-03T11:33:00.001+02:002017-06-03T11:33:09.748+02:00Ser un Stark y no morir en el intento<div style="text-align: justify;">
Las relaciones humanas son algo tan inherente a la vida como difícil de entender en profundidad. Todos formamos parte de diferentes grupos que forman algo así como nuestro "contexto humano".<b> Es imposible entendernos como seres aislados. Nuestra historia es una historia "en relación con", con toda la riqueza y complejidad que la interacción supone:</b></div>
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<br /></div>
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="240" mozallowfullscreen="" src="https://player.vimeo.com/video/214413623" webkitallowfullscreen="" width="426"></iframe><br />
<a href="https://vimeo.com/214413623">I think I love you</a> from <a href="https://vimeo.com/user25271547">Xiya Lan</a> on <a href="https://vimeo.com/">Vimeo</a>.<br />
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Los grupos humanos a los que pertenecemos pueden ser tan pequeños como una pareja o tan grandes como la sociedad global. Y pertenecer a ellos marca, inevitablemente, quiénes somos.</div>
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Concebimos los grupos humanos como una entidad que existe por la confluencia de varias personas. Así, diríamos, por ejemplo, que una pareja es un grupo de dos; o que unos padres y sus dos hijos son un grupo de cuatro. Sin embargo, si nos ponemos unas gafas especiales que llamaremos "sistémicas", veremos que aquí las cuentas van de otra forma, y <b>que en todo grupo humano hay, aparte de los elementos individuales que lo forman, uno más: la relación</b>. ¿Y por qué considerar la relación como un elemento más? Porque, a poco que nos fijemos, veremos que es un elemento con vida propia, con características muy suyas en cada caso. No podemos definir a una pareja diciendo que es un grupo de dos sin más. Estaréis de acuerdo conmigo en que hay cierta diferencia entre estas dos parejas:</div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/iYi526FkcL4/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/iYi526FkcL4?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/tpN3S1aIWyM/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/tpN3S1aIWyM?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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Entender los mecanismos que hacen que la relación dentro de un grupo humano (y concretamente de una familia o una pareja, que son los grupos que más a mano tenemos todos) funcione bien o mal, puede ser algo tan difícil como resolver los jeroglíficos de las mismísimas pirámides egipcias. Volver a cauces razonables relaciones que se han desbordado absolutamente puede exigir un esfuerzo más que titánico. Y lo primero (entender) es necesario para llegar a lo segundo (reparar).</div>
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Al igual que en otros post os hablaba de que cuando somos más conscientes de algo referido a nuestra forma de ser o funcionar hemos dado el primer paso para (si queremos) cambiarlo, lo mismo sucede con los grupos a los que pertenecemos:<b> para cambiar una relación es de ayuda entender cómo está funcionando.</b> Una forma de poner un poco de luz que nos permita comprender mejor los sistemas de relaciones en los que estamos inmersos es considerarlos como compuestos por tres elementos: dinámicas, estructuras y narrativas.</div>
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-Las <b>dinámicas</b> son los <b>patrones de relación que se dan una y otra vez</b> en la misma. Si recorremos la discografía de Pimpinela y consideramos todos sus diálogos como partes de una sola relación de pareja ficticia, podríamos sacar algunas conclusiones sobre ciertos patrones de comportamiento que están presentes de una manera constante; por ejemplo, los bucles de reproches y justificaciones se repiten más que la cebolla (he buscado unas cinco canciones, y cuatro de ellas van de lo mismo). Podríamos decir que ésta es una de las dinámicas de esta supuesta pareja. Habrá muchas más, claro está: qué hacen uno y otro cuando se sienten celosos, qué papel desempeñan él y ella en el cuidado de los hijos, qué sucede si la familia de uno o de otro quiere opinar sobre algún aspecto de la vida de pareja y un infinito etcétera. </div>
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-La <b>estructura</b> sería como <b>la foto fija que deriva de que las dinámicas se repitan una y otra vez</b>. Sería algo así como plantearnos pintar un cuadro o hacer una escultura que represente la forma en que nos relacionamos en la pareja o en la familia. ¿Hay alguien en la pareja que ordena con el dedo en alto y otro que obedece? ¿Está toda la familia junta menos un miembro que está aislado en un rincón? ¿Hay pequeños grupos dentro de la familia? ¿Están estos grupos de espaldas unos a otros, o se miran?...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Por último, las <b>narrativas</b> son las historias que <b>explican lo que sucede en la familia</b>, tanto actualmente como lo que sucedihistóricamente. Desde siempre los seres humanos hemos utilizado historias para entender la realidad en la que vivimos:</div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/GBivmK43Vps/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/GBivmK43Vps?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span style="text-align: justify;">Los mitos cumplen la función
de explicarnos realidades que, por su complejidad, no alcanzamos a comprender.
¿Hay algo más complejo que nuestra propia vida o la vida de una familia/pareja. Es por
eso que, <b>como humanos, generamos narrativas (historias, al fin y al cabo) que
nos permiten entender de dónde venimos y explicarnos quiénes hemos llegado a
ser como persona o como familia. </b>Así, por ejemplo, podemos encontrarnos con una pareja que decidió
no tener hijos biológicos y adoptar uno.La historia en la que se inserta este
hecho (la narrativa) podría ser, por ejemplo, que se conocieron trabajando en
un entorno en el que había mucha pobreza y niños abandonados por sus padres, y
es por ello que decidieron que preferían ser unos buenos padres para niños como aquellos.<b>Las narrativas conectan un hecho con otros hechos de la vida, y le dan sentido.</b> <b>Sobre la base de las narrativas se van generando dinámicas, mandatos tácitos o explícitos,
roles asignados a unos y otros miembros de manera no explícita</b> (el que consuela
a otros, el que ayuda, el que cuida de la madre, el crítico, el que equilibra
el ambiente, el cabeza de familia...) incluso
una especie de "lemas de casa" a lo Juego de Tronos que rigen de
forma más o menos desapercibida la vida familiar.</span><br />
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<div class="MsoNormal">
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiK4Nlau3Ip-V4z53kx1Ot5F5pXua3ijTvy5CYGE2aXVgZEvewdKxWZAvEsn6dO_yIOS_I_ImpfTU7-wACTZ1YFFoQrY-wCjbLA1dWgd1hN7cIvTP838uC4sX1J-1w9UoDte_IFLqNGlybb/s1600/lemas-de-las-casas-610x340.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="340" data-original-width="610" height="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiK4Nlau3Ip-V4z53kx1Ot5F5pXua3ijTvy5CYGE2aXVgZEvewdKxWZAvEsn6dO_yIOS_I_ImpfTU7-wACTZ1YFFoQrY-wCjbLA1dWgd1hN7cIvTP838uC4sX1J-1w9UoDte_IFLqNGlybb/s320/lemas-de-las-casas-610x340.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US">En todas las familias se
van configurando con los años todos estos elementos que hacen que una familia
sea esa familia y no otra; porque <b>las narrativas influyen en las acciones</b> y, por tanto, en las dinámicas y estructuras familiares que configuran el sistema.</span></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US">Estas dinámicas y estructuras familiares están
diseñadas para mantener <b>la homeostasis en el sistema, es decir, para que la
inercia lleve por defecto a que las cosas continúen como siempre han estado.</b>
Eso explica lo difícil que es cambiar las dinámicas de funcionamiento de una
pareja o de una familia, incluso cuando todos los miembros saben que las cosas
no van bien, que algo no funciona. </span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Y una vez que sabemos todo esto, ¿para qué sirve a nivel prácitco? ¿qué podemos hacer? Cuando las cosas se van absolutamente de las manos en una pareja o una familia, con frecuencia tiene sentido contar con la ayuda de un terapeuta profesional. Sin embargo, conocer y tener en cuenta todos estos aspectos puede ser de utilidad para reconducir las cosas, e incluso para prevenir, para evitar que las cosas se enmarañen tanto como para llegar a ese punto de necesitar ayuda externa. </div>
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Para ello, algunas de estas cuestiones pueden resultarnos útiles: ¿qué dinámicas hay en mi vida de familia/pareja, cuáles son los temas recurrentes en nuestra "discografía"? ¿Cuáles de esas dinámicas me parecen saludables y cuáles no, cuáles me hacen sentir bien y cuáles mal? ¿Qué papel tengo yo dentro de esa dinámica, cumplo alguna función que la mantiene? ¿Me satisface ese papel, es un papel elegido o me lo han/he impuesto? ¿Quiero seguir desempeñándolo?<b>¿Cuál es el papel que a mí me gustaría desempeñar?</b> ¿Cuál sería el "lema" de mi familia/pareja? ¿Me identifico con él o me genera rechazo?</div>
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<b>Pero, ¿y si mi familia o mi pareja no quiere cambios?</b> Es cierto que las dinámicas/estructuras/narrativas familiares o de pareja son de la familia o de la pareja, y cambiarlas exige la participación de la familia o la pareja en su conjunto. Sin embargo, incluso aunque la familia o pareja no quiera participar en estos cambios, la persona individual siempre tiene la opción de posicionarse frente a ellas: decidir seguir haciendo su papel, seguir retroalimentando las dinámicas y ejecutando los mandatos; o tomar una posición diferente, o incluso alejarse/romper (temporal o definitivamente) con un sistema que le resulta dañino o que no le deja crecer como persona. Eso sí, aviso a navegantes: la homeostasis del sistema caerá con todo su peso ante quien ose intentar alterarlo. Aprovechando que "Juego de Tronos" puede considerarse ya una referencia bastante global en nuestro entorno social, imaginaros que un Lanister decidiera pasarse al bando Stark... alguna que otra cabeza rodaría (excusa más que suficiente para la presta pluma de George R.R. Martin). Y es que cambiar algo dentro de un sistema familiar o de pareja nunca es fácil, como dicta el principio homeostático de la terapia sistémica; sin embargo, otro de ellos dice que el cambio en uno de sus elementos provoca cambios en todo el sistema. <b>No somos, por tanto, totalmente dependientes del sistema a la hora de plantearnos que algo cambie en él o cómo queremos que nos afecte.</b></div>
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En resumen, cuestionarse en qué sistemas y de qué manera se encuentra uno inserto es una tarea ardua y muy necesaria. Cambiar dinámicas y estructuras o posicionarse ante ellas puede ser más que necesario en muchas ocasiones y es, sin duda, una tarea sólo apta para la versión más valiente de nosotros mismos. Y es que, a escala macro y a escala micro, cuando un sistema está enfermo lo suyo es plantearse un reset. </div>
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Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300434 -4.3492371999999575 40.8035074 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-5875641973413497312017-05-23T14:01:00.000+02:002017-05-23T14:01:17.622+02:00De la miga a la corteza<br />
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<b>"La mayoría de nuestras tensiones son inconscientes"</b>. La frase no está sacada de un tratado de psicología de orientación psicoanalítica, sino de los labios de Borja, mi profesor de yoga. Al inicio de una cualquiera de nuestras sesiones nos invitaba a centrar la atención en nuestro cuerpo durante esa hora y media, a poner premeditadamente conciencia en nuestro cuerpo como medio para contribuir a "disolver" algunas de esas tensiones. Experimento una sensación muy agradable cuando tengo la ocasión de contemplar cómo <b>disciplinas teóricamente distantes dicen cosas muy parecidas.</b></div>
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Al trabajo para el crecimiento personal se puede acceder desde muy diversas puertas de entrada. Algunas disciplinas entran desde lo más racional, otras desde lo más emocional, otras desde lo más corporal... En esta ocasión, al igual que mi profesor de yoga, quería yo centrarme en <b>las potencialidades del trabajo con el cuerpo para ayudarnos a trabajar con las capas más profundas de nuestro mundo interior.</b> En concreto, quería hablaros de una técnica que encaja mucho con mi enfoque humanista e integral de entender el trabajo con la persona: el focusing.</div>
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Seguro que alguno ya está despotricando por el hecho de que la técnica lleve un nombre en inglés. Que si focusing, que si mindfulness, que si body mind centering... Bueno, traduzcamos la palabra: focusing no significa más que "enfocar". ¿Enfocar qué? Poner el foco en las sensaciones corporales y, desde ahí, dejarse llevar por los vericuetos de nuestra persona (y de nuestro sistema nervioso central en último término) para acceder a información relevante sobre nosotros mismos. </div>
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Como ya expliqué en <a href="http://proyectoagapemadrid.blogspot.com.es/2017/02/silencio-se-suena.html" target="_blank">aquel post anterior sobre los sueños</a>, <b>mucha de la información relevante sobre nosotros mismos permanece poco accesible a nuestra conciencia, como en la periferia de la misma.</b> Al igual que los sueños son vías de expresión de ese material poco consciente, las sensaciones corporales pueden ser también un medio a través del cual la persona (como unidad cuerpo/mente que es) expresa alguna de las cosas que le pasan, pero de las que no termina de darse cuenta. Que nos lo pregunten a cualquiera ese día que tenemos una contractura en la espalda como un piano, curiosamente cuando estamos inmersos en una época de estrés laboral o personal a tope... ¡vaya que si entendemos esta conexión! <b>El focusing trabaja con las sensaciones corporales para, a través de una metodología bastante definida que guía cada sesión, alcanzar un mayor grado de consciencia sobre lo que nos está sucediendo y de certeza sobre lo que queremos hacer con ello.</b></div>
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"¿Pero cómo se hace esto? No me lo termino de imaginar": eso mismo pensaba yo cuando empecé a acercarme a esta técnica. La metodología que guía cada sesión se compone de seis pasos concretos que su creador, <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Eugene_Gendlin" target="_blank">Gendlin</a>, dejó bien estructurados; pero yo os lo voy a contar de una forma un poco más resumida y general:</div>
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Al principio del proceso , hacemos lo que se llama "despejar un espacio", que no es ni más que menos que <b>serenarnos y prepararnos para mirar lo que sucede en nuestro interior.</b> Existen variantes según para qué queramos utilizar la sesión, pero normalmente pondremos delante de nosotros con la imaginación <b>aquellos asuntos vitales que en el momento actual nos ocupan o preocupan.</b> Una vez que hemos hecho este inventario, elegiremos uno de ellos para trabajarlo. Idealmente, más que aquel que racionalmente pensamos que es más importante, sería <b>aquel que nuestro cuerpo elige</b>. Esto suena raro, pero sonará algo menos raro si lo comparamos con esa situación en la que hacemos algo sin saber muy bien por qué; como cuando, por ejemplo, elegimos ir a un sitio y no a otro estas vacaciones o elegimos una película en lugar de otra sin muchos argumentos racionales, simplemente "porque me lo pide el cuerpo". <b>El focusing se basa en la idea de que las intuiciones corporales encierran mucha sabiduría.</b> Puede sonar romántico o esotérico, pero si tenemos en cuenta que las emociones tienen un fuerte componente corporal y que, como ya os he contado en otros post, el sistema emocional (con su componente corporal, límbico y cortical) está diseñado para ser una guía para la satisfacción de nuestras necesidades, la cosa pierde bastante esoterismo y empieza a sonar un poco más a ciencia, ¿no? Bueno, pues tras recuperar a los que se bajaban del autobús por falta de tinte científico, os sigo contando: </div>
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Una vez que hemos elegido el asunto que queremos trabajar, al poner en él nuestra atención <b>s</b>urgirá una sensación corporal (como sucede continuamente ante los estímulos normales de la vida, aunque no siempre nos demos cuenta); y probablemente surgirá en medio de un batiburrillo de pensamientos, emociones, diálogos internos..., pero nuestra tarea es <b>afinar la atención sobre la sensación corporal que el asunto despierta, porque es la que vamos a seguir como si fuera el guía mejor reputado del mundo mundial.</b> Para mí, éste es el paso más "mágico" (sabiendo que no hay nada de magia a lo Merlín) de todo el proceso. Cuando uno afina el oído de la atención para escuchar la sensación corporal, descubre un mundo nuevo, como cuando nos sumergimos con unas gafas de bucear y empezamos a ver un mundo rico y hermoso ahí debajo de la superficie marina. Descubrimos que <b>la sensación corporal es cambiante, y que tiene textura, temperatura, forma, consistencia, ritmo... y todo un sinfín de cualidades. Se trata de observar estas cualidades de la sensación corporal</b>, que nos ayudarán en el paso siguiente.</div>
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Lo siguiente que tenemos que hacer (y que suele surgir espontáneamente) es lo que llamamos buscar un "asidero". <b>Un asidero no es más que una imagen, una palabra, un sonido, un gesto... algo que sirva para simbolizar la sensación sentida.</b> ¿Ejemplos? "Una cámara de aire que me rodea", "un martillo en mi estómago", "un fuego que me quema por dentro"... Cualquier cosa que sirva para simbolizar la sensación sentida es bienvenido. No estamos haciendo otra cosa que <b>transferir la información del cuerpo (con una alto nivel de contenido inconsciente) a la corteza cerebral, que es la que se encarga de otorgar significado a las cosas. </b>El lenguaje, por ejemplo, no es más que un conjunto de símbolos para expresar contenido mental. Pero también lo es un dibujo, un gesto o una composición musical. <b>Resulta que la expresión artística y el focusing tienen mucho en común...</b></div>
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<b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNz_RrVK3ftqB4k6puSQBdBtJsxUo3rn-7xdegbX6OQTPOheqUTyzZZJofXyZ1wgz6XwggruNv__98v7YdAG8xLNY3uIYQEFvTzg_TO_Fg217jlMu-QghBND360x_rWm8LB7UfJjNkOTyd/s1600/the-persistence-of-memory-1931.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="243" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNz_RrVK3ftqB4k6puSQBdBtJsxUo3rn-7xdegbX6OQTPOheqUTyzZZJofXyZ1wgz6XwggruNv__98v7YdAG8xLNY3uIYQEFvTzg_TO_Fg217jlMu-QghBND360x_rWm8LB7UfJjNkOTyd/s320/the-persistence-of-memory-1931.jpg" width="320" /></a></b></div>
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<b></b>La palabra asidero para este símbolo está muy bien pensada: a través de él, podemos empezar a <b>hacernos más conscientes de algo que era poco consciente, podemos aprehender, atrapar un poco más algo que era resbaladizo a nuestra consciencia.</b> Este paso sería algo así como pintar un cuadro y, tras contemplarlo un rato, ponerle un nombre.</div>
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Una vez que contamos con este asidero, empezamos a <b>dialogar con la sensación </b>ya un poco más etiquetada. Le preguntamos <b>con qué tiene que ver de lo que sucede en nuestra vida, qué es lo peor de sentirse así, qué necesita la sensación...</b> Por experiencia propia os diré que es alucinante comprobar como <b>aquella sensación vaga del principio de la sesión se transforma en algo que nos dice mucho sobre alguna de las cosas que pasa en nuestra vida, y nos permite profundizar en ella.</b> No pensemos que vamos a salir de la primera sesión con la solución al problema o asunto: esto no suele suceder de golpe, sino que los procesos personales, como la fermentación del pan, son algo lento, que requiere cariño, cuidado y paciencia. Pero lo que sí nos llevamos de cada sesión de focusing es <b>cierta sensación de que algo "se afloja".</b> Adquirir una consciencia más precisa de lo que nos pasa, aunque no tengamos la solución, produce cierta sensación de alivio. Sería como cuando se relaja la contractura de la espalda, pero a nivel mental.</div>
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Como os contaba, en el focusing pasamos por todos los niveles mentales. <b>Entramos por el piso de la sensación corporal y vamos ascendiendo hasta los niveles más cognitivos </b>(aunque en un proceso que no es completamente lineal, sino más bien circular o en espiral, porque vamos de lo corporal a lo cognitivo todo el tiempo, una y otra vez, como dictan los procesos de la buena inteligencia emocional). El focusing puede realizarse en soledad (autofocusing), aunque para empezar suele ser recomendable hacerlo con un terapeuta, o simplemente turnarse para hacerlo en parejas con otra persona que conozca la técnica, ya que todo es más fácil cuando tenemos a otra persona que nos guía a través de los seis pasos durante este apasionante viaje por nuestro mundo interior. </div>
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En fin, que podemos empezar a comer un pan por donde más nos plazca, pero en el caso del focusing elegimos ir de la miga (lo que da cuerpo al pan) a la corteza. Bon appétit!</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-85833669717863255592017-02-14T12:45:00.001+01:002017-02-14T13:34:21.010+01:00Silencio, se sueña<div dir="ltr" style="text-align: justify;">
Cuando pensamos en los sueños y en lo que pueden decirnos acerca de nosotros mismos es inevitable, gracias a la poderosa educación informal que ejerce sobre nosotros el cine, que nos venga a la mente un señor o señora tumbado en diván que relata lo que ha soñado, y otro señor muy serio que interpreta lo que, sin lugar a dudas, el sueño quiere decir. Seguro que muchos también hemos curioseado alguna vez alguno de esos libros de divulgación de puesto callejero de segunda mano en los que, como si de un diccionario se tratara, te explican qué significa soñar con que se te caigan los dientes, estar mudo o poder volar. No nos lo acabamos de creer, pero lo curioseamos por si acaso, porque de alguna forma nos atrae resolver el enigma que encierra algo tan envuelto en misterio como es el contenido de los sueños. <b>Lo onírico atrae; por su extrañeza, porque es algo que escapa a nuestro control y porque de algún modo intuimos que, siendo extraños por naturaleza, están empapados de cosas nuestras, algo tienen que ver con nosotros.</b></div>
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/c6jhz1lfdmA/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/c6jhz1lfdmA?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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Un alternativa a que un libro o un señor nos digan por qué soñamos los que soñamos es que sea el propio soñador quien descifre lo que el sueño le dice sobre sí mismo: ésta es, precisamente, la esencia del trabajo que la Gestalt hace con los sueños.<b> Desde la perspectiva gestáltica, todos los elementos que aparecen en un sueño son partes de la persona que está soñando.</b> Así, es como si cada noche la persona que sueña produjera una película para ser disfrutada (o sufrida, si es una pesadilla) en pase privado por el propio soñador. Y ese soñador, además de productor, es director, actor camaleónico capaz de representar todos los papeles, atrezzo, música, iluminación... Todo, absolutamente todo lo que aparece en el sueño son "partes" del soñador. Es por ello que nadie mejor que el artífice de la película para llegar a entender en toda su plenitud qué pinta cada uno de esos elementos en ella. <b>El soñador es el único capacitado para poner el sello "certified" a las afirmaciones sobre lo que un sueño quiere o no quiere decir.</b> Muy en línea con todo lo que huele a terapia humanista, <b>la persona es la que más sabe sobre sí misma.</b></div>
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Entonces, <b>¿de qué manera nos hablan nuestros sueños sobre nosotros mismos?</b> La verdad es que es un material que da mucho, pero que mucho juego en la exploración personal. Un solo sueño (o una secuencia corta de un sueño) suele contener varios elementos que serían como puertas para acceder a aspectos profundos de uno mismo, incluso aunque esos elementos con frecuencia puedan resultarnos extraños o ajenos. Puede que sueñes que pierdes en una carrera de caballos para la que llevabas mucho tiempo entrenando, cuando nunca en tu vida te has subido a un caballo. La carrera, los caballos, incluso la pista (que a lo mejor era resbaladiza porque hacía mal tiempo, por ejemplo) son partes tuyas que se ponen en juego para producir esta película que va sobre ti mismo, sobre tu vida. Quizás la sensación que te quedaba en el sueño al perder la carrera es una sensación que te resulta familiar. Quizás es la misma sensación de fracaso que tuviste cuando, en la vida real, suspendiste aquella oposición porque te preguntaron justo ese tema "resbaladizo" que nunca conseguías retener. Quizás en este momento de tu vida tienes la misma sensación de fracaso injusto tras un gran esfuerzo en otra circunstancia completamente diferente. <i>Voila!</i> Ahí puede haber un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Insight_(psicolog%C3%ADa)" target="_blank">insight</a> de los buenos, de los que te llevan a aprehender (atrapar) algo sobre ti mismo, a darte cuenta. Y <b>aquello de lo que uno se da cuenta (se hace consciente)</b> no vamos a decir que se solucione instantáneamente, pero de alguna manera pasa a estar integrado, y <b>pierde potestad para manejar nuestra vida a su antojo (que es el pasatiempo favorito de las cosas de las que no somos conscientes).</b></div>
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/U3O68aJSjpQ/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/U3O68aJSjpQ?feature=player_embedded" width="320"></iframe><br />
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Pero, ¿por qué tenemos esa manía retorcida de contarnos a nosotros mismos las cosas a través de sueños más o menos bizarros si son partes de nosotros mismos? La clave está en que <b>las cosas que nos contamos a través de sueños son cosas que nuestra mente considera demasiado peligrosas o amenazantes (o vergonzosas, o dolorosas, o...) para ponernos delante de ellas directamente.</b> Al mismo tiempo, la mente necesita gestionar todas esas cosas que nos revolotean por dentro; así que decide "disfrazarlas" de tal modo que puede darle salida a un plato que, servido en el lenguaje del común de los despiertos, seríamos incapaces de digerir. La mente necesita llamar nuestra atención sobre lo que anda descolocado, pero es lo suficientemente sabia como para no arrojarnos nuestra verdad como quien manda a un elefante a una cacharrería. Por eso puede ser un recurso interesante en algunos casos bucear en los sueños de la mano de un terapeuta. Sería algo así como bucear con alguien que nos da seguridad por si aparecen monstruos marinos, y que además tiene una linterna potente con la que puede sugerirnos qué corrientes seguir en la exploración y cuáles quizás nos lleven a un buen arrecife, así como ayudarnos a sacar nuestras mejores capacidades como buceadores. Los sueños tienen, además, la ventaja de ser algo que se escapa a nuestro control, por lo que <b>es fácil que en un sueño salgan nudos existenciales que la persona insconscientemente evita enfrentar cuando está despierta</b>. Para un proceso terapéutico (o de crecimiento personal) esto es <i style="background-color: white;">bocato di cardinale.</i><br />
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<b>Los sueños son una llave más para abrir puertas que nos lleven a nuestro interior, una herramienta de las decenas de ellas disponibles para conocernos mejor.</b> Son una producción constante, noche a noche, de información simbólica sobre lo que se mueve en nuestras entrañas en este preciso momento existencial de nuestras vidas. <b>Cada noche, una oportunidad.</b> Cada noche, claqueta en mano, te susurras al oído: "Silencio, se sueña".</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300434 -4.3492371999999575 40.8035074 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-72741307515506212962016-08-15T23:28:00.003+02:002016-08-16T11:46:42.974+02:00Olimpiada emocional<div dir="ltr" style="text-align: justify;">
Las nuevas tecnologías y las redes sociales, como muchas otras cosas en la vida, tienen sus luces y sus sombras, sus riesgos y sus oportunidades. No seré yo quien haga la ola a esa gente que pasa una velada con amigos pendiente del potencial nuevo whatasapp que pueda llegar a su móvil, me preocupa esa gente (que cada vez veo con más frecuencia) que cruza la calle sin mirar con los auriculares puestos y embebido en la pantalla del smartphone, y ya me he cruzado con más de una tribu de cazadores de Pokemon que me han obligado a esquivarles in extremis con la bici. </div>
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Sin embargo, el otro día, al publicar una entrada en Facebook pensé en las potencialidades que tiene para la educación emocional del publico en general esa nueva opción que han puesto hace unos meses con la que, después de escribir tu más o menos trascendente texto, puedes añadir un "me siento...". No es que sea yo muy partidaria del exhibicionismo de lo íntimo, pero creo que, de una forma u otra, los que usamos esa opción estamos practicando un poco de <b>gimnasia emocional</b>. Y es que, cuando tocas al botoncito ese del "me siento" se despliega un menú de posibles estados emocionales para elegir tan amplio que cuesta decidirse. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifDhxJNfibtUF-u9zGyiY7IJC1IcGoD8lbRbxNpo-0IsGWnBtZsGgIWbAx5pNwijVEOBauHjxInFalAKU9s5YttYUtNWC27HMaH7iOJ_2bs8LkeQ9NyG-9q2MBrzCMFqS3MvR3at9NRDmR/s1600/me+siento.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifDhxJNfibtUF-u9zGyiY7IJC1IcGoD8lbRbxNpo-0IsGWnBtZsGgIWbAx5pNwijVEOBauHjxInFalAKU9s5YttYUtNWC27HMaH7iOJ_2bs8LkeQ9NyG-9q2MBrzCMFqS3MvR3at9NRDmR/s320/me+siento.jpg" width="320" /></a></div>
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Y es ese momento, el de tener que elegir uno u otro, el que vale su peso en oro, porque obliga a hacer unas cuantas abdominales emocionales al invitarnos a <b>bucear en la flamante producción de sentimientos y emociones de nuestro sistema límbico para decidirnos por una más precisa que otra</b>, y hacerla de esta forma accesible a nuestra corteza cerebral. Y abdominal a abdominal es como se consigue "la tableta de chocolate". </div>
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Este pequeño ejercicio cotidiano de preguntarnos "¿Cómo me siento ahora?" (ya sea con este detalle tonto del Facebook, al repasar el día antes de dormir o en el camino de vuelta del trabajo) es bastante saludable para desarrollar la <b>conciencia de lo que sucede en nuestro mundo interior.</b> No por capricho ni egocentrismo, sino porque, como ya os conté en <a href="http://proyectoagapemadrid.blogspot.com.es/2015/09/princesa-disney-busca-empleo.html" target="_blank">otro post</a>, las emociones son información en estado puro, son un verdadero mapa con el que movernos por la vida, ya que nos informan de cómo nos afecta lo que nos sucede y de cuáles son nuestras necesidades más profundas, lo que en realidad queremos y no queremos. Por supuesto<b> no se trata de hacer caso ciego a nuestras emociones</b> (de ahí ha sacado el cine mucho crimen pasional que contar), sino de ser conscientes de lo que se cuece por ahí dentro, para después actuar como mejor nos parezca, dejando que la corteza prefrontal armonice y diga también lo que tenga que decir al respecto, encontrando por fin ese saludable equilibrio aristotélico. De hecho, era Aristóteles quien dijo aquello de que "enfadarse es muy sencillo; pero enfadarse con la persona adecuada, en el momento preciso y en la medida justa ya es más complicado". Se estaba refiriendo ya hace siglos a lo que hoy llamamos <b>regulación emocional</b>, una de las habilidades esenciales de la inteligencia emocional.</div>
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Pero, volviendo a los dominios del sistema límbico (las emociones), mucho más allá de las opciones que nos da para elegir el Facebook, nuestro sistema emocional es algo bastante complejo. Así, en aquel post, os hablaba de las <b>emociones primarias adaptativas</b> (aquellas que venían de un modo rápido, nos daban una información valiosa sobre cómo nos afectaba algo que nos estaba sucediendo y se disolvían también con bastante rapidez una vez cumplida su misión). Pero, según <b>Greenberg</b> (para mí el pope actual de las emociones), hay más tipos de emociones. Quería yo detenerme hoy un poco en hablar de las <b>emociones secundarias.</b> Ser capaz de distinguir si una emoción es primaria o secundaria es como subirle un punto de resistencia a la bici de spinning del gimnasio, así que requiere un poco más de entrenamiento. Pero nada no accesible al común de los mortales con un mínimo de capacidad de introspección. Ahí vamos.</div>
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Una emoción secundaria no es más que una emoción acerca de otra emoción. Así, podemos sentir vergüenza de que algo nos alegre (por ejemplo, sentir vergüenza por alegrarnos del mal de alguien), enfadarnos porque algo nos pone triste (por ejemplo, que un amigo consiga algo bueno para su futuro, pero que le/la aleja de nosotros) o sentir miedo a amar a alguien. Es como si hubiera dos "capas" emocionales diferentes. Y es importante distinguirlas, porque a lo mejor nuestro comportamiento y nuestra sensación es de enfado, por ejemplo, en el caso del amigo que se va lejos, y la gente de alrededor nos dice que estamos inaguantables últimamente. Y hasta que no vayamos un pasito más profundo en nuestras emociones y no lleguemos a ser conscientes de lo que en realidad subyace al enfado, que es la tristeza por la separación, ni el enfado va a pasar ni vamos a poder trabajar la pérdida que significa la marcha de esa persona importante. O sea, identificar cuál es la emoción primaria y cuál la secundaria es vital,<b> </b>porque <b>sobre la que hay que trabajar, la que es nuclear y tiene la información más útil sobre lo que nos pasa a un nivel más profundo es la primaria</b>; y dar con ella es la llave para entendernos, aceptarnos y tomar las decisiones más congruentes con nosotros mismos. En nuestro caso, si me dejo llevar por el enfado, a lo mejor decido no ver ni hablar a nadie (incluido mi amigo) o pagar con quien esté cerca mi mal humor. Si me hago consciente de que lo que tengo en el fondo es tristeza quizás pueda llorar lo que necesite llorar, despedirme de mi amigo/a como es debido y buscar la mejor forma de seguir en contacto con él/ella en el futuro si así lo quiero. Así que esto de las emociones es un ejercicio de buceo en muchos casos, de llegar más profundo y aprender a distinguir piedras de corales. </div>
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<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/onwR1SYynjE/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/onwR1SYynjE?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
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Sea buceo emocional, spinning límbico o tabla de abdominales facebookianas, no desperdiciemos ninguna oportunidad de entrenar nuestro sistema emocional. El oro olímpico de nuestra vida está en juego... y aquí no hay dopping que valga.</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300434 -4.3492371999999575 40.8035074 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-57009909156942118812016-03-19T21:50:00.003+01:002016-03-20T11:00:18.412+01:00Alguien que quiere vivir<div dir="ltr" style="text-align: justify;">
Mira estas fotografías. Te diré que pertenecen a un reportaje de un fotógrafo de prestigio.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhX1NXsmpE2Wp5qEOGQMXXF-yPfRWk5t0pF-dl3INtczvpI4lbfn8FN9hai1RuRp8pkdI5foTzO3TIWjB0f0nV4NsOxNKIWMuEtMntzUE1YhTeXS-nsGquCSv0cQ8LTd2RBeT52wU79TKQH/s1600/Schoeller.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhX1NXsmpE2Wp5qEOGQMXXF-yPfRWk5t0pF-dl3INtczvpI4lbfn8FN9hai1RuRp8pkdI5foTzO3TIWjB0f0nV4NsOxNKIWMuEtMntzUE1YhTeXS-nsGquCSv0cQ8LTd2RBeT52wU79TKQH/s320/Schoeller.jpg" width="320" /></a></div>
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Te pido ahora que intentes imaginar cuál puede ser el tema del reportaje.</div>
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Hace pocos días alguien me comentó sobre un fotógrafo que estaba apoyando una campaña para ayudar a las personas sin hogar en alguna ciudad de Estados Unidos. Su aportación al <a href="https://secure.qgiv.com/event/sycamoreandromainefundraiser/" target="_blank">proyecto</a> era hacer lo que mejor sabe hacer: fotografiarles; y, de esta forma, ponerle rostro al problema, acercarlo más a la gente. Ese fotógrafo se llama <a href="https://www.instagram.com/martinschoeller/" target="_blank">Martin Schoeller</a>, y éstas son algunas de las fotografías de las personas sin hogar que hizo para la campaña. ¿Lo hubieras imaginado? Eso fue lo que más sorprendió a la persona que me habló del reportaje: "Si no lo sabes, no puedes imaginar que estas personas son indigentes. Los retratos están hechos de tal forma que dignifican a la persona".</div>
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Mientras reflexionábamos sobre esto, a mi mente acudió rápidamente una frase de <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Eugene_Gendlin" target="_blank">Eugene Gendlin</a>, filósofo y psicoterapeuta humanista, impulsor del focusing (una terapia corporal heredera del legado de Carl Rogers): <b>"Dentro de cada ser humano hay alguien que quiere vivir"</b>. Puede que haya otras partes en la persona: confusas, contradictorias, frustrantes, autoboicoteadoras, depresivas y/o un largo etcétera. Pero hay una parte de la persona, una naturaleza intrínseca al ser humano, que lucha por Vivir (y pongo ese vivir con mayúscula, para diferenciarlo del "sobrevivir" con el que con frecuencia nos conformamos) .</div>
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A menudo, cuando trabajo con personas con problemas de salud mental, o simplemente con personas que están pasando una mala racha de su vida (depresiva, autodestructiva o lo que sea) siento una alegría enorme cuando, <b>entre los nubarrones, vislumbro con toda claridad ese sol reluciente que pugna por salir</b>, <b>esa parte de la persona que está muy, pero que muy cuerda</b>; esa parte que ama la vida y se aferra a ella como su mayor tesoro; esa parte que en medio de la confusión sabe mucho sobre lo que quiere y no quiere para su vida; esa parte capaz de seguir luchando por vivir aun cuando parece que no quedan fuerzas. Es esa parte sana que tira hacia la Vida. Considero que mi trabajo ( y el de todos los que tienen el privilegio de trabajar con personas en lo terapéutico, lo social o lo educativo) es <b>ser capaz de poner ante mis ojos un objetivo como el de Martin Schoeller, capaz de ver a la Persona que late debajo de sus circunstancias adversas</b>; a la persona que necesita ayuda, pero <b>es mucho más que sus problemas</b> (como también diría Gendlin). El trabajo consiste precisamente en ayudar a la persona a potenciar esa parte sana que existe en TODA persona por el mero hecho de serlo, <b>ayudarla a ponerse en contacto con ella, escucharla y dejarse guiar por su fuerza que tira hacia lo sano;</b> hacia lo que, desde el fondo de sus entrañas, desde su ser más auténtico (libre de "deberías" y condiciones para ser aceptada) necesita y desea esa persona. Esa parte estará más o menos fuerte y boyante según lo que a la persona le haya tocado ir viviendo a lo largo de su vida. <b>Pero está. Está. No hay que dudarlo ni un momento. </b></div>
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Entender esto tiene serias consecuencias. Hace cambiar las expectativas sobre la persona. Porque si esta persona además de esquizofrénica, depresiva o bipolar es "alguien que quiere vivir", si de verdad tiene una pulsión saluble en su interior, entonces <b>tiene sentido preguntarle cómo quiere hacerlo y cuál considera que es el mejor camino para cumplir sus sueños</b>. Y porque si es algo más que sus problemas, quizás podamos <b>mirarla de tal forma que ambos lleguemos a olvidar (por lo menos la mayoría del tiempo) su "etiqueta diagnóstica"</b>, porque a buen seguro no la define en su individualidad, ni por supuesto tiene en cuenta esa parte sana (porque sólo define los aspectos en los que se aleja de ella).</div>
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En fin, gracias a Martin Schoeller por demostrar que la Belleza está ahí, incluso donde las circunstancias parecerían capaces de hacerla salir espantada. Está ahí: sólo hay que mirar de la manera adecuada.</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300434 -4.3492371999999575 40.8035074 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-81533039403020401102016-02-14T11:31:00.002+01:002016-02-14T14:30:38.122+01:00 Cinco al día... para la mente<div dir="ltr" style="text-align: justify;">
No hace tanto que el deporte como hábito saludable llegó a nuestra conciencia colectiva como sociedad. Quien, pasada la treintena, pueda decir que su abuela era una mujer deportista, probablemente atraiga la curiosidad de los que escuchan, y algún que otro: "¡Anda, qué moderna tu abuela!". Hoy quien no hace ejercicio de algún modo agacha la cabeza al confesarlo, y suele terminar la frase con un "Soy un desastre...". Por no hablar de la horda de runners que pueblan nuestras calles en los últimos años... Así también, quien más quien menos crítica la comida basura, y no permitiría a sus hijos comer a diario en el Burger. Son pocas ya las personas que no se lavan los dientes al menos una vez al día. Y se nos metió también en la cabeza aquello de la manita de colores que nos indicaba que había que tomar cinco piezas de fruta y verdura al día; y aunque pocos lo cumplan a rajatabla, todo el mundo mira con cierta admiración a ese amigo súper-sano que (¡oh, proeza!) sí lo hace.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieOOUOzkYoSiy1Igjvr8FEgIAOM-S28CRjhvrFJLuSG1V_-nX7aoB65jb5X19OYODAaCmUijFVlIFLvIeaIatfbtOMEjhwBK1pTayvBPYdV0gAhaje-jEB8cXY8c7u4sqZY3Whyphenhyphenb0i63lW/s1600/manita.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieOOUOzkYoSiy1Igjvr8FEgIAOM-S28CRjhvrFJLuSG1V_-nX7aoB65jb5X19OYODAaCmUijFVlIFLvIeaIatfbtOMEjhwBK1pTayvBPYdV0gAhaje-jEB8cXY8c7u4sqZY3Whyphenhyphenb0i63lW/s200/manita.jpg" width="186" /></a></div>
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Tenemos claro que queremos para nosotros ciertos hábitos saludables, porque nos gustaría estar más sanos. Otra cosa es el empeño que luego ponga cada uno en cuidarse, pero estas cosas básicas la mayoría las tenemos claras. Y es que son cosas para cuidar el cuerpo, para enfermar menos: <b>todo el que se quiera mínimamente se preocupará por lo menos lo justo de velar por su propia salud.</b></div>
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¿Y la mente? ¿Cómo se cuida la mente? <b>Si existiera un "cinco al día" para la mente, ¿no estaríamos interesados en saber de qué va para ponerlo en práctica?</b> Si miramos lo que la OMS nos dice como elementos importantes para la promoción de la salud mental, con su mentalidad "macro" nos habla de la importancia de que ciertos factores sociales estén adecuadamente ajustados (empleo aceptable, vivienda digna, minimización del conflicto y la violencia, etc.), de los lazos afectivos y las relaciones, y de la resiliencia (que tiene que ver con la capacidad de las personas para recuperarse de las situaciones de crisis). </div>
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En oriente hace muchos millones de años que tienen clara cuál es una de esas cosas que está en su <i>top five</i> de la salud y el bienestar; y parece que occidente, viendo que a nuestros vecinos del otro lado del globo les va la mar de bien, está empezando a incluirlo como uno de esos "cinco deditos". Me refiero, como muchos habréis adivinado ya, a la meditación. Durante años lo de meditar ha sonado a budistas y a hippies esotéricos; pero, de un tiempo a esta parte, <b>los señores científicos se han puesto a investigar muy en serio y resulta que meditar... ¡es la bomba!</b> Ha resultado ser como el Áloe Vera (o Julián Muñoz, como decía el chiste popular), que cuanto más se investiga más propiedades se le descubren. <a href="https://www.youtube.com/watch?v=7tRdDqXgsJ0" target="_blank">Estos señores científicos se han puesto a llenar de cables las afeitadas cabezas de un montón de monjes tibetanos y de otros muchos incautos voluntarios</a>, y han descubierto que lo que dicen los aparatejos es que <b>meditar unos pocos minutos al día mejora la salud física y mental de las personas.</b> ¿Por qué? Pues porque <b>mientras meditamos se activan ciertas zonas del cerebro y eso resulta beneficioso para su funcionamiento.</b> Por ejemplo la ínsula (que es la encargada de informarnos de nuestra sensación de felicidad global), la región frontal (que, como os contaba en <a href="http://proyectoagapemadrid.blogspot.com.es/2015/11/afinar-cerebros-ciencia-o-arte.html" target="_blank">el anterior post</a>, es la que armoniza el funcionamiento de los tres cerebros), el núcleo accumbens (encargado de la sensación de placer y satisfacción) o los circuitos relacionados con la capacidad de mantener la atención, entre otros. Pero la cosa va más allá, porque hay determinadas estructuras neuronales que conectan el cerebro con el resto del cuerpo, y es por eso que el estado de nuestra mente influye en cómo se encuentra nuestro cuerpo. Increíble pero cierto: <b>la meditación ha demostrado, por ejemplo, mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico</b> (que es el que nos defiende frente a las infecciones y los tumores, y regula que no aparezcan enfermedades autoinmunes). Y yendo mas allá todavía, hay estudios que empiezan a demostrar que la práctica de la meditación aumenta la capacidad para actuar generosa y solidariamente frente al sufrimiento ajeno. Resulta que, <b>muchos siglos después y por caminos diferentes, oriente y occidente, Harvard y el Tibet, por fin se encuentran, llegan a las mismas conclusiones.</b><br />
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/EXCDrjDfX04/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/EXCDrjDfX04?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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Lo que el <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Richard_Davidson" target="_blank">Profesor Richard Davidson</a> nos explica en este vídeo es cómo las investigaciones en neurociencia nos hablan de la importancia de la <b>neuroplasticidad</b>, que es la capacidad del cerebro de cambiar, de generar nuevos circuitos neuronales <b>en repuesta a la experiencia y al entrenamiento específico de la mente</b>. Esto es muy revolucionario porque tiene claras consecuencias prácticas: ¡nuestro cerebro tiene capacidad para cambiar! (de ahí también que la psicoterapia tenga rigor y sentido científico...). También nos explica que hay <b>cuatro aspectos que la neurociencia ha validado empíricamente como elementos que contribuyen a la sensación de bienestar de las personas: resiliencia, capacidad para ver el lado positivo de las cosas, capacidad para mantener la atención en el momento presente y generosidad </b>(siendo ésta última en la que la neurociencia encuentra una asociación mas fuerte, según nos cuenta Davidson). Y, curiosamente, <b>la práctica de la meditación favorece el funcionamiento de los circuitos neuronales implicados en estas cuatro cosas. ¡¿Quién no se apunta?!</b></div>
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Pero, ¿qué es meditar? Hay muchas formas de meditar. Muchas tradiciones religiosas lo han hecho desde tiempos inmemoriales. La novedad es que ahora occidente, después de escuchar a su diosa ciencia, también parece estar interesada en hacerlo. Sin embargo, nos encontramos con una sociedad secularizada, poco religiosa. De ahí el nacimiento del <b>mindfulness</b>, palabreja que seguro que más de uno ha oído. Coge la clásica meditación zen, ponle un nombre en inglés y despójala de su contenido religioso y tendrás un producto mucho más digerible para la sociedad occidental. La ciencia dice que <b>ocho semanas de mindfulness a razón de unos pocos minutos diarios seis de siete días por semana bastan para empezar a obtener beneficios</b> observables. </div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivoDMmDwaMJKAe-qckCkmjJ3TsGzbGGziNoUtg2RyDft1prwBauAT3L3cKbVfMJpogS5VQTvbNkbVOPRDwoJSfn4aOnbO0vHiN_tOceMTDdYmKCmOotGv3Q7oHU4Po-ELiLMBjd99lJwEn/s1600/Mindfulness+Massachussets.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" border="0" height="167" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivoDMmDwaMJKAe-qckCkmjJ3TsGzbGGziNoUtg2RyDft1prwBauAT3L3cKbVfMJpogS5VQTvbNkbVOPRDwoJSfn4aOnbO0vHiN_tOceMTDdYmKCmOotGv3Q7oHU4Po-ELiLMBjd99lJwEn/s320/Mindfulness+Massachussets.jpg" title="http://www.samfyc.es/Revista/PDF/v14n2/v14n2_07_artRevision.pdf" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">http://www.samfyc.es/Revista/PDF/v14n2/v14n2_07_artRevision.pdf</td></tr>
</tbody></table>
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Ojo con la noticia: si te decides a hacerlo, obtendrás beneficios en un plazo tan breve como dos meses: empiezan a <b>disminuir los niveles de ansiedad, a mejorar el sueño, el estado de ánimo, la capacidad para recuperarse de los problemas, la capacidad de concentración y de atención...</b> Oro molido, vaya.</div>
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En definitiva, no nos extrañe que en poco tiempo, y ojalá que así sea, los profesionales sanitarios empiecen a recomendar la meditación con la misma vehemencia con la que nos recomiendan comer verdura, dejar de fumar, hacer ejercicio o cuidar nuestro sueño. <b>La responsabilidad personal sobre el autocuidado de nuestra propia salud mental (o mas bien de nuestra unidad cuerpo/mente) está servida.</b></div>
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Por si alguien siente curiosidad, y quiere tomar un aperitivo de esta panacea del bienestar, os dejo un enlace a un audio que puede ser útil como primer acercamiento, cortesía de la psicóloga Yolanda Calvo, que tiene un canal de Youtube dedicado al mindfulness:<br />
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/-TA6lJeXBDU/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/-TA6lJeXBDU?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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A los políglotas os recomiendo <a href="http://www.mindfulnesscds.com/collections/mp3s" target="_blank">los audios del Dr. Kabat-Zinn</a>, uno de los mayores impulsores de la práctica del mindfulness.</div>
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Así que, hala, todo el mundo a meditar como si no hubiera un mañana. Y es que a la vista de sus ventajas, no puedo más que vocear, cual vendedor ambulante convencido de la calidad de su género: "¡Señora, traigo la meditación buena, bonita y barata! ¡Anímese, que me la quitan de las manos, caballero, me la quitan de las manos...!"</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com1Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300434 -4.3492371999999575 40.8035074 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-41672507684215877532015-11-27T18:14:00.000+01:002015-11-27T18:17:35.763+01:00Afinar el cerebro, ¿ciencia o arte?<div style="text-align: justify;">
Hace poco, en <a href="http://proyectoagapemadrid.blogspot.com.es/2015/10/dile-tu-capitan-que-solicito-parlamento.html" target="_blank">otro post</a>, hablaba sobre los psicofármacos y la psicoterapia, y sobre el papel de cada uno de ellos dentro del tratamiento de los problemas de salud mental. Todos tenemos claro lo que es una pastilla: una cosita pequeña que cuando te la tomas se "disuelve" en el estómago, pasa a la sangre y hace lo que tenga que hacer allá donde esté el problema en nuestro cuerpo, en este caso en el cerebro. Si preguntamos a un auditorio no habrá gran variabilidad de opiniones al respecto de cómo funciona la cosa. Sin embargo, <b>cuando hablamos de psicoterapia la cosa se vuelve un poco menos concreta.</b> Aunque hay muchos estilos y corrientes dentro de la psicoterapia, salvo que uno tenga una experiencia personal más cercana, la idea que tenemos de ella suele estar bastante influenciada por lo que hemos visto en la gran pantalla:</div>
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/YPTKyLzK84k/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/YPTKyLzK84k?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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Cuando uno ve escenas como ésta e intenta explicar qué está pasando y por qué lo que está pasando puede ser terapéutico, la explicación se vuelve más difícil y más difusa... menos intuitiva. Es fácil creer que una pastilla va al cerebro y tiene una acción concreta allí; y, en contrapartida, <b>parece que para explicar cómo funciona esto de la terapia hay que entrar en el terreno de la filosofía, la mística o el "acto de fe"</b>; como que resulta difícil de explicar desde los parámetros científicos de la pastilla. Sin embargo, cuando uno se adentra un poco más en el tema empieza a darse cuenta de que la pastilla y la terapia tienen más en común de lo que parece, sólo que una entra en la persona por vía oral y la otra por vías un poquito diferentes. A estas alturas del siglo XXI los científicos saben ya unas cuantas cosas del sistema nervioso, y esto nos va permitiendo también entender cómo funciona <b>la psicoterapia que, aunque tiene mucho de arte, también tiene mucho de ciencia.</b> La pregunta, entonces, sería: <b>¿en qué se parecen una pastilla y una sesión de psicoterapia?</b> <b>En que las dos actúan sobre el cerebro.</b> Para entender mejor esto, dos pinceladas rápidas de neurociencia para doomies: </div>
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Para entender el cerebro, vamos a dividirlo en tres partes, como se ve en esta foto:</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9WdGPxfqxcHoJs0BlobN3Sx3Uxxxdsr7KRSadSJhVsihz1_ZkD_J_0d3jjldahABL6EtAAHyRRZMcAKgq4rs1uawaU-IPEun-c5TUWdOwsamQ383wXd3pf8ztJGCp2WJGXeVy9_1VCAuP/s1600/cerebro-reptiliano2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="202" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9WdGPxfqxcHoJs0BlobN3Sx3Uxxxdsr7KRSadSJhVsihz1_ZkD_J_0d3jjldahABL6EtAAHyRRZMcAKgq4rs1uawaU-IPEun-c5TUWdOwsamQ383wXd3pf8ztJGCp2WJGXeVy9_1VCAuP/s320/cerebro-reptiliano2.png" width="320" /></a></div>
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Si hacemos un recorrido por el orden en el que aparecieron en la evolución de las especies, la parte que está más abajo es el <b>cerebro reptiliano</b>, y esta parte controla las funciones vitales (el ritmo cardíaco, la respiración...) y los instintos (hambre, sueño...). Un poquito más arriba tenemos el <b>sistema límbico</b>, que es el que se ocupa de las emociones (que recordemos que son como "señales", con un importante correlato corporal, que nos informan de cómo "nos sienta" lo que nos ocurre y sirven para orientar nuestras acciones); y, aún más arriba, tenemos la <b>corteza cerebral</b>, de donde salen los pensamientos, la planificación y todas las funciones más complejas. Así como el sistema límbico (en su forma medianamente desarrollada) está reservado sólo a los seres que se encuentran en la escalera de la evolución de mamífero para arriba, el neocórtex o corteza cerebral lo encontramos sólo de primates para arriba. Dentro de la corteza hay una zona especialmente interesante para el tema que nos ocupa, y cuyo máximo desarrollo es patrimonio exclusivo de la especie humana: <a href="http://www.neurowikia.es/content/corteza-prefrontal-y-funciones-ejecutivas" target="_blank">la corteza prefrontal.</a></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU37s1YC5DkNw84k-nKyqcqByZAeiUVf21RMBC2h_eGQwj6ygwu_NbsfMQw9Q2XMTnSbEYSot_rQZHd2j55Gmjv46rXXohAPY1znSMHKw6f4jTy5OCn6H-kmhMPGsDh9oHNtnYo7cn7CP0/s1600/corteza+prefrontal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU37s1YC5DkNw84k-nKyqcqByZAeiUVf21RMBC2h_eGQwj6ygwu_NbsfMQw9Q2XMTnSbEYSot_rQZHd2j55Gmjv46rXXohAPY1znSMHKw6f4jTy5OCn6H-kmhMPGsDh9oHNtnYo7cn7CP0/s1600/corteza+prefrontal.jpg" /></a></div>
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En ella, concretamente <b>en la corteza prefrontal medial, residen nuestras capacidades más complejas</b>: el pensamiento abstracto, la metacognición (pensar sobre lo que pienso), la identidad personal, la ética... Otra función muy importante que tiene esta zona es la de <b>supervisar los procesos que suceden en las otras regiones y armonizarlos.</b> Así, por ejemplo, aunque mi cerebro reptiliano y límbico me digan que me coma el octavo bombón de la tarde, mi corteza prefrontal me manda un mensaje de "ya es suficiente, no comas más". O si voy en el metro y mi cerebro reptiliano me dice que el chico que está sentado en el asiento de enfrente me atrae terriblemente, pero mi neocórtex me recuerda que tengo una pareja en casa y que uno de mis valores es la fidelidad, la corteza prefrontal armonizará todo eso y hará que no salte al cuello de mi compañero de vagón; y que eso, además, no me suponga ningún drama a nivel emocional. Y todo ello en pro de nuestra supervivencia, nuestra adaptación, la satisfacción de nuestras necesidades y nuestro mayor nivel posible de bienestar. No es poca cosa, no...</div>
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Sin embargo, <b>cuando las tres zonas están "desarmonizadas", la persona suena como un concierto en el que cada uno va por su lado, o en el que los músicos se hubieran olvidado de afinar los instrumentos.</b> Un desastre, vaya. Pensamientos disparados, emociones desbordadas, instintos dominando la situación. Malestar instalado, tristeza crónica... incluso <a href="http://www.revespcardiol.org/es/aspectos-psiquiatricos-conductuales-enfermedad-cardiovascular/articulo/90027213/" target="_blank">ciertos problemas cardiovasculares se ha demostrado ya que tienen ciertos rasgos de personalidad y estados emocionales como factores de riesgo.</a></div>
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La psicoterapia trabaja en la integración de estas tres zonas del cerebro, trata de contribuir a armonizarlas de nuevo, intenta ayudar a la corteza prefrontal a que haga su trabajo armonizador. Cuando tenemos un "insight", palabreja que usan los psicólogos para denominar ese "caer en la cuenta de algo" (que es lo que se busca que suceda en terapia), lo que ha pasado es que hemos hecho nuevas conexiones neuronales, hemos conectado "esto" con "aquello", nos hacemos conscientes de algo que estaba ahí, pero no terminábamos de ver; y esta nueva información cambia nuestro panorama. <a href="http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3764373/" target="_blank">Hace tiempo que sabemos que la terapia produce cambios a nivel neuronal.</a> <b>Esta capacidad del cerebro de realizar nuevas conexiones se llama neuroplasticidad.</b> En terapia <b>usamos todos los medios a nuestro alcance para ayudar a la corteza prefrontal a integrar pensamientos, emociones, funciones corporales.</b> Ayudamos al cerebro y, como consecuencia, a todo el resto del cuerpo (ya que estamos tocando la CPU, "el disco duro" del cuerpo) a funcionar mejor. Como la pastilla, sólo que con menos riesgo de efectos colaterales en otros órganos y con un efecto bastante más duradero.<br />
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La pastilla sólo entra por la boca. La terapia entra de diversas formas. Una vez más, Robin Williams nos ayuda en nuestra explicación:</div>
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/6gxUwXl7ZQ8/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/6gxUwXl7ZQ8?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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El profesor Keating hace vivir a los chicos una experiencia muy física, muy corporal, que les va a provocar emociones y que acompaña de una estimulación del pensamiento. Ayuda a que se produzca <b>ese "insight", ese "darse cuenta" que cambiará sus perspectivas y les dará nuevas claves para situarse en el mundo de ahora en adelante.</b> Este profesor, a su modo, está haciendo una sesión de terapia.Y está trabajando con el cerebro. </div>
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Así visto, alguno se desilusionará, y hasta se enfadará, y hasta podría acusarme de biologicista. Pero es que <b>todo esto no le quita una chispa ni de magia ni de misterio al hecho de que un contacto directo entre seres humanos, como lo es la terapia, resulte curativo.</b> Y es que una de las cosas que necesita el cerebro en general y el sistema límbico en particular para funcionar bien es un entorno estable y seguro y relaciones personales cálidas y afectuosas... como debería ser la relación entre paciente y terapeuta. Y, además, por más que todos los seres humanos tengan manos, no hay dos manos iguales, ni sentimos lo mismo en el contacto con una mano o con otra. Igual en terapia, por más que nuestra personalidad tenga su sustrato en algún lugar de nuestro sistema nervioso, eso no nos hace menos únicos e irrepetibles, ni hace menos único e irrepetible el contacto entre dos seres humanos concretos en el aquí y el ahora.<br />
<br />
La psicoterapia, pues, actúa, al igual que la pastilla, sobre el cuerpo, sobre el cerebro. Con una diferencia: la pastilla no crea nuevas conexiones neuronales.<b> La pastilla puede</b> (ya lo hablamos en aquel <a href="http://proyectoagapemadrid.blogspot.com.es/2015/10/dile-tu-capitan-que-solicito-parlamento.html" target="_blank">otro post</a>) <b>ayudar a crear un clima en el que la persona que está demasiado fuera de control o demasiado desestructurada pueda reequilibrarse un poco para poder empezar a trabajar consigo misma.</b> Pero la tarea de fondo (y aquí nos reconciliamos con la filosofía) vuelve a estar en la mano de cada ser humano, depende de cómo quiera trabajarse a sí mismo para encontrar dentro de sí fuerza vital, sentido y salud. En este "departamento" de las capacidades del ser humano es donde trabaja encantada la psicoterapia.</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300434 -4.3492371999999575 40.8035074 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-73733010888660484502015-10-21T12:19:00.000+02:002015-10-21T12:55:26.963+02:00Con suavizante, por favor<div style="text-align: justify;">
Una tarde cualquiera de finales de verano, me acerco a la lavandería del barrio. Es un pequeño establecimiento, con varias lavadoras y secadoras y unos asientos en los que esperar mientras la tecnología hace la colada. A través del cristal, veo un hombre más que sentado espanzurrado en uno de los asientos, con la cabeza caída hacia un lado, la boca medio abierta, los ojos cerrados. Respira despacio y profundamente. Diría que tiene entre cuarenta y cuarenta y cinco años. Viste pantalón vaquero y camiseta, no demasiado nuevos, aunque tampoco se diría que viejos ni sucios.<b> Un sueño demasiado profundo para ser las cinco de la tarde.</b> Empujo la puerta y se cierra tras de mí, y el ruido no le hace ni siquiera inmutarse. El espacio es pequeño y yo tengo buen olfato, así que descarto inmediatamente que sea un exceso de alcohol la causa de este sueño profundo. Al fondo, una de las secadoras está llena de ropa, pero no ha sido puesta en marcha. Cuando me acerco hacia otra lavadora para meter mi ropa, confirmo mi hipótesis: a la derecha, sobre una de las máquinas, hay un rectángulo de papel de aluminio manchado de algún tipo de sustancia, y otro pedazo del mismo papel enrollado en forma de tubo. <b>"Fumarse un chino"</b> es la palabra que se utiliza para designar una de las formas de consumo de heroína inhalada. Se quema en el papel de plata y el humo se inhala a través del cilindro colocado en la boca. Un rato después, ya con mi ropa lavada y seca, de camino a casa, reflexionaba sobre mis pensamientos y emociones durante esa hora mientras, en el banco frente a la lavandería, esperaba a que terminara el programa de lavado; sobre las personas que miraban por la ventana con <b>una mezcla de miedo y no saber qué hacer</b>; sobre la que se ofreció a "quedarse vigilando por si acaso" mientras entraba de nuevo al establecimiento para sacar mi ropa de la lavadora. Reflexionaba sobre <b>las razones que hacían posible que yo no sintiera miedo</b> ante una persona intoxicada de una droga que te sume en un profundo sueño. Reflexionaba sobre el hecho de que <b>la fuente del miedo es mucha veces la falta de conocimiento.</b> Reflexionaba sobre el hecho de que hace tan solo cuatro años me hubiera vuelto a casa con la ropa sin lavar, porque ni siquiera me hubiera atrevido a entrar. Después de trabajar tres años con personas drogodependientes me ha pasado lo normal: he conocido, he entendido. Y <b>cuando entendemos y conocemos, el miedo se va</b>, y deja paso a otras emociones mucho más útiles para la convivencia en la sociedad.</div>
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En mi consulta en el centro de adicciones tenía colgado en un sitio principal y bien visible este póster:</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR3tChr-g9YVM2bm1XK7GvkaxCxaSzDF_DhKks9iTR2vsF7rkrtPNGn7ssPu3a7ixgVhamoBf5uhlOrckAjxz9MUP3KC2PhQQOBpAFounm_3BpVpNZs34h1ZEOhR5vK21Lr7HZuSvVnBGQ/s1600/icebergs-peligro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR3tChr-g9YVM2bm1XK7GvkaxCxaSzDF_DhKks9iTR2vsF7rkrtPNGn7ssPu3a7ixgVhamoBf5uhlOrckAjxz9MUP3KC2PhQQOBpAFounm_3BpVpNZs34h1ZEOhR5vK21Lr7HZuSvVnBGQ/s320/icebergs-peligro.jpg" width="320" /></a></div>
<br /></div>
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<br /></div>
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Me servía para explicar a los pacientes, y ocasionalmente a sus familias, que <b>la adicción no es más que la punta del iceberg</b>, no es más que un síntoma de otras cosas que están desajustadas en la vida. Lo que pasa es que lo que llama la atención (por lo escandaloso y destructivo) es la conducta de consumo, pero "bajo el mar" están un montón de factores que han afectado a la vida de la persona y que la han llevado a, entre otras cosas, consumir algún tipo de droga. ¿Qué tipo de factores? Pues algunos de tipo <b>biológico:</b> cierta carga genética (favorecedora, aunque NO determinante de tener un problema de adicción. Recordemos que fenotipo = genotipo + ambiente), ciertos desajustes fisiológicos (problemas en los receptores cerebrales de dopamina, alteración en las hormonas que regulan la respuesta de estrés, etc.); otros factores de tipo <b>psicológico</b> (por ejemplo, acontecimientos traumáticos no superados, estilo educativo demasiado rígido, o demasiado laxo, o demasiado sobreprotector, carencias en el desarrollo personal: autoestima, asertividad, etc.); y factores de tipo <b>social </b>(crecer en un ambiente/barrio donde las drogas son vistas como algo normal, vivir rodeado de personas consumidoras, etc.). Todos estos factores de riesgo son <b>como papeletas para una rifa:</b> cuantas más juntes, más posibilidades de que te toque "el gordo". </div>
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<br /></div>
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Si entendemos la adicción como un producto de todos estos factores, la mayoría de los cuales no han sido elegidos por la persona, es más fácil tener <b>una mirada comprensiva, empática</b>, que entienda que quien tiene un problema gordo de verdad es la persona adicta (y sus personas cercanas); y que, si se ve en éstas, probablemente ha tenido una vida previa tortuosa y llena de obstáculos; desde ese punto de vista, es más fácil conectar con el dolor vital de esa persona que con el miedo a que "me ataque". Cuando, al cerrar la lavadora, el chico despertó por un momento, intentó sentarse recto en la silla y, como mejor pudo en medio de su intoxicación, farfulló educadamente: "Buenas tardes". Dos segundos después volvió a caer en su sueño de placer artificial y pasajero.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y, por supuesto, si entendemos la adicción como un producto de todos estos factores, y entendemos que <b>las personas que no tenemos una adicción es simplemente porque no tenemos estos factores de riesgo, o tenemos algunos de ellos pero además tenemos otros factores de protección que los contrarrestan</b> (lazos familiares y sociales saludables, autoestima, asertividad, entorno seguro, alternativas de ocio...), entonces es fácil entender también que <b>la respuesta al problema tiene que venir de ayudar a la persona a construir factores de protección y disminuir los de riesgo</b>. Una vez más, la medicación puede ayudar, pero no lo es todo ni mucho menos. Comparto con vosotros esta charla TED de Johann Hari, donde hace una reflexión interesantísima sobre lo equivocado de los sistemas punitivos y estigmatizantes que se utilizan aún en muchos lugares para tratar de "enderezar" al adicto:</div>
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<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/PY9DcIMGxMs/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/PY9DcIMGxMs?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras mi experiencia de trabajo en adicciones, no puedo más que coincidir con este señor en que lo fundamental de un tratamiento efectivo para personas con drogodependencia es <b>que les ayude a reconectar con la sociedad</b>. Y esto, también según mi experiencia, es todavía un reto por conseguir. Para ello, lo primero que hay que cambiar es<b> la forma en la que la sociedad contempla a la persona con adicción</b>, para pasar del miedo a la aceptación (de la persona, no de sus conductas) y a tender una mano. Cuando antes de irme, ya con mi ropa limpia, le desperté y le ofrecí a aquel chico un papel en el que le había escrito a mano una dirección en la que podían ayudarle, no me dijo "Iré mañana". De hecho, también desde la experiencia sé que es muy posible que aún quede tiempo hasta que se decida a pedir ayuda. Lo que sí acertó a decir, desde su pedo de heroína, fueron unas cuantas palabras mal pronunciadas: "Pues... muchas gracias... Está muy bien". Creo que, simplemente, agradeció que alguien se le acercara sin miedo y entendiera. Así de fácil. Así de simple. Así de poco meritorio. Es sólo <b>conocer en primera persona y querer entender</b> lo que puede hacer que en cuatro años pases de cambiarte de acera a no poder evitar decirle a alguien "no te conozco, pero me importas como ser humano y me preocupas", como lo hacemos todos cuando vemos a alguien tropezar en medio de la calle, caerse de bruces y hacerse daño. Es entender que <b>"no soy ni superior ni más bueno que tú por no ser drogodependiente, simplemente he tenido mucha más suerte en la vida"</b>. Aún queda por caminar en este sentido, aún hay un estigma muy áspero. A los lavados de nuestra sociedad aún les falta suavizante.</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300434 -4.3492371999999575 40.8035074 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-48872167514814266862015-10-06T12:31:00.000+02:002015-10-22T10:29:48.032+02:00Dile a tu capitán que solicito parlamento<div style="text-align: justify;">
Cuando uno se adentra, ya sea por razones personales, profesionales o académicas, en el mundo de la salud mental y todo lo que le rodea, hay un debate que pronto sale al encuentro, y es el que plantean <b>los psicofármacos</b>. Uno se encuentra de pronto inmerso en una especie de "guerra de salón" en la que algunos (muchos de ellos psicólogos) desprecian con desdén o hasta arremeten contra los fármacos como unas sustancias inservibles en el mejor de los casos o hasta perjudiciales en el peor de ellos, además de generadoras de dependencia ; y otros (muchos de ellos médicos) se enfurecen al pensar en el atraso que supone no usar unas sustancias que, gracias a los esfuerzos de investigación de décadas y décadas, pueden aliviar los males de quienes sufren por esas enfermedades que son concebidas por la medicina como una alteración en el sistema nervioso de las personas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A mí personalmente, que me siento entre dos aguas en este mundo de la salud mental, el debate me parece un poco un despilfarro de energía, porque creo que es algo así como si nos planteáramos si la ensalada hay que aliñarla con aceite o con vinagre: pues mire, hay gente que sólo con aceite, hay quien solo con vinagre y mucha gente prefiere echarle los dos. Y es que si dejamos a un lado fundamentalismos y nos quitamos los yelmos profesionales que nos tapan las orejas y nos oprimen la mente, es posible que unos y otros podamos entendernos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En lo que a mí respecta, conozco y comparto algunos de los argumentos de ambos "bandos". Estoy de acuerdo, por ejemplo, en que tomar un psicofármaco puede entrañar <b>el riesgo de que se pase por encima de lo que la angustia, la tristeza o la pérdida de sentido de la realidad le puede estar diciendo a la persona sobre sí misma</b>. Uno puede quedarse en el nivel de los neurotransmisores ("si la depresión es un problema con la gestión del neurotransmisor serotonina y me tomo una pastilla que regula los niveles de serotonina, se acabó la depresión") y no preocuparse por resolver, a otro nivel, la pérdida que se ha sufrido y que ha desencadenado ese desequilibrio en la serotonina. Esto es más tentador todavía en <b>una sociedad que nos invita al absoluto confort, a no hacer esfuerzo alguno para superarnos o crecer como personas</b>. "Si existen unas pastillas para adelgazar que me permiten seguir comiendo exactamente igual de insano que hasta ahora, mejor que mejor", no vaya a ser que nos veamos obligados a hacer un esfuerzo para cambiar nuestro ritmo de vida o nuestros hábitos por otros más saludables:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/_UN244lg_KM/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/_UN244lg_KM?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así, es más sencillo tomarse una pastilla que haga el trabajo por mí que hacer yo un trabajo personal que me comprometa y puede que me saque del "sofá vital" en el que estoy apoltronado. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
También estoy de acuerdo en que <b>la industria farmacéutica tiene golosísimos intereses en hacer pensar a todo el mundo que necesita un psicofármaco</b>, y pone en marcha toda su maquinaria como lobby para psiquiatrizar cualquier malestar que la vida nos trae. Estar triste o nervioso puede ser perfectamente normal, un mecanismo para facilitar nuestra adaptación al medio, como ya vimos en <a href="http://proyectoagapemadrid.blogspot.com.es/2015/09/princesa-disney-busca-empleo.html" target="_blank">otro post</a>. El problema real viene cuando la cosa se va de madre y pasa a ser algo desadaptativo. Ahí es cuando hay que hacer "algo más". </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y, compartiendo estos argumentos, también tengo la experiencia clínica de ver a <b>personas con problemas de salud mental pasando por situaciones de mucho sufrimiento</b>; con tanto dolor que no pueden ni siquiera retirar el esparadrapo para enseñar la herida; con tanta angustia que no pueden sentarse en una consulta a hablar de su dolor; con unas voces en su cabeza tan reales para sí mismos y tan amenazadoras como para paralizar completamente su vida; con tanta ansiedad como para no atreverse a salir de casa, y no llegar a una cita de terapia. En estos casos, creo que tener un fármaco y no darlo es <b>como hacer caminar a pie hasta el hospital a alguien que acaba de romperse la pierna por tres sitios</b>. Si nos ponemos naturistas y decimos que hay que optar sólo por lo natural, refinaré las palabras de uno de mis profesores del hospital Gregorio Marañón, cuando nos explicaba que no todo lo natural es bueno, porque "una patada en los testículos es algo muy natural" y no gusta precisamente. En el extremo contrario, tampoco me siento cómoda cuando contemplo a esas <b>personas enlentecidas por un exceso de medicación</b>: si un adolescente o un niño se tiene que quedar dormido de pura sobremedicación en clase para poder lidiar con su trastorno de hiperactividad, algo falla...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En fin, pese a esta nube de argumentos y contraargumentos, mi postura es clara, y sigo con el ejemplo de la pierna rota, en la que <b>los psicofármacos serían el equivalente a una muleta</b>: si te has hecho un torcedura leve, no te voy a dar una muleta, sino una tobillera si acaso, o a lo mejor nada de nada. Si te has roto una pierna, te voy a dar <b>rehabilitación (que equivaldría a la psicoterapia)</b> para que recuperes la función de la pierna; pero tendré que escayolarte un tiempo primero y darte una muleta para que puedas ir tirando, porque el proceso va a ser largo y necesitarás vivir mientras tanto, y cada vez que apoyas el pie te quieres morir. Y si no te la doy quizás ni siquiera puedas salir a la calle para ir al fisio. Eso sí, el trabajo importante en el sentido profundo y a largo plazo es la rehabilitación; porque <b>su objetivo, al igual que debe ser el de la psicoterapia, es que la persona sea capaz de valerse por sí misma, de caminar sin muletas</b>. Hay también personas que, por el problema que tienen, toda la vida tienen que caminar con una muleta: aceptemos también esta realidad; y, sobre todo, <b>dejemos a la persona decidir</b> cómo quiere caminar: si quiere cojear, si quiere ir con muleta, sin muleta, en carrito, o entrenarse para correr maratones aunque sea cojo. Pongamos a disposición de la persona todas las armas que tenemos para ofrecerle para su batalla personal contra los problemas de salud mental. Expliquémosle ventajas e inconvenientes y dejémosla decidir como persona libre que es. Y hagamos <b>que se sienta acompañada en su decisión</b>, porque es su vida lo que está en juego en todo caso. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En fin, que, como en Piratas del Caribe, lo más sensato, antes de que un bando sentencie de muerte a otro, sería solicitar parlamento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/UYc6--UNEBg/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/UYc6--UNEBg?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com1Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300434 -4.3492371999999575 40.8035074 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-63535303296553754872015-09-26T15:09:00.002+02:002015-10-06T12:34:45.355+02:00Princesa Disney busca empleo<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pixar me ha proporcionado grandes
ratos de diversión en los últimos años. Sin embargo, cuando vi el tráiler de la
última película que estaban preparando, hace algo más de un año, ya sospeché
que, además de diversión, esta película tenía bastante más que aportar. O al
menos tenían la oportunidad. Parecía que las princesas Disney se iban a quedar esta vez condenadas al fondo de armario.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/ZOWV9F7LnIQ/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/ZOWV9F7LnIQ?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pocos días después de su estreno, salí del cine
satisfecha: <i><b>Inside Out</b></i> (o <i>Del revés</i>, en un intento de traducción
al español que suda por hacerle justicia al original) <b>había cumplido mis
expectativas</b>. Aunque se presenta como una película infantil, los niños de siete
años posiblemente salgan con una sensación de haberlo pasado bien y haber visto
una película de aventuras (un poco deslavazadas, porque entiendo que para ellos
es difícil encontrar la conexión entre lo que pasa “inside” y lo que pasa
“out”); ahora, el adulto que se
propusiese llevar a los niños al cine a pasar un rato entretenido se encontró
de bruces con dos oportunidades: una más
de corte intelectual, ya que la película te cuenta en hora y media, a base de
dibujitos y sin que te pispes, entre otros conceptos psicológicos, <b>algunos de
los elementos básicos de la teoría de las emociones de Greenberg</b>; y por otro
lado, salvo que estés hecho de material mineral de primera calidad y dureza, te
hace llorar de principio a fin.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Analicemos un poco más estas dos
oportunidades que nos brindan estos magos de la animación que, no me cabe duda,
han buscado estupendos asesores expertos en psicología para hacer esta
película:<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-<a href="http://www.goodtherapy.org/famous-psychologists/leslie-greenberg.html" target="_blank">Leslie Greenberg</a> es un señor
ingeniero que, según cuenta la leyenda, iba a matricularse en el doctorado en
ingeniería y una fuerza irrefrenable hizo que se “equivocara” de puerta y se
matriculara en el doctorado en psicología. Así, con el tiempo, este señor
ingeniero desarrolló una teoría sobre las emociones que está ahora más que en
boga en el mundo de la psicoterapia humanista. La desarrolló, eso sí, con mente
de ingeniero: sistemática y ordenadita,
toda ella cuadra por todas partes; hay
profesiones y formaciones que imprimen carácter… Pues bien, los personajes de colorines que
aparecen en “Inside Out” no son más que <b>emociones básicas</b> de la teoría de
Greenberg: alegría, tristeza, ira, asco y miedo. Y, tal como la película nos
muestra, tienen la misión de reaccionar ante lo que nos sucede para así
orientar nuestra acción. Todas ellas, todas (incluso las que nos resultan
desagradables), son necesarias para tomar las mejores decisiones. De hecho, en
la película el lío empieza porque a una de ellas la dejan un poco margi y… no
desvelaré nada más pero, si rechazamos o queremos enterrar alguna de nuestras
emociones antes de prestar la suficiente atención a lo que nos está diciendo,
la cosa no va a ir nada, pero nada bien. Tampoco irán bien las cosas si alguna
emoción se nos queda atragantada, atascada sin ser superada. Se convierte en
una <b>emoción desadaptativa</b> (que no ayuda a la adaptación, vaya, sino que nos la dificulta). También lo son aquellas que no son congruentes con
la situación (se me muere un perro al que adoro, pero doy botes de alegría) o
son desproporcionadas (tengo un miedo paralizante al tener que hacer una
pregunta en público). Y es que <b>las emociones desadaptativas vienen de lugares poco sanos y un poco oscuros, de situaciones
traumáticas que no se resolvieron correctamente</b> (por ejemplo, en alguna
situación me avergonzaron en público y no lo he superado). <b>¿Cómo saber si una
emoción es adaptativa o desadaptativa?</b> Pues compárala con un mensajero: llama a
la puerta de forma espontánea y dicharachera, trae un mensaje y se va. No se te
queda en el salón tomando el té ni aburriéndote contándote su vida. Si lo hace así,
vas a llamar a SEUR para que le den un toque, ¿no? Pues con las emociones lo
mismo. “Nenas, dejadme aquí el paquete y
piraos, que lo poco agrada y lo mucho enfada”, sería una guía rápida del
usuario de las emociones adaptativas. Y aplicándome el cuento a mí misma, de
las emociones secundarias os hablo en otro post, que así, además, os dejo
ansiosos de saber y me leéis con más alegría (emoción primaria adaptativa,
espero). </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
-Respecto a lo de llorar a moco
tendido de principio a fin de la peli, supongo que requiere un cierto grado de
sensibilización en el espectador. He analizado mucho qué es lo que me hizo
llorar tanto, y creo que es el ser consciente de cómo las emociones que han
suscitado las experiencias vividas han contribuido a configurar mi personalidad. Uno se da cuenta de <b>cuáles son sus propios “recuerdos esenciales”</b>,
y cómo son algo sagrado, un tesoro tal que nos hace quienes somos; y cómo de doloroso
resultaría desprenderse de esas partes de nuestra historia que nos configuran:
sería tan doloroso como perdernos a nosotros mismos. De hecho, toda crisis vital
es dolorosa (por más que muchas veces sean muy saludables), porque nos pone en
la tesitura de desprendernos de partes tan nuestras como
nuestros dedos o nuestras orejas<i>. Inside
Out</i> es también una película sobre esa <b>gran crisis vital</b> que es la
adolescencia (más bien la preadolescencia según la película, pero ahí le anda...), en la que se da una gran parte del parto de nuestra identidad
adulta, de nuestra personalidad; y sobre cómo <b>cuando grandes cambios llegan a nuestra vida nos pueden poner en jaque</b>.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En fin, que sí, que la
recomiendo. Y que me parece una buenísima noticia que los creativos de Pixar se
hayan decidido a vaciarnos por un rato las pantallas mundiales de princesas
90-60-90 y nos brinden la oportunidad de conocer y<b> reflexionar un poquito sobre
nuestras emociones y sobre qué es lo
esencial en la identidad de cada uno de nosotros</b>; y de que a nuestros niños y
niñas eso de las emociones como algo importante les empiece a sonar desde ya. Padres y tíos incautos que lleváis a vuestras
criaturas al cine: abrochaos el cinturón, que va a haber más que dibujitos (ah,
y no olvidéis los clínex).</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-83089074021660233242015-06-28T19:13:00.002+02:002015-06-29T17:58:27.602+02:00¿Mc Terapia con patatas grandes?<div style="text-align: justify;">
Cuando alguien se plantea iniciar una terapia, al igual que cuando uno inicia una obra en casa (que va a ser cara y nos va a desbaratar la vida por un tiempo), es normal que se pregunte, "¿y esto cuánto va a durar?"</div>
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El mundo de las terapias psicológicas es grande y complejo, con interconexiones e intraconexiones dentro de los diferentes tipos de terapias, y a su vez con fusiones y adaptaciones. Y todo ello aderezado por el actualmente en boga "eclecticismo" de los terapeutas, que toman de acá y de allá para tratar de encontrar un estilo personal.</div>
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Simplificando mucho (muchísimo), hablaremos de <b>tres grandes tipos de terapias psicológicas</b>, por orden cronológico de aparición en el mundo de la terapia: </div>
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Por un lado, la <b>cognitivo-conductual</b>, que se basa en que nuestra conducta es fruto de nuestra cognición. Los pensamientos serían el estímulo que provoca como respuesta una conducta. Por ejemplo, una persona que piensa que va a ser rechazada porque no es capaz de ver sus cualidades se comporta de forma retraída. Si conseguimos cambiar lo que piensa sobre sí misma, es posible que su conducta cambie. Desde esta orientación se ayuda a la persona a cambiar sus cogniciones, lo cual traerá como consecuencia un cambio en su conducta y, en definitiva, se encontrará mejor.</div>
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Por otro lado está la orientación <b>psicoanalítica</b>. Para los terapeutas de esta orientación los estímulos que provocan la conducta son básicamente la libido, los instintos y los mecanismos de defensa. Se trata de analizar e interpretar cómo estos están influyendo en la vida del individuo. Por ejemplo, la persona del ejemplo anterior podría estar con su conducta retraída protegiéndose del rechazo, porque se sintió rechazado por sus padres en su primera infancia o ya desde el vientre de su madre. </div>
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Por último, la psicoterapia <b>humanista o tercera fuerza</b>, más que poner el énfasis en lo que "no funciona" de la persona, pone el énfasis en el valor del ser humano, en su capacidad de crecimiento. Cree en la potencialidad del ser humano para desarrollarse; confía en que, si se dan las condiciones necesarias, la persona, como una semilla, dará buen fruto. En el caso de la persona que se comporta de forma retraída lo importante sería crear una relación terapéutica que permita a la persona explorar su mundo interior, hacerse consciente de sus luces y sus sombras, averiguar lo que realmente quiere y sentirse capaz de caminar hacia ello. </div>
<br />
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Pero y la obra, ¿qué? ¿cuánto va a durar? ¿cuánto tiempo con los obreros dando vueltas por la casa y llenándolo todo de polvillo blanco, de ese que no sale por más que friegues?</div>
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Pues bien, la duración es variable. Vemos gente que en pocos meses ha resuelto lo que quería resolver y gente que lleva 6 años acudiendo al psicoanalista y esto no tiene visos de terminar. Por supuesto, no se puede dar una duración estándar para algo tan individual e irrepetible como es el acompañamiento a un ser humano y como lo son también las circunstancias que pueden estar rodeando su vida en un determinado momento, así como el grado de profundidad al que está dispuesta a "bucear" una persona.</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Y en realidad lo que quiero <b>no es tanto incidir en el tema de la duración de una terapia como en el estilo de la misma,</b> aunque indudablemente lo segundo influye en lo primero. Hoy en día <b>lo que más en boga está en nuestro entorno es la terapia cognitivo-conductual</b>, hasta el punto de que apenas si se habla de otras orientaciones en las facultades de psicología de las universidades españolas. Y, desde mi punto de vista, aparte de con otras circunstancias, esto puede tener algo que ver con el <b>estilo de vida</b> predominante en nuestra sociedad (o, si no es una causa directa, desde luego que contribuye a perpetuar su hegemonía). En nuestra sociedad se trata de obtener <b>soluciones rápidas y efectivas, que resuelvan cuanto antes la papeleta</b>. Por tanto, es fácil de entender que una terapia que da resultados rápidos case con nuestra sociedad como anillo al dedo. Entiéndaseme, no quiero yo arremeter contra los terapeutas ni contra las terapias cognitivo-conductuales, y reconozco que s<b>us técnicas pueden ser muy útiles en ciertas circunstancias.</b> Sin embargo, hay algo subyacente a su filosofía que me chirría, y por lo cual me alejo de ella como "estilo terapéutico básico" personal. Alguien en mi entorno lo dijo hace poco de una manera muy gráfica (y que espero no ofenda a nadie): <b>lo cognitivo-conductual sería como la "fast food" de la psicoterapia</b>: te puede solucionar una comida de forma rápida y relativamente cómoda puntualmente (bendito kebab que nos libró de la inanición aquel día que volvíamos de viaje y no había nada en la nevera), pero no puedes basar tu dieta en ella si quieres tener una vida saludable.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUm1Oe74GsfGa7GymYq6dEOvBd7uPMdhqY3C6zz3OJiYWLSubB00M2kpynLF5p9TawAu9VJ9RldGiueZl0O1qGm9sP3LisMU-LxxUUALV_MQKDqp0VyxI1m8rLlK-Rf5h80MfXNc2qk63U/s1600/pic_1415582168_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="244" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUm1Oe74GsfGa7GymYq6dEOvBd7uPMdhqY3C6zz3OJiYWLSubB00M2kpynLF5p9TawAu9VJ9RldGiueZl0O1qGm9sP3LisMU-LxxUUALV_MQKDqp0VyxI1m8rLlK-Rf5h80MfXNc2qk63U/s320/pic_1415582168_1.jpg" width="320" /></a></div>
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Creo que <b>una terapia, para ser de calidad, debe ser profunda</b>. Mi experiencia en drogodependencias, por ejemplo, me dice que usar la técnica de no acudir a lugares donde se esté consumiendo la droga (o para el fumador retirar los ceniceros de casa) es eficaz... a corto plazo. Ese día la persona no consume. Pero si además de eso (que es muy necesario) no profundiza en las razones que le han llevado a necesitar consumir una sustancia para enfrentarse al día a día, se hace consciente de las emociones que subyacen en el malestar que alivia por medio de la droga y encuentra un sentido profundo para su existencia y una sensación de capacidad para abandonar el consumo y construir la vida que realmente quiere, a las pocas semanas volverá a acudir a lugares de riesgo para consumir de nuevo. Porque la fast-food es sólo fast-food, por mucho que se la aderece con complejos vitamínicos (en forma de ansiolíticos, antidepresivos etc...) para hacer un constructo esperpéntico que se parezca a una comida nutritiva. En el caso de los niños, desde una perspectiva conductista podemos darles una ficha cada vez que hacen algo bien que luego podrán cambiar por un premio; o podemos, desde una perspectiva humanista, crear un clima de comunicación emocional en el que el niño decida colaborar porque se da cuenta de que eso contribuye al bienestar propio y de los que le rodean y a un mejor clima en casa o en el colegio. Es posible que al segundo niño le lleve más tiempo, pero es también más probable que la actitud de colaboración perdure para siempre y en todos los ambientes.</div>
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En el mundo del fast-food, fast-sex y las fast-cities, un poquito de reposo y ralentización no nos viene nada mal para tener una vida más saludable, como ya propusieron hace más de veinte años los impulsores del movimiento <i><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_lento" target="_blank">Slow</a>.</i></div>
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<span style="color: #0000ee;"><i><u><br /></u></i></span><i><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_lento" target="_blank"></a></i></div>
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<i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEid-DyCYqkUm6SShnMmrHGPiE1RK5NSxzdiJ-mhGdgPULTYnjtiH4UhhpyNT8JzILO4EzhmBsWcb8l-QL2-LlGvGmrsIriAcXopYzPHEZ69pvn8FsXVmruovPXAxFwXx_q4LOnzVeR13n_V/s1600/Propiedades-nutritivas-del-caracol.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="193" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEid-DyCYqkUm6SShnMmrHGPiE1RK5NSxzdiJ-mhGdgPULTYnjtiH4UhhpyNT8JzILO4EzhmBsWcb8l-QL2-LlGvGmrsIriAcXopYzPHEZ69pvn8FsXVmruovPXAxFwXx_q4LOnzVeR13n_V/s320/Propiedades-nutritivas-del-caracol.jpg" width="320" /></a></i></div>
.<br />
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Es por todo esto que desde mi orientación básica humanista centrada en la persona no puedo más que abogar por la terapia de ternera ecológica cocinada a fuego lento; y, sólo puntualmente y cuando no haya tomate raaf de temporada a mano, ponerle como aderezo un poquito de ketchup. </div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300434 -4.3492371999999575 40.8035074 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-73257608921623966072015-05-10T14:37:00.003+02:002015-05-10T17:22:58.207+02:00Sol embotellado, Sol etiquetado<div style="text-align: justify;">
Uno de los guantes que arrojó el enfoque psicoterapéutico humanista centrado en la persona a mi formación médica, nada más empezar a aproximarme a él, fue el de los <b>diagnósticos</b>. La mente médica se conforma para descubrir lo que está desviado de la normalidad, ponerle a esa desviación un nombre (el diagnóstico) y seleccionar de entre los tratamientos disponibles el que ha demostrado ser más efectivo para corregir dicha desviación concreta en la mayoría de individuos. Este método es bastante funcional para los hígados, los estómagos e incluso para las batidoras. Sin embargo, cuando nos metemos con las mentes, empezamos a pisar terreno escabroso. </div>
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La<b> psiquiatría</b> también tiende a funcionar con categorías diagnósticas, recopilando síntomas y signos de desviación de la normalidad y agrupándolas en diferentes tipos de patologías, tratando después de encontrar patrones de tratamiento que puedan beneficiar a las personas con dicho problema o diagnóstico. Para mí, dentro de la psiquiatría, el terreno más escabroso de todos es el que trata de catalogar o categorizar los <b>problemas de personalidad</b>. El grupo de diagnósticos que abarca los<b> trastornos de personalidad</b> es el resultado de esta categorización. Son patrones persistentes y estables de conducta que se desvían de los esperado en el contexto cultural de la persona y que le provocan malestar o deterioro en áreas importantes de su funcionamiento. También se definen a veces como una <b>"patología de las relaciones"</b>, que es donde suelen radicar la mayoría de los problemas que sufren (y con frecuencia generan) estas personas. La clasificación psiquiátrica va más allá y subclasifica a estas personas en función de ciertos elementos que caracterizan la personalidad de la persona en cuestión. Así, existen trastornos antisociales, evitativos, dependientes, histriónicos...</div>
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Desde el enfoque humanista centrado en la persona, sin embargo, se remarca la <b>individualidad de cada ser humano, su ser único e irrepetible</b>. Por lo que las "cajitas" diagnósticas le producen bastante alergia a este enfoque. Para este enfoque sería absolutamente impreciso meter a todas las personas con esquizofrenia dentro de la misma "caja diagnóstica", o a todas las personas con trastorno bipolar, o a todas las personas con rasgos antisociales en su patrón persistente de conducta. <b>En este enfoque no existe el diagnóstico. </b>Además, como según este enfoque la persona es la única capaz de encontrar las mejores soluciones para sus problemas, la parte útil del diagnóstico que radica en poder aplicar patrones de tratamiento comunes a todas las personas con un mismo tipo de problema, no tiene ningún sentido. Para el paciente, él es el único paciente a tratar, por lo que no necesita sistematizar el tratamiento para ningún otro caso.</div>
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Supongo que ahora entenderéis el dilema y la necesidad de reajuste de un médico que de pronto tiene que dejar a un lado una de sus herramientas básicas (el diagnóstico) y trabajar desde otra perspectiva. Personalmente me llevó un tiempo <b>reconciliar estas dos partes </b>mías: la acostumbrada a trabajar con diagnósticos (que además tiene experiencia de su utilidad) y la que reconoce con gozo la absoluta individualidad del mundo interior de las personas. Creo que ahora mismo podría enunciar ese<b> pacto de no agresión entre ambas posturas</b> de la siguiente forma: los diagnósticos pueden ser una ayuda en la medida en que nos ayudan a plantear <b>hipótesis sobre las posibles causas de los problemas</b> y conflictos que surgen en la persona; también son útiles para saber <b>qué otras manifestaciones del problema es posible que encontremos en esa misma persona</b> (por ejemplo, es muy probable que una persona con un síntoma de esquizofrenia como puede ser escuchar voces tenga también otros como, por ejemplo, sentirse vigilado). Y todo esto, ¿para qué? Como una <b>ayuda a la empatía</b>, como <b>una especie de mapa</b> que, siempre con la confirmación de lo que la persona en cuestión nos cuenta y nos muestra, nos puede a veces ayudar a situarnos mejor en el terreno que pisamos, a ampliar nuestra visión como unos prismáticos. Así, me da exactamente igual saber si una persona cumple todos los criterios necesarios para poder diagnosticarle de trastorno límite de la personalidad según las directrices del manual; lo útil de ubicarle mentalmente en ese espectro es saber que esta persona que nos cuenta que tiene una permanente sensación de vacío emocional es muy posible (aunque no seguro) que además tenga con frecuencia una sensación de abandono, lo cual le produce un profundo dolor. Y esto es útil en la medida en que me pueda ayudar a comprender mejor a la persona, a meterme más en su pellejo, a entrar con más profundidad en su mundo interior para, desde ese sitio privilegiado, ofrecerle luz para que busque las mejores soluciones para lo que él o ella considere que tiene que resolver.<br />
<br />
Y así, también, hace tiempo que <b>las "categorías" de los trastornos de personalidad se me quedan pobres</b>, porque mi experiencia clínica sí que me habla de una <b>complejidad, variabilidad e individualidad de cada persona que no puede ser abarcada</b> por ninguna convención de psiquiatras o psicólogos sesudos que intenten aprehenderla y hacerla manejable. Sería como intentar poner puertas al campo, o tratar de embotellar un rayo de sol. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwC2HQ1mcXC7ApwQgCDBinyGOTFO8dpUP4qWaal1q6o6RuyofIqy-uOSIS28KOpT2YzlZlUmfKrHTkRK62gpguUJ4ZRrft5A6IZDk4CDZZf3uzWruvACmtc3Xp5Z4hNtGTBhy9qP3H48LM/s1600/29234208+(1).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwC2HQ1mcXC7ApwQgCDBinyGOTFO8dpUP4qWaal1q6o6RuyofIqy-uOSIS28KOpT2YzlZlUmfKrHTkRK62gpguUJ4ZRrft5A6IZDk4CDZZf3uzWruvACmtc3Xp5Z4hNtGTBhy9qP3H48LM/s320/29234208+(1).jpg" width="219" /></a></div>
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No sólo la psiquiatría trata de clasificar las personalidades; son <b>múltiples los intentos que se han hecho desde otros enfoques</b>. Así, tenemos, entre muchos otros, <b>el eneagrama, o la bioenergética</b> (de la que hablamos en <a href="http://proyectoagapemadrid.blogspot.com.es/2015/05/ali-oli-con-mucho-cuerpo.html" target="_blank">el anterior post</a>), que también tienen sus tipos de personalidad o carácter y aconsejan tomar unas u otras medidas para "centrar la personalidad" (en el caso del eneagrama) o deshacerse de los bloqueos corporales (en el de la bioenergética). Pero advierten (sabiamente) que <b>los tipos no son puros </b>(distintos rasgos de uno u otro pueden aparecer en la misma persona), y que<b> distintas personas con igual "tipo" pueden ser muy diferentes por muchos "rasgos" que tengan en común. </b></div>
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Las clasificaciones no dejan de ser una forma de ordenar lo que la observación nos dice sobre los hechos y sus causas, que tienden a agruparse en las personas.<b> El peligro es absolutizarlas, darles demasiada importancia o, lo que es peor, convertirlas en etiquetas </b>que, sin darnos cuenta, le mandan este mensaje a la persona: "tú eres así (antisocial, límite, depresivo, alcohólico...), no eres normal, y difícilmente tienes remedio". Entonces es cuando <b>la etiqueta pasa a robar la esperanza, a encerrar a la persona, a impedirle crecer</b>. La etiqueta pasa a ser parte de su identidad, se hace uno con ella. Entonces es cuando la persona, la parte más sana que había en ella, muere aplastada por la etiqueta .</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-46789170000829018092015-05-01T18:14:00.000+02:002017-05-07T12:22:51.634+02:00Ali-Oli con mucho cuerpo<div style="text-align: justify;">
En este camino infinito de la formación en psicoterapia, mi paisaje básico humanista se tiñe ahora con algunos destellos de <b>Bioenergética</b>. O, dicho de otra forma, en mi "menú degustación" dentro del inmenso restaurante de las terapias de corte humanista, toca ahora probar el plato bioenergético. Y, como en todo menú degustación, hay platos que te gustan más y otros que te gustan menos. En este caso, no me veo yo volviendo al restaurante a pedir una "bionergética muy hecha" en el futuro, pero sí me veo <b>aderezando algún que otro plato de mi despensa con una rica "salsita bionergética"</b> en algún que otro momento. </div>
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Y es que, aunque no comparto muchas de las explicaciones que desde la Bioenergética se dan a la forma en que funciona el organismo (sobre todo, aquello que tiene que ver con "energías" bloqueadas en ciertos lugares) y me pongo de alguna forma en actitud de cautela cuando se me hacen evidentes sus grandes influencias psicoanalíticas, he de reconocer que muchas de las cosas que la Bioenergética "deduce" desde sus postulados resultan razonables y que sus ejercicios parecen provocar en las personas aquello que buscan provocar. Vaya, que<b> la cosa de algún modo funciona</b>; y que el camino del hecho observable a la teoría no lo comparto mucho, pero si dejamos las explicaciones a un lado me parece una técnica que puede resultar útil en muchos casos.</div>
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Supongo que, si habéis llegado hasta aquí, como yo hace unos meses os estaréis preguntando <b>de qué va eso de la Bioenergética</b>. Desde mi modestísimo saber de simple "degustadora" trataré de explicar a qué me sabe a mí este plato, por si alguien quiere buscar por ahí una ración un poco más grande:</div>
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<br /></div>
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Para la Bioenergética, <b>nuestras viviencias profundas se plasman en nuestro cuerpo</b>; sobre todo aquellas que tienen que ver con nuestra <b>niñez y adolescencia </b>(aquí podemos empezar a vislumbrar al amigo Freud). Así, dependiendo de cómo hayamos vivido esos períodos clave de nuestra vida, nuestra mente y con ella nuestro cuerpo (que se conciben como una unidad inseparable) habrán tenido que adaptarse a las circunstancias más o menos hostiles que a la persona le haya tocado vivir. Si me seguís en el razonamiento, podréis llegar a la conclusión de que <b>la forma física de nuestro cuerpo refleja las defensas emocionales que hemos tenido que desarrollar para crecer</b> en ese ambiente más o menos hostil. Y ojo, que aquí no se salva nadie: según la teoría, todos en mayor o menor medida hemos tenido que hacer estos esfuerzos de adaptación, por lo que todos tenemos algunas de estas "huellas" corporales. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero, <b>¿a qué circunstancias hostiles nos referimos?</b> ¿A qué es a lo que intenta adaptarse la unidad mente-cuerpo? Pues, por variados que sean los casos concretos, en definitiva el ser humano lo que busca y necesita es <b>amor</b>.</div>
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<br /></div>
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/sWEEaH3QZoI/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/sWEEaH3QZoI?feature=player_embedded" width="320"></iframe><br />
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Y, para la Bioenergética, <b>si al niño/a le falta el amor en algún momento de su desarrollo, deberá hacer esfuerzos ingentes para adaptarse</b> a esa situación y sobrevivir, lo cual quedará reflejado en dos aspectos: <b>su carácter y su cuerpo</b>. Por poner un ejemplo visual, un niño que ha sufrido algún tipo de abuso o maltrato puede desarrollar un carácter que le permita creer que él puede también controlar o dominar; y resulta aún más gráfico comprobar que su pecho puede quedar también levantado de forma permanente, como para dejar bien claro quién tiene aquí el poder, o la capacidad de seducción. "Aquí estoy yo: obedéceme, sígueme, deséame".</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisU1fXdDpXdjSgBthD6qXGB6CXTIwCdRy8CYk_jc4tVqaDzG4kgTmph9hAtWnVkTY4oAbcrzK3b9QOlI0i1QLkiYsUeFUsq2ToA6nI4XZ6PSL1DGPLoYN7eyt3EUyc4N_6Y8aftaN9-iYd/s1600/wolverine.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisU1fXdDpXdjSgBthD6qXGB6CXTIwCdRy8CYk_jc4tVqaDzG4kgTmph9hAtWnVkTY4oAbcrzK3b9QOlI0i1QLkiYsUeFUsq2ToA6nI4XZ6PSL1DGPLoYN7eyt3EUyc4N_6Y8aftaN9-iYd/s1600/wolverine.png" width="320" /></a></div>
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Este caso parece muy dramático, pero también podríamos ir más a lo cotidiano y hablar de cómo una "barriga sobrecrecida" nos puede servir de separación con el mundo (prueba a dar un abrazo con el doble de barriga), o de otras muchas hipótesis de trabajo...<br />
<br />
Así, diferentes causas dan lugar a <b>diferentes "defensas", que se reflejan en diferentes tipos de carácter y diferentes conformaciones corporales.</b> Esas defensas, que fueron positivas para la supervivencia en un determinado momento, se convierten en un patrón caracterial y corporal que ya no tiene funcionalidad en la actualidad, y pueden impedir o dificultar el crecimiento y desarrollo personal.</div>
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¿Y <b>en qué se basa, entonces, el trabajo terapeútico en Bioenergética?</b> Pues en la premisa de que, por un lado, <b>el cuerpo habla al terapeuta</b> sobre las posibles "heridas" emocionales de la persona, lo cual le permite formular hipótesis de trabajo (digo "hipótesis" porque será la persona la que tendrá que confirmar si lo que el terapeuta propone como tal le cuadra o no le cuadra, y es él o ella, el paciente, quien tiene la última palabra); y, como segunda premisa, en el hecho de que <b>a través del trabajo con el cuerpo se pueden trabajar los problemas personales que subyacen.</b> Como podréis imaginar, para diferentes problemáticas hay diferentes <b>ejercicios</b> específicos. </div>
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Pero no son sólo los ejercicios los que sanan a la persona: la propia <b>relación con el terapeuta </b>es también un elemento clave en esta terapia, ya que ésta brinda la oportunidad de revertir esas faltas de afecto que la persona experimentó en un momento dado.</div>
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Un mundo curioso éste de la Bioenergética, que trabaja sobre ese concepto que aún se nos resiste en occidente de la <b>unidad cuerpo-mente</b>. Curioso también <b>"que te lean el cuerpo"</b>, actividad que hemos hecho en la formación, y en la que a una de repente le dicen muchas cosas sobre sí misma simplemente mirándole el cuerpo en bikini... cosas que coinciden con la realidad (para mentes racionales, como la mía, puntualizar que no pretende ser magia ni esoterismo, sino pura observación estadística de años y años sobre cómo distintas características de carácter se asocian con patrones de conformación corporal). Y también curioso experimentar los ejercicios bionenergéticos en las propias carnes (y en las de los compañeros de clase) y observar que, como poco, <b>nos remueven y nos revelan cosas sobre nosotros mismos</b> y nos invitan a reflexionar sobre aspectos profundos de nuestra vida pasada y presente con los que nos conectan. Porque lo que desde luego hace la Bioenergética es <b>ponernos en contacto con nuestra experiencia</b> profunda. Para mí, esa es la base de cualquier terapia de crecimiento personal: que nos ponga en contacto con lo que se nos mueve por dentro, que nos ayude a darnos cuenta de lo que nos sucede. Una vez en ese terreno de la experiencia, podemos empezar a trabajar para crecer, desde lo que de verdad nos pasa, desde lo que realmente vivimos "en las tripas" y desde lo que, desde la consciencia, queremos construir.</div>
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Si os ha picado la curiosidad, y <b>os preguntáis qué tipo bionergético (de carácter y corporal) seréis</b>; o si os gustaría <b>experimentar algunos de los ejercicios de Bioenergética</b>, no os perdáis los próximos post. Os invito a meter vuestro pan en esta salsa bioenergética que ha caído en mi plato, en este ali-oli de sabor intenso y con mucho cuerpo.</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-27461912681261307772015-03-22T18:49:00.001+01:002017-05-06T20:00:03.868+02:00No sin mi puenting<br />
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Mientras veía este vídeo por primera vez, me sorprendí a mí misma con el corazón acelerado y una sonrisa de oreja a oreja en la cara:</div>
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Aún me sigue pasando cada vez que lo veo. Y no es sólo la música (que a mí personalmente me da ganas de empezar a dar brincos por la habitación) o la letra (que tiene grandes frases motivadoras), sino que creo que es la combinación de todo eso con las imágenes. Las imágenes nos enseñan una infinita sucesión de momentos en los que la persona está teniendo <b>experiencias intensas</b>. Y muchas de ellas en contacto con la Naturaleza. Creo que lo que me cautiva de este vídeo es que apela a la sensación de <b>estar intensamente vivo.</b></div>
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Con frecuencia identifico las fases intensas de mi vida con la sensación del viento pegándome fuerte en la cara. Parece que el artista y yo coincidimos en esto, porque todas estas experiencias "al límite" parecen ser su vehículo visual para transmitir el mensaje central de su canción: <b>"vive una vida que siempre recordarás"</b>; vive intensamente, al fin y al cabo.</div>
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Pero, <b>¿qué es vivir intensamente?</b> ¿va esto de tirarse desde un acantilado, de hacer surf o de rodar por la nieve colina abajo? No parece que vaya de eso exactamente. Sin embargo, quizás sí vaya de llevar a la vida cotidiana la sensación que uno tiene cuando hace cosas como éstas: la de estar <b>plenamente presente</b> en lo que está sucediendo en este momento y vivirlo en toda su dimensión y plenitud. En el momento en el que alguien salta y hace puenting es difícil que esté pensando en muchas más cosas que en lo que está sucediendo exactamente en ese momento, está en pleno contacto con la experiencia. No hace falta tirarse por un puente: se puede vivir intensamente la caricia más sutil, o el logro (o fracaso) cotidiano.</div>
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Decía <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Fritz_Perls" target="_blank">Fritz Perls</a> (el padre de la Gestalt) que <i>estar presente ahora consiste en unir nuestra atención y nuestra conciencia</i>; y, curiosamente, la <b>meditación tipo mindfullness</b> (que traducido significa <i>conciencia plena</i>) consiste en estar presente en el aquí y el ahora. Curiosamente también, practicar este tipo de meditación <a href="http://www.psyn-journal.com/article/S0925-4927(10)00288-X/abstract" target="_blank">ya ha demostrado científicamente</a> tener beneficios sobre la salud física y mental de las personas.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzmTnDhvqAuKRs7YDqVwuGkUpSZ4arLoEaxnYLINoRLLuteWcZHfKKH87oCDjWdDbDQWY4VIkaFNiPVxQyp-yHDLIkNGLnQekv-NrtdYSFJDuNY2wJTZPyZ3oEXtqjfYUy0Ir2zdp8a6ms/s1600/meditacion-serotonina+(1).gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzmTnDhvqAuKRs7YDqVwuGkUpSZ4arLoEaxnYLINoRLLuteWcZHfKKH87oCDjWdDbDQWY4VIkaFNiPVxQyp-yHDLIkNGLnQekv-NrtdYSFJDuNY2wJTZPyZ3oEXtqjfYUy0Ir2zdp8a6ms/s1600/meditacion-serotonina+(1).gif" width="400" /></a></div>
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Vivir intensamente tiene mucho que ver con vivir de forma plenamente consciente. ¿Plenamente consciente de qué? No tanto de lo que sucede fuera sino de <b>cómo nos resuena dentro lo que sucede</b>. Vivimos en una era muy racional, fruto del boom de lo científico-técnico (lo cual nos ha traído grandes beneficios). Sin embargo, pese a toda la tecnología que tenemos a nuestro alcance, nos encontramos, desde mi punto de vista, en medio de una importante epidemia de analfabetismo emocional. La educación se ha volcado (y sigue volcándose) más en lo cognitivo que en lo emocional. Suena elegante decir que tienes las ideas claras; suena cursi decir que las emociones son una guía básica para tu vida. Sin embargo, <b>las emociones</b> son el mapa con el que contamos para saber cómo está resonando en nuestro interior lo que sucede, son una llave para acceder a nuestra experiencia, para saber qué necesitamos y queremos.</div>
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Volviendo al vídeo, creo que hace sonreír y sentirse vivo porque, más allá de las experiencias al límite, nos pone en contacto con otras cosas que tocan nuestras emociones: un padre fallecido, la familia unida, la sensación de libertad, la belleza de un paisaje, los recuerdos, las risas tras una broma, permitirse saltar en la cama, chocarla con un amigo, pasar tiempo con la gente a la que quieres, ver las viejas fotos de familia, releer cartas llenas de cariño, tirar lo que nos aprisiona por la ventana... "Estas son las noches que nunca mueren". Estas son<b> las cosas que realmente nos importan en la vida</b>.</div>
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Sentirse vivo es <b>mantenerse conectado a la experiencia,</b> a lo que sentimos en el aquí y el ahora, a lo que nos resuena por dentro por lo que nos pasa en la vida. Es fácil en medio del ruido, la prisa y la superficialidad que impone la sociedad de consumo que perdamos el contacto con nuestra experiencia. Es ventajoso para la propia sociedad de consumo que nos despeguemos de nuestra experiencia, porque de esa forma no seremos conscientes de lo que realmente queremos y necesitamos, nos confundiremos y pensaremos que es algo que podemos "consumir". Hace falta <b>silencio interior</b> para hacer hueco a la escucha de la experiencia; de la experiencia propia, única, irrepetible e irrefutable por ninguna demostración, argumentación o teorema. No es la poesía la que nos cambia la vida, sino el amor de quien la escribió para nosotros. Aún más, es el ser conscientes de que amamos o no amamos a esa persona, de que la queremos cerca o lejos de nuestra vida. </div>
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En fin, cada vez que veo este vídeo lo que a mí me resuena por dentro es<b> la inmensa alegría de estar viva</b>. Ni un día sin la plena consciencia de esa sensación de que el sol y el viento nos curten el alma, nos agitan la vida.</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-4833842460346747902015-02-03T22:33:00.001+01:002015-04-26T11:04:36.738+02:00Las licencias de James Bond<div style="text-align: justify;">
Es domingo y hace una preciosa mañana de invierno, de esas de Madrid: con un frío que pela, pero un cielo azul intenso que da gusto mirar. Hemos subido al parque de El Retiro a correr un rato y, cuando ya volvemos por la transitada avenida que sube hacia la estatua del Ángel Caído, se acerca un coche de policía municipal y, a nuestras espaldas, un padre le dice a su hijo de no más de siete años, que aparentemente acaba de tener una pequeña rabieta: "¿Ves? Te has enfadado y ha venido la policía". Nuestros ojos, como platos. No sé cómo se habrían quedado los de la media nacional de padres que lidian a diario con los enfados y/o malos humores de sus hijos... Lejos de juzgar la apertura o no de ojos, quisiera aportar una reflexión sobre el "suceso", por si a alguien le sirve de algo. Y si no es así, pues a otra cosa mariposa.</div>
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En <a href="http://proyectoagapemadrid.blogspot.com.es/2015/01/libertad-para-contar-estrellas.html" target="_blank">otro post</a> hablaba acerca de cómo según el señor Carl Rogers la opinión de las personas significativas (<i>significant others</i>) del niño tiene un peso crucial en el desarrollo de la personalidad. En ese post lanzaba también al final la pregunta: ¿cómo podemos hacer para que los niños no tengan que "desaprender" tantas cosas cuando son adultos? Pues bien, de eso va este post.</div>
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Volvamos a nuestro (seguramente) bienintencionado padre que pasea con su hijo: ¿por qué le dice lo que le dice? Y, más importante aún, ¿qué transmite a su hijo la bienintencionada frase? Empecemos con la segunda cuestión. Y no hay que hacer demasiado sesudas disquisiciones para hacer la traducción simultánea de la frase en la mente del niño: "Las personas buenas no se enfadan. A papá no le gusta que me enfade. Yo quiero ser bueno y gustar a papá, así que no debo enfadarme". ¿Y por qué el padre dice esto a su hijo? Pues podemos formular varias hipótesis que van desde que lo único que quiere ese padre en el mundo es que cese la rabieta de su hijo para poder disfrutar de un agradable paseo en familia, hasta que él mismo aprendió (de sus personas significativas) que el enfado es algo que no está bien mostrar, pasando porque quizás no sabe ya qué hacer con la rabieta de su hijo y se aferra a cualquier clavo ardiendo que pase (con coche patrulla incluido) para solventar de una vez la situación.</div>
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De lo que seguro que no es consciente este padre es de los potenciales problemas que puede acarrearle en el futuro a su hijo aprender que hay sentimientos que es mejor no expresar. Es curioso, porque tendemos a clasificar los sentimientos en una especie de cajones con etiquetas "positivo" y "negativo". En la de lo positivo metemos cosas como alegría, ternura, bienestar, ilusión; en la de lo negativo metemos otras como la tristeza, la rabia, la vergüenza. Y sí, unas son agradables y otras desagradables; pero es importante entender que todas y cada una de las emociones tienen una función. La tristeza, por ejemplo, nos informa de que hemos perdido algo importante; el enfado, por su parte, nos hace saber que nuestros límites personales han sido transgredidos. Y todo eso es valiosísima información para tomar nuestras decisiones en la vida, para saber cuál es el siguiente paso que quiero dar, hoy que tengo siete años y el día que tenga sesenta. Pero si desde pequeñito/a se me comunica que hay emociones que debo reprimir (¡so pena de que me lleve la policía y todo!... o de que papá no me mire con buenos ojos), me será probablemente más difícil escucharlas cuando vengan, y como consecuencia me faltará información para tomar mis decisiones autónoma y sanamente. </div>
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"Y entonces", me dirán miles de padres cabreados, "¡¿que el niño haga lo que le venga en gana?!" (si es así, más de uno se da de baja de padre ipsofacto)<br />
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://ytimg.googleusercontent.com/vi/PmMBrfSBZYU/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="http://www.youtube.com/embed/PmMBrfSBZYU?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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Nooooo, traquilidad, que no todo el monte es orégano desde esta filosofía educativa. Una cosa es lo que siento y otra es lo que hago. Por ejemplo, uno puede cabrearse enormemente con su jefe porque le ha tratado de forma injusta. En esta situación en la que uno está francamente enfadado tiene, al menos, dos opciones: a) Pincharle las ruedas del coche al odioso jefe; o b) Hablar con el jefe y explicarle que va a elevar una queja a los niveles superiores por el trato desfavorable que ha sufrido. La emoción subyacente es la misma: enfado. Lo que no es lo mismo es lo que hacemos con ese enfado. La opción b) parece mucho más adecuada para convivir en sociedad. Y curiosamente la opción a) es la que nos sale espontáneamente en "el calentón", y quizás incluso nos arrepentiríamos de ella unos minutos después de llevarla a cabo. Hace falta haber aprendido a gestionar las emociones para, en lugar de quemar contenedores, hacer una protesta pacífica. Y en el caso del niño, parece perfectamente razonable impedir que en su rabieta se ponga a destrozar el supermercado. Pero lo que no parece en absoluto razonable es negarle su derecho a estar enfadado; porque no somos responsables de nuestras emociones (que vienen como vienen y su razón tendrán para venir), sino de los actos que cometemos cuando las sentimos. Una de las mejores cosas que podemos hacer por los niños es ayudarles, precisamente, a reconocer y valorar las emociones que están sintiendo, porque éste es un lenguaje que tienen que aprender, más importante que el inglés o las matemáticas, si quieren poder desenvolverse satisfactoriamente en la vida. Y además, curiosamente, aprender a reconocer nuestras emociones y darles valor nos libra de depender del juicio de papá o de mamá para decidir lo que quiero o no quiero para mi vida. Ésta es, por tanto, una de las claves para que ese niño, en el futuro, no tenga tanto que "desaprender", tanto material adquirido de otros que no se ajusta a lo que él/ella, persona única e irrepetible, realmente quiere.</div>
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Por si os pica la curiosidad y/o sois padres o madres y/o trabajáis con niños o adolescentes, os dejo la referencia de <a href="http://www.casadellibro.com/libro-como-hablar-para-que-sus-hijos-le-escuchen-y-escuchar-para-que-su-s-hijos-le-hablen/9788497991261/2101583" target="_blank">este estupendo libro</a> donde se explica el estilo educativo que a mí hasta ahora me ha parecido más respetuoso para con los niños/as y con más sentido de todos los que he conocido. Una auténtica joya.</div>
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En fin, que en ese mundo ideal en el que las personas hacemos una sana gestión de nuestras emociones, a James Bond le cambiaríamos la "licencia para matar" por la "licencia para estar muy_pero_que_muy_cabreado". </div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-44776867091132818212015-01-24T17:00:00.001+01:002017-04-24T22:28:51.581+02:00Aristóteles nos la lió...<div style="text-align: justify;">
Aristóteles, una de las raíces indiscutibles del actual pensamiento occidental, nos dejó como herencia, entre otras muchas cosas, la concepción de que el cuerpo y el alma estaban separados. Él mismo ya bebía del pensamiento de Platón, que afirmaba que "el cuerpo es la cárcel del alma". Y así, siglos y siglos después, nuestra cultura está impregnada de estas ideas, reforzadas por un pensamiento "oficial" cristiano que durante muchos siglos se ha esforzado en difundir los riesgos inherentes a prestar demasiada atención a las necesidades del cuerpo si se quería "salvar el alma"; y al señor Descartes, que también fue hijo de este tipo de concepciones dualistas, y hasta el día de hoy nos llega su influencia. </div>
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La Medicina, como tantas otras disciplinas, ha bebido de las fuentes clásicas y se adhiere al método científico planteado por Descartes, por lo que resulta lógico entender que se haya visto salpicada de esta concepción dualista. Así, la medicina actual (aunque no faltan profesionales que cuestionen este modelo aún imperante) sigue muy empapada de esa separación entre cuerpo y mente. </div>
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En los años 70 surgió el modelo biopsicosocial, de la mano de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/George_L._Engel" target="_blank">Engel, un psiquiatra norteamericano</a>. Este modelo explica la salud y la enfermedad teniendo en cuenta que, además de los factores biológicos, los factores psicológicos y los sociales influyen en ellas. La OMS refleja su intención de apoyarse en este nuevo modelo en su propia <a href="http://www.who.int/suggestions/faq/es/" target="_blank">definición de salud.</a> Sin embargo, el modelo no ha terminado de calar, y nos seguimos encontrando una gran masa de profesionales de la salud (sobre todo médicos) que entienden la enfermedad exclusivamente como un fallo en los procesos biológicos. </div>
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Todo lo que ocurre en la mente tiene un reflejo biológico, claro que sí (hormonas, neurotransmisores...), pero no es ese el caso. El problema viene cuando en el diagnóstico y tratamiento de los problemas de salud se obvia lo que tiene que ver con lo psicológico y lo social. Así, si una mujer acude a la consulta con dolores de cabeza constantes e insomnio y su médico se limita a darle ibuprofeno y pastillas para dormir, el tratamiento, desde mi punto de vista, es de mala calidad. Puede que no haya una causa más allá; pero también puede que, quizás, si preguntamos a esa mujer, nos cuente que el dolor comenzó justo cuando empezó a tener algunos problemas con su pareja. Y sí, el dolor se produce porque hay una serie de sustancias químicas que estimulan los receptores del dolor... pero obviar cuál ha sido el desencadenante de este dolor no ayuda a enfocar el problema de un modo que permita solucionarlo desde su raíz. Este vídeo de Disney nos lo explica de un modo bastante ameno:</div>
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<br /><iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/_wPkBSvbbUk/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/_wPkBSvbbUk?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
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Después de trabajar una temporadita de casi tres años en un centro de tratamiento de adicciones, ese problema de salud en el que es tan obvio que la salud (o la falta de ella) afecta a todas las esferas de la vida de una persona, no me cabe ninguna duda de que el único modo de ayudar a las personas a estar más sanas es desde este enfoque integral; en el que hay que entender la biología de lo que está pasando (la dopamina está funcionando anómalamente), pero es un error de concepto dejar de lado los aspectos psicológicos que llevan a una persona a recurrir a una droga para calmar el sufrimiento al que no puede hacer frente, o cómo esto afecta a su pareja o familia. O cómo, por ejemplo, problemas con la pareja o familia pudieron ser desencadenantes para empezar a consumir alcohol u otras drogas. </div>
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Afortunadamente, se van abriendo caminos en este sentido. Estos días, por ejemplo, he estado leyendo la interesantísima <a href="http://www.misrecetasanticancer.com/" target="_blank">web de Odile Fernández</a>, médico de familia que cuenta cómo consiguió vencer un cáncer de ovario con metástasis gracias a la oncología integrativa, esto es, yendo más allá de la pura quimioterapia y teniendo en cuenta otros factores implicados en el proceso de salud/enfermedad. Os recomiendo su lectura (y sus deliciosas recetas de cocina, ya que la alimentación saludable es uno de los pilares de su propuesta).</div>
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<br /></div>
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La pregunta, entonces, sería: ¿cuidas tu salud en todos sus componentes, físico, psicológico/emocional/espiritual y social? ¿o te limitas a tomarte un ibuprofeno cuando te duele la cabeza? Veintitantos siglos después, ya va siendo hora de ir un pelín más allá de Aristóteles, ¿no os parece?</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com2Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-25867673260989429532015-01-17T23:46:00.002+01:002017-04-24T12:16:00.311+02:00Libertad para contar estrellas<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><span style="font-family: inherit;">Decía Freud que</span><span style="font-family: inherit;"> <span style="line-height: 19.5px; text-align: justify;">“la ilusión de tal cosa como la libertad psíquica [...] esto es anticientífico". Sin desmerecer los grandes aportes de Freud al pensamiento actual en general y a la psicoterapia en particular, demos gracias a los dioses porque, en un arranque de optimismo y positividad, surgió la psicología de corte humanista (y su correlato filosófico), que nos proporcionó un gran alivio al intentar trasmitirnos que se podía creer profundamente en el ser humano, que era un ser dotado de capacidad para decidir y que, encima, su tendencia natural es hacia el crecimiento personal y caminar siempre hacia "algo mejor" (pese a que todos tengamos ahora mismo a alguien o "álguienes" en mente que nos hacen dudar de este aserto). Pues sí, así de universalmente positivos eran estos señores humanistas. Y de esta sencilla base sacan todas sus teorías sobre qué es la salud psicológica y qué es la falta de la misma. </span></span></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; line-height: 19.5px; text-align: justify;"><br /></span></span></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="background: white;">Lo que no podían imaginarse pensadores y
psicólogos como<span class="apple-converted-space"> </span></span><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Rogers" target="_blank">Carl Rogers</a><span style="background: white;">, es
que el grupo de pop rock estadounidense de rabiosa actualidad "One
Republic" iba a hacer en 2013 una canción que tenía mucho que ver con sus
teorías de la salud y la falta de salud mental (y supongo que igual de poco
consciente es el susodicho grupo de esta coincidencia):</span></span></div>
</div>
<div>
<span style="background-color: white; line-height: 19.5px; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white;"><span style="line-height: 19.5px; text-align: justify;"><br /></span></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /><iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/3kX3Q_Wepu8/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/3kX3Q_Wepu8?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: inherit;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">Para Carl Rogers, el origen
de la patología mental son aquellas cosas que las figuras significativas
presentes sobre todo en nuestros años más "mozos" (padres, otros
familiares, profesores o educadores y un amplio etcétera) nos transmitieron como
necesarias para ser aceptados por ellos. Así, alguien que sintió que para ser
aceptado por sus padres debía, por ejemplo, asumir como propia la idea de que
"las personas deben aspirar a ir a la universidad", podría
desarrollar mecanismos psicológicos para ahogar cualquier otra vocación
que no implicase el paso por la universidad; por ejemplo, la de ser mecánico,
actor o fotógrafo. Puede que años después nos encontremos a un abogado
deprimido o con actitudes agresivas en su puesto de trabajo, que sufre y que ni
siquiera sabe por qué está como está. Porque aquellas ideas grabadas a fuego y asumidas
como propias, pese a ir contra los aspiraciones verdaderas de la persona, son
difíciles de desmontar. </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: inherit;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: inherit;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">La persona que empieza a
hacer un proceso terapéutico o de crecimiento personal (sola o acompañada, que
para salir de estos atolladeros no siempre es necesario un terapeuta), se
encuentra diciéndose a sí misma, como en la canción, que <i>últimamente ha
estado perdiendo el sueño soñando con las cosas que podría haber sido</i>.
Esa persona ha comenzado a "desaprender" todo aquello que absorbió
como suyo, aunque iba en contra de sus sentimientos (¡qué seres tan delicados y
maleables son los niños!); es una persona que de pronto descubre que se siente <i>tan
bien haciendo lo</i> (supuestamente) <i>incorrecto </i>y que se siente <i>tan mal
haciendo lo</i> (supuestamente) <i>correcto; </i>que se sorprende y entra en crisis al caer en la cuenta de que <i>todo lo que</i> (supuestamente) <i>me mata me hace sentir
vivo</i> y que, pese a que le han enseñado que es bueno <i>contar
dólares </i>(o ser heterosexual, o buscar siempre estabilidad en su vida, o vestirse de una determinada manera, o ser una persona religiosa... o atea) , lo que él/ella quiere es <i>contar estrellas</i>. Para
llegar a ello hay que contactar con lo que sentimos realmente
(s<i>iento el amor y siento que quema</i>), más allá de lo que sutil y
bienintencionadamente nos han hecho creer que es correcto sentir. El paso, a
veces, es doloroso, porque implica tomar <i>ese dinero</i> y <i>mirarlo quemar</i>se. No es fácil quemar la herencia recibida y las <i>lecciones que aprendimos</i> de los seres más queridos e
importantes para nosotros.</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: inherit;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: inherit;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">El día que te encuentres
cuestionando tus "cimientos", alégrate, porque estás en el camino del
crecimiento. Pero, ¿qué hace falta para llegar a un punto de conocimiento
personal como para ser consciente de estas "trampas" emocionales y
deshacerlas? O, aún mejor, ¿hay alguna forma de evitar que los niños lleguen a
aprender cosas que luego tendrán que "desaprender"? La respuesta, en
otro post, que me voy a contar estrellas.</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-80668170787640895372015-01-08T21:04:00.003+01:002023-05-05T16:44:48.389+02:00Año nuevo, propósitos viejos<div style="text-align: justify;">
Es época de propósitos. Con las doce uvas, muchos trataron de sellar un pacto consigo mismos y con su particular lista de "este año que viene tendría que..." ¿Los más comunes finales para esta frase? "...dejar de fumar", "...perder peso", "... hacer más ejercicio". Pero hay un largo, personal e ilimitable etcétera. Si con cada docena de uvas realmente estableciéramos un contrato vinculante con nosotros mismos, a estas alturas la media de adultos seríamos cuasi-perfectos. Sin embargo, esto no es así; y eso se debe a que, si revisamos el histórico de propósitos de los últimos diez o veinte años, en muchos casos los propósitos de los diferentes años se repiten más que la cebolla, con la consiguiente frustración para el que se creyó que esta vez se había propuesto cambiar "de verdad de la buena". Y aquí viene la gran pregunta: ¿qué falla entonces? <b>¿por qué es tan difícil cambiar nuestros hábitos? </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esta misma pregunta se la hicieron hace ya unos treinta años los señores Prochaska y Diclemente. A lo largo de sus investigaciones se dedicaron a hacer una auténtica disección del proceso del cambio en las personas, lo cual les llevó a desarrollar un modelo que llamaron <b>"modelo transteórico del cambio"</b>, y que se ha convertido en una referencia en lo que al cambio de hábitos y estilos de vida se refiere. Comprender este modelo nos ayudará a dar respuesta a nuestra pregunta. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Según este modelo, todo cambio en nuestras vidas (ya sea cambiar de pareja, de trabajo, de dieta, de coche o de cualquier otra cosa o comportamiento), pasa siempre por las mismas fases. Para entender bien cómo pasamos de unas a otras es necesario comprender que todo hábito, situación o conducta (por poco sana que ésta sea) tiene una especie de anverso y reverso, una parte positiva y otra negativa, una serie de <b>ventajas y desventajas</b>. Es decir, la persona que fuma, objetivamente está perjudicando su salud, pero no seguiría fumando si no hubiera al menos algo "positivo" para él o ella en la conducta de fumar, ya sea el sabor del cigarrillo, la relajación momentánea que experimenta, la sensación de inclusión en un círculo de fumadores o cualquier otra subjetivamente atrayente. La visión personal que tenemos de estas ventajas e inconvenientes va variando a lo largo de nuestro <b>proceso de cambio</b>, según la fase en la que nos encontremos: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<b>Precontemplación</b>, en la que la persona no es consciente de que su situación actual es problemática, ya que sólo es capaz de ver las ventajas de su conducta.</div>
<div style="text-align: justify;">
-<b>Contemplación</b>, en la que la persona comienza a intuir que su conducta actual, además de las ventajas también le trae problemas y, como aturullado por "el angelito" y "el demonio" de los dibujos animados, vive en una lucha interna entre cambiar o no cambiar el hábito o la situación en cuestión. Los psicólogos y psicoterapeutas han decidido llamar <b>ambivalencia</b> a esa "lucha interna". En este vídeo podemos observar a una sufriente víctima de la ambivalencia:<br />
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/uraXBRrg9Mo" width="320" youtube-src-id="uraXBRrg9Mo"></iframe></div><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-<b>Determinación</b>, en la que la persona por fin rompe la ambivalencia y decide cambiar.</div>
<div style="text-align: justify;">
-<b>Acción</b>, en la que la persona cambia su conducta de forma observable. </div>
<div style="text-align: justify;">
-<b>Mantenimiento</b>, en la que la persona se mantiene en dicho cambio observable (tras seis meses de "acción" se habla de fase de mantenimiento). </div>
<div style="text-align: justify;">
-Y la más temida y rechazada, el "coco" del proceso del cambio: la <b>recaída,</b> que es, dentro de la fase de acción o de mantenimiento, una vuelta a la conducta o hábito previo al cambio. La duración de la recaída es variable, y también varía la fase del cambio a la que se reenganchará la persona. Pese a su mala prensa, la recaída puede ofrecer mucho y muy bueno al proceso de cambio. Ya hablaremos de esto en otro post...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Prochaska y Diclemente ilustraron su teoría con este gráfico:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr6caiio0iibWCfFI8oI7MitH5KhjPZ_Kw7PLDro4G9COCMxuu2VYbazOEkk0dOxf0mPhCCNsOIHFQhOPRh-VCpRZ3GVSJqOIGcVoQPsihjnJun3QE783dmFH0VGg2Udd7BQcrEnQQ0hMl/s1600/fig1_09.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr6caiio0iibWCfFI8oI7MitH5KhjPZ_Kw7PLDro4G9COCMxuu2VYbazOEkk0dOxf0mPhCCNsOIHFQhOPRh-VCpRZ3GVSJqOIGcVoQPsihjnJun3QE783dmFH0VGg2Udd7BQcrEnQQ0hMl/s1600/fig1_09.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
(Nótese que el proceso no es lineal, sino una rueda. Incluso a veces se representa como una espiral. En sus estudios vieron que los fumadores necesitaron una media de cuatro vueltas a esta rueda para conseguir dejar el hábito de fumar definitivamente)</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y ahora viene lo que, desde mi punto de vista, es el quid de la cuestión: <b>tradicionalmente sólo hemos entendido como cambio la fase de acción, en la que el cambio "se ve".</b> Pero, para llegar a la fase de acción y para mantenerla en el tiempo, es muy importante haber pasado concienzudamente por las fases previas. Igual que parece evidente que para cambiar de trabajo, por ejemplo, tengo que haber tomado la decisión, y para ello tengo que haber hecho una buena reflexión sobre las ventajas de mantenerme en mi trabajo actual o dejarlo y buscar uno nuevo y haber llegado a la conclusión de que "me compensa" el esfuerzo que supone ese cambio (y que supone todo cambio), lo mismo pasa con cualquier otro hábito o costumbre adquirida, ya sea dietética, de estilo de relación o de cualquier otra índole. <b>Si nos lanzamos directamente a la fase de acción sin haber lidiado con la ambivalencia de las fases previas el resultado es el "cateado para septiembre"</b> que acumulamos una y otra vez en muchos de nuestros propósitos (en muchos otros lo hacemos exitosamente sin darnos cuenta, no vamos a decir que nadie consigue nada de lo que se propone...). </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así que, un poco (o un mucho) de<b> reflexión previa</b> es imprescindible para enfrentar con éxito la ardua tarea que supone cualquier cambio en nuestro estilo de vida. Siguiendo con Prochaska y Diclemente, sus estudios llegaron a la conclusión de que en las primeras fases del cambio (precontemplativa y contemplativa) lo más catalizador del cambio es centrarse en los inconvenientes que me supone la conducta problemática que estoy manteniendo. Para la fase de acción y mantenimiento, sin embargo, es más poderoso como motor para abstenerse de volver al "lado oscuro" concentrarse más en las ventajas que tendrá el cambio sobre mi vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En fin, no es imposible cambiar, sino que muchas veces no emprendemos el cambio de la manera más eficiente. Si os pica la curiosidad con todo esto del cambio y leéis en inglés, os recomiendo <a href="http://books.google.es/books/about/Changing_for_Good.html?id=nrs_Qyu3OgYC&redir_esc=y" target="_blank">este libro</a> de los propios Prochaska y Diclemente para los <i>self-changers</i> o personas que quieren lanzarse al "hágalo usted mismo" del cambio. Si aún así no se consigue, hay fantásticos profesionales preparados para ayudar con esto del cambio, ya sea a dejar el tabaco, el alcohol u otras drogas, bajar de peso o dejar una relación tóxica. Eso sí, desconfíe de quien le lanza una dieta y un régimen de ejercicio así sin más y no le ayuda a lidiar con la ambivalencia, porque para toda PS-4 hay una X Box One, e ignorar esto es no conocer al enemigo y precipitarse a un más que anunciado fracaso. </div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-25912043965289430172014-12-22T22:22:00.000+01:002017-04-23T14:07:01.893+02:00El Circo de la Mariposa: el Sr. Méndez<div style="text-align: left;">
<span style="text-align: justify;">La historia del señor Méndez y Will es la historia de una </span><b style="text-align: justify;">relación de ayuda.</b><span style="text-align: justify;"> Hay alguien en situación de vulnerabilidad y alguien que decide tratar de ayudar a ese alguien; y se produce un contacto, un día a una hora, sin que supieran que iban a encontrarse. </span><span style="text-align: justify;">La reacción ante una persona como Will puede ser muy diversa: como la que tienen los espectadores del circo: lástima, risa, asco, morbo; como la que tienen los niños que le lanzan tomates: sentirse superior y abusar; u otras que no aparecen en el corto: indiferencia, negación, sobreprotección... O ganas de ayudar.</span></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/od2lg1ZC20s/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/od2lg1ZC20s?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<br />
Pero incluso las ganas de ayudar pueden tomar diferentes formas. Fijémonos en el señor Méndez: ¿qué le suscita Will nada más verle? ¿Cuál es el paso previo para que decida ayudarle? La <b>compasión</b>. Compasión es una palabra muy maltrecha. Se la ha salpicado artificialmente de unas connotaciones que originalmente no tenía. Compasión viene del latín <i>cumpassio, </i>que significaría literalmente <i>sufrir juntos</i>. Primera gran lección del señor Méndez: <b>para poder ayudar a alguien es necesario ser capaz de conectar con el sufrimiento de la otra persona.</b> Sólo así el impulso de ayudar será auténtico y suficientemente potente como para que merezca la pena <b>todo el esfuerzo que supone</b> ayudar a alguien en una situación como la de Will. Conectar con ese sufrimiento es entender cómo se siente la otra persona, lo cual a los humanos nos es posible porque estamos dotados de una capacidad compleja que se llama <b>empatía.</b> No todo el mundo (ni siquiera todo el mundo que se dedica a ayudar a otros) la posee en el mismo grado. Por suerte, la empatía puede desarrollarse a través del conocimiento del mundo interior de uno mismo. O sea, que el señor Méndez es capaz de entender el sufrimiento de Will y siente deseos de ayudarle. Ahora bien, ¿cómo es su estilo de ayuda? Eso es lo que nos muestra todo el cortometraje: <b>cómo le gusta al señor Méndez ayudar</b>.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El estilo de ayuda del que ayuda viene muy marcado por cómo es el propio "ayudador", por sus creencias, principios, valores... por su filosofía de la vida. Por lo que vemos en el cortometraje el señor Méndez cree en las capacidades de las personas. No sólo cree en ellas, sino que las ve. Donde todos ven "una perversión de la naturaleza", el señor Méndez ve más allá, ve algo tan valioso que no puede más que acercarse y con una expresión de emoción decirle a Will mirándole a los ojos: "eres magnífico", con la misma expresión en el rostro que alguien que sube a la cima de la montaña y se desborda al ver tanta belleza. Segunda lección del señor Méndez: <b>cada ser humano encierra un tesoro, todos y cada uno de ellos, independientemente de lo que hayan hecho o sido hasta ahora.</b> Para poder ayudar a quien ayudamos hay que creer en la perla que se esconde dentro de la concha arrugada de la ostra. Aún así, Will no responde de un modo bucólico a este acercamiento. Todo lo contrario: le escupe lleno de rabia. Sin embargo, el señor Méndez tiene la suficiente seguridad en sí mismo e intuye lo suficientemente bien la mella que años de sufrimiento pueden haber hecho en Will como para no tomarse este ataque de forma personal; como para entender que esta reacción no es más que el disparo de la artillería desde una muralla levantada hace tiempo para defenderse ante los otros, porque desde el dolor todos parecen enemigos; como para limpiarse la cara con una sonrisa en los labios y desearle de corazón una buena tarde; como para recibirle con los brazos abiertos cuando Will decide colarse en su camioneta y no reprocharle absolutamente nada. Tercera lección del señor Méndez: <b>para ayudar a otros uno tiene que tener la autoestima lo suficientemente fuerte como para no tomarse la posible hostilidad del que sufre como un ataque personal. </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero Will no es el único al que pretende ayudar el señor Méndez: ha habido más antes que él. Y viven todos juntos. ¿Dónde viven? No parece que tengan grandes comodidades. Es más bien una vida austera y nómada, con todo lo que de incomodidad conlleva eso. Sin embargo, allá donde van, les vemos bailando, bromeando, cocinando juntos. Tras la carpa del circo, en medio de la nada, el señor Méndez promueve un ambiente de hogar. ¿Qué es el hogar? Es mucho más que una casa. Un hogar es calidez y seguridad, un lugar en el que sentirse cómodo, en el que ser lo que se es sin necesidad de dar imagen. Cuarta lección del señor Méndez: <b>la ayuda (la que de verdad ayuda) sólo es posible en un ambiente de seguridad y calidez.</b> Y es el que ayuda el responsable, con sus actitudes, de crear este clima.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El señor Méndez, además, tiene la capacidad de hacer que las personas se conozcan a sí mismas de un modo más profundo. No sólo es capaz de creer en las potencialidades de aquellos por los que ya nadie apuesta, sino que, de esa forma, consigue que las propias personas vean más allá de sus aparentes limitaciones, y les da los medios para crecer y desarrollarse. Donde otros ven todo aquello para lo que alguien no sirve, a él se le aparecen subrayadas en fosforito todas las cosas para las que la persona tiene una especial cualidad. Y al verlas no puede más que pronunciar con admiración "¡son increíbles!" Quinta lección del señor Méndez: <b>las personas se comportan según lo que esperas de ellas.</b> Si no esperas nada, no harán nada. Si esperas algo (creyendo auténticamente en ello), pondrán en juego su capacidad de superación para conseguirlo. Esto no es más que el conocido (quizás no lo suficiente) <b><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Pigmali%C3%B3n" target="_blank">efecto pygmalión</a></b>. El señor Méndez es un acérrimo "pygmalionista". Sabe que hay mucho aparente anciano que esconde un ágil trapecista, y sabe hacérselo creer al propio anciano que se había condenado a mendigar para sobrevivir, o al hombre malformado que había decidido vivir de ser una ganga para la mofa o el asco de otros.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aún sabe más cosas el señor Méndez (que resulta ser un pozo de sabiduría en lo que a relación de ayuda se refiere): sabe que el proceso de cada persona es personal e intransferible. Sabe que él solamente puede <b>crear un determinado clima y creer en cada ser humano</b>. La tentación es guiar cada paso, proteger de cada tropiezo, hacerse cargo de cada contratiempo, evitar cualquier sufrimiento. Sin embargo, él sabe que el mejor camino para llegar a un sitio no tiene por qué ser necesariamente el más corto, sabe que los imprevistos de la travesía ayudan a crecer al viajero, confía en la capacidad de cada persona para encontrar su propia ruta, y no intenta ahorrar esfuerzos ni disgustos al que se ha propuesto la ardua tarea de crecer personalmente. Eso sí, está al quite por si alguien cae al río. Sexta lección del señor Méndez: <b>para ayudar hay que dejar explorar y caminar, sin evitar la adversidad, aunque estando ahí para amortiguar la caída.</b> Si no le has dicho a alguien por dónde tiene que ir es más difícil caer en el repugnante "te lo dije". Es más fácil tenderle la mano, y seguir dispuesto a acompañar en el camino.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y por último, al señor Méndez se le llenan los ojos de lágrimas al ver a Will, el hombre al que se supone que el mismísimo Dios le había dado la espalda, emerger orgulloso de un balde de agua ante los ojos admirados de miles de espectadores. Entiende lo que significa para Will y no puede más que ser feliz con él. Comparte la lucha y el triunfo, como un espectador privilegiado. Observa desde lejos la escena de un Will sonriente hablando de su azaña y regalando esperanza a otros, y se aleja bailando y dando saltitos de alegría. Séptima e importatísima lección del señor Méndez: <b>para ayudar a otros hay que ser feliz ayudando.</b> No vale el deber moral o la obligación laboral: o se es feliz, o no se ayuda.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La historia del señor Méndez es la de alguien que decide hacer de la relación de ayuda su vida. Cuántos otros hemos optado por hacer de nuestra vida algo parecido: madres, padres, maestros, terapeutas, sanitarios, educadores... <b>Y tú, ayudador, ¿apruebas con nota las siete lecciones del señor Méndez?</b></div>
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<br /></div>
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Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com1Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-58697009359824768622014-12-13T13:40:00.003+01:002017-06-03T13:48:21.285+02:00Ikea, la Lotería Nacional y la letra pequeña de nuestra(s) crisis<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Ya hace 7 años que entramos en "la crisis", ese suceso económico (¿sólo económico?) que no podíamos imaginar hasta qué punto iba a meterse en todos los rincones de nuestra vida pública y, en mayor o menor medida según las casos, también en nuestra vida privada. La crisis será algo que permanezca en nuestras memorias por muchos años incluso después de que se considere oficialmente finalizada, porque de algún modo forma ya parte de nuestra historia, no sólo nacional, sino también privada. Cuando nos pregunten nuestros hijos, nietos o sobrinos les contaremos que esto o aquello sucedió o no sucedió, se pudo hacer o no, se hacía de esta manera o de la otra "porque era la época de la crisis".</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">La crisis es algo que ha cambiado nuestras vidas, ha dado un frenazo a lo que veníamos haciendo y viviendo dentro de la inercia de "la Historia" y de nuestras historias vitales. Si buscamos el significado etimológico de la palabra crisis, el d<span style="background-color: white; line-height: 18px;">iccionario médico-biológico, histórico y etimológico de </span>la Universidad de Salamanca nos explica lo siguiente:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<table style="background-color: white; color: black; line-height: 18px; text-align: justify;"><tbody>
<tr><td><span style="font-family: inherit;"><span class="palabra" style="color: #b92d2d; font-weight: bolder; margin-right: 30px;">crisis</span>[crisis]</span></td></tr>
</tbody></table>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white;">
<table style="line-height: 18px; text-align: justify;"><tbody>
<tr><td></td></tr>
<tr><td class="desc"><span style="font-family: inherit;"><span class="sigla">f.</span> (<a href="http://dicciomed.eusal.es/palabraClave/Patol.%20general" style="color: #045fb4; text-decoration: none;">Patol. general</a>) <a class="hiddenlink" href="http://dicciomed.eusal.es/palabra/mutacion" style="color: #045fb4; cursor: pointer; text-decoration: none;">Mutación</a> considerable que acaece en una <a class="hiddenlink" href="http://dicciomed.eusal.es/palabra/enfermedad" style="color: #045fb4; cursor: pointer; text-decoration: none;">enfermedad</a>, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el <a class="hiddenlink" href="http://dicciomed.eusal.es/palabra/enfermo-ma" style="color: #045fb4; cursor: pointer; text-decoration: none;">enfermo</a>.</span></td></tr>
<tr><td class="formantes"><span style="font-family: inherit;"><i></i>[<span class="formante" style="font-style: italic;"><a href="http://dicciomed.eusal.es/lexema/juicio-decision-crisis-sign-1-separar" style="color: #045fb4; text-decoration: none;">kri-</a></span> κρίσις gr. 'juicio', 'decisión', 'crisis' (sign. 1 'separar') + <span class="formante" style="font-style: italic;"><a href="http://dicciomed.eusal.es/sufijo/sis-so" style="color: #045fb4; text-decoration: none;">-si(s)/-s(o)-</a></span> gr. 'acción']</span></td></tr>
<tr><td class="leng_obs" style="text-indent: 20px;"><span style="font-family: inherit;">Leng. base: <a href="http://dicciomed.eusal.es/index.php?lengo=gr." style="color: #045fb4; text-decoration: none;">gr.</a> <a href="http://dicciomed.eusal.es/index.php?fecho=Antigua" style="color: #045fb4; text-decoration: none;">Antigua</a>. En gr. <span class="dolar" style="font-style: italic;">krísis</span> κρίσις es 'juicio', 'decisión', pero desde Hipócrates, s. V a.C., tiene también el significado aquí recogido, valor con el que pasó a lat. <span class="dolar" style="font-style: italic;">crisis</span> en s. V d.C. (existe un uso esporádico de Séneca en s. I d.C. en el sentido de 'juicio'),</span><br />
<div style="text-align: right;">
<span style="line-height: 18px;"><span style="font-family: inherit;">(<a href="http://dicciomed.eusal.es/palabra/crisis" target="_blank">Fuente</a>) </span></span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="line-height: 18px;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
</div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Sé que no descubro nada nuevo si me pongo a reflexionar sobre la idea de que la crisis esconde oportunidad, pero no por ello me parece menos digna de profundizar en ella. Es curioso cómo los medios de comunicación se han preocupado de hacernos asociar "la crisis" con algo tremendamente negativo (y por supuesto que ha traído enormes cantidades de sufrimiento a las vidas de muchas personas), pero creo que sólo indirectamente, sólo "de refilón", se ha abordado la parte positiva que engloba la crisis. Y no sólo "la crisis", sino todas las crisis personales o comunitarias. Si nos fijamos en la definición que tenemos más arriba, encierra desde mi punto de vista tres conceptos claros: crisis es sinónimo de <b>cambio</b> (mutación); en una <b>enfermedad</b> (¿qué había de enfermo en la situación nacional, mundial o personal que teníamos antes del frenazo en cuestión?); y su desenlace puede ser en dos sentidos: <b>mejorarse o agravarse</b>. Y en lengua griega antigua, el significado era <b>decisión</b>.</span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Y digo que no descubro nada nuevo porque esto es algo que, de un modo más o menos consciente, creo que ha calado en la sociedad a raíz de esta crisis "económica": <b>la crisis como oportunidad.</b> Otra cosa es que los medios al servicio del sistema establecido se esfuercen en mandarnos el mensaje parcial de que el desenlace correcto consiste en restaurar la situación anterior tal como estaba, obviando que si volvemos a recomponer todos los factores previos, sin hacer ningún cambio, lo más probable es que más pronto o más tarde el resultado vuelva a ser el mismo.</span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Pero no quiero perderme en más filosofías, sino compartir lo que a mí modo de ver son pruebas de que<b> la sociedad (o al menos una parte importante de ella) está "en otra onda" tras 7 años de crisis.</b> Si vamos con los ojos bien abiertos podemos observar que muchas personas a raíz de la crisis, por obligación en muchos casos o por elección en muchos otros, se han visto abocadas a profundizar en sus vidas y a <b>bucear en valores más profundos</b> que los que la sociedad de consumo propugnaba. Así, la gente se ha visto en la tesitura de salir de su individualismo y compartir más (por ejemplo, el coche para ir a trabajar y ahorrar gasolina), de recurrir a redes informales y autogestionadas para ayudarse mutuamente (a ti que estás en paro te tengo en mente cada vez que alguien de mi círculo me dice que está buscando a alguien para no sé qué trabajo), de alargar el uso de cosas materiales en una bien entendida "política de austeridad" (los zapatos ya no se tiran con tanta alegría, sino que se llevan al zapatero), se recuperan o se desarrollan nuevas habilidades (el bizcocho me sale más barato si lo hacemos en casa)... Por no hablar del empujón de la implicación de la ciudadanía en la vida política (la gente en los bares habla y discute de política, como si de repente ya no nos diera tan igual quién o qué decidan por nosotros).</span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Cuando comento esta impresión que tengo de que la crisis nos ha hecho <b>salir de la superficialidad</b> y volver a contactar con valores humanos más profundos, mucha gente me lo rebate desde una visión pesimista: "no, eso son cuatro gatos", "la gente en el fondo sigue igual", "la gente hace esas cosas porque no le queda más remedio", "en cuanto todo vuelva a ser igual la gente volverá a lo mismo de siempre". Cuando me dicen esto, no puedo más que sacar de mi trastienda personal las unidades que me quedan de confianza en <b>el ser humano, y de su capacidad de sacar lo mejor de sí mismo cuando se ve en situaciones límite.</b> Y para vender y defender esta idea he encontrado un argumento poderoso: <b>la publicidad.</b> Me explico: creo que la publicidad es un elemento al servicio del sistema de consumo; y creo que para ello se basa en encontrar <b>qué cosas nos resultan importantes y centrales en nuestra vida</b> como medio para ganarse nuestra atención. Así, se ha hablado hasta la saciedad de cómo se ha utilizado la imagen de "mujeres de buen ver" en los anuncios de productos para hombres y viceversa. O cómo se utiliza la imagen de alguien con quien nos queremos identificar para vendernos un producto: veáse la imagen de la madre guapa, joven y equilibrada a la par que vital que tiene un vínculo súper-especial con su hijo sano y precioso, que aparece reflejada en la etiqueta de este envase de toallitas marca Carrefour: </span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: inherit; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr4H86H6e3mMZ2B98pkdiO1vb521HDW_kR2gd1Z0qnrewBahlXCYywNbNUaDajBeXR8FCnVxM1OJHqZIReSK4JupSwK5K2JSGpflb_W7Qu2lM2-pXLtiBGIBaZQ4YZoY8CDKOuSZ780U1u/s1600/78675.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr4H86H6e3mMZ2B98pkdiO1vb521HDW_kR2gd1Z0qnrewBahlXCYywNbNUaDajBeXR8FCnVxM1OJHqZIReSK4JupSwK5K2JSGpflb_W7Qu2lM2-pXLtiBGIBaZQ4YZoY8CDKOuSZ780U1u/s1600/78675.png" width="400" /></a></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">O sea, que la publicidad refleja de algún modo nuestros anhelos. </span>Y de aquí quiero yo deducir que <b>el cambio que a mi juicio se ha operado en la publicidad </b>refleja un cambio en los deseos y preocupaciones de la sociedad. El propio sistema trata de valerse de este cambio para seguir alimentando su lógica de consumo, pero eso no rebate en modo alguno la idea que intento transmitir: si la publicidad trata de vendernos cosas recurriendo a valores humanos profundos, es que esos valores han pasado a ser parte importante de nuestro imaginario y nuestras aspiraciones. Y para muestra un botón: os dejo aquí <b>cuatro anuncios de los últimos dos años (plena crisis)</b>. Entre ellos encontraréis un par de ellos que han sido virales en los Facebook y grupos de Whatsapp de todo bicho viviente en los últimos dos meses:<br />
<br />
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/5egLxg_7mg0/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/5egLxg_7mg0?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; line-height: 18px; text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/V-83jNawPdk/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/V-83jNawPdk?feature=player_embedded" width="320"></iframe><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/dcLvpxJ4OsY/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/dcLvpxJ4OsY?feature=player_embedded" width="320"></iframe><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/BoT4O6ntihs/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/BoT4O6ntihs?feature=player_embedded" width="320"></iframe><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit; font-size: 15px;">Si os fijáis, <b>estos anuncios recurren a valores </b>como la solidaridad, el compartir, las buenas relaciones, los lazos entre personas del barrio, el sentido del humor, prestarse apoyo en los momentos de tristeza, pasar tiempo con los niños... ; y a ideas como "los mejores regalos no son materiales", "lo bonito no es ganar mucho dinero, sino hacer felices a los que te rodean", "poder estar con los hijos es más importante que poder comprarles muchas cosas", "lo importante son las cosas sencillas del día a día y no las grandes cosas que se pueden comprar con dinero". <b>¿Qué hace la industria usando estas ideas?</b> ¿No van contra sus objetivos de vender y hacernos necesitar más y más cosas? Antes de la crisis usaban otros mensajes e ideas. Echemos la vita atrás y veamos los <b>anuncios de las mismas empresas antes de la crisis:</b></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/Bl6aijlAJ9I/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/Bl6aijlAJ9I?feature=player_embedded" width="320"></iframe><iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/MU4on90mOb8/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/MU4on90mOb8?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe><br />
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/QlF3svtlpJg/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/QlF3svtlpJg?feature=player_embedded" width="320"></iframe><iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/90D5sKb1e_k/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/90D5sKb1e_k?feature=player_embedded" width="320"></iframe><br />
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">¿Diferentes, verdad? Pues si ha habido este cambio de estrategia, para mí no cabe duda de que se han dado cuenta de que <b>esos otros valores y mensajes empiezan a estar en nosotros </b>(o han tomado más fuerza). Y creo que esto es una espléndida noticia (para nosotr@s, no para la sociedad de consumo, a la que al final puede que el tiro publicitario termine saliéndole por la culata).</span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">En resumen, <b>"la crisis" abre un camino a construir una nueva forma de estar en el mundo para la sociedad.</b> Las crisis traen "letra pequeña", de la que sólo somos conscientes si ponemos atención. Nuestras crisis personales nos ponen en la tesitura de ese <b>"decidir" sobre nuevos caminos posibles</b> una vez que nos damos cuenta de que el que estamos andando ha quedado obsoleto. </span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>¿Te animas a leer la letra pequeña en tus crisis personales?</b> <b>¿Cuáles son los mensajes de las campañas de publicidad de tu vida?</b> O dicho de otra forma: ¿cuáles son ahora mismo los valores y mensajes que están tomando fuerza en tu vida?</span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="zonabusqueda" style="background-color: white; font-size: 15px; line-height: 18px; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"> </span></div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577tag:blogger.com,1999:blog-6736563028543077807.post-54764994355488456582014-12-08T20:07:00.002+01:002017-04-23T14:33:07.045+02:00Así empiezan los sueños...<div style="text-align: justify;">
¿Cómo empiezan los sueños? Durmiendo, me
contestaréis... Sí, durmiendo, pero el material del que están hechos los
sueños, ¿cuál es? No es mi intención dar una clase teórica sobre de dónde
vienen los sueños (tiempo habrá para los post técnicos), sino que en este
primer post me entrego más al relato de la experiencia personal que me hace
estar hoy aquí, escribiendo estas líneas. Y desde mi experiencia personal me
sumo a los que piensan que la materia prima de los sueños no son más que las
experiencias vividas cuando estamos despiertos; y así, al despertarnos por la
mañana descubrimos que en lo que hemos estado soñando aparecen cosas, personas,
preocupaciones y lugares que nos resultan familiares o conocemos perfectamente,
y a los que nuestro cerebro les ha dado una vuelta y los ha cubierto con ese
particular baño onírico que sólo su creatividad puede otorgarles.</div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
Y creo que este sueño que acaba de
arrancar, el Proyecto Ágape, tiene mucho en común con esos otros sueños, porque
nace, sin duda, de todo lo que he vivido antes de empezar a soñar.<span style="font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<b>"¿Pero de qué va este sueño?"</b>, me preguntaréis con cara de extrañeza. "Sabíamos que algo tramabas, pero ¿qué es exactamente?" Pues ahora que llevo ya un buen rato soñando, puedo empezar a contaros lo que veo en mi sueño:</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Veo Ágape como un espacio. Un espacio tranquilo y seguro, al que se acerca mucha gente. Se acerca gente muy distinta, y toda tiene cabida: algunos son altos, otros bajos; otros ricos, otros económicamente normalitos y otros pobres; unos tienen familias maravillosas, otros están solos; algunos son jóvenes, otros ya cuentan canas, algunos incluso son adolescentes y, aunque aún no lo veo claro en el sueño, es posible que en las próximas noches vaya apareciendo algún que otro niño. Veo también profesores, médicos, enfermer@s, monitores de tiempo libre, trabajadores sociales. Veo otra gente que está en paro, o que nunca pudo estudiar. Todos ellos son muy diferentes, y se acercan a Ágape con expectativas diferentes, aunque tienen algo en común: quieren crecer como personas. Y en ese espacio tranquilo, de colores blancos y azules claros, suceden cosas cuando la gente se acerca: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Algunos entran a una sala cálida y acogedora, donde tiene lugar un maravilloso milagro: son escuchados. Allí encuentran un espacio de seguridad donde pueden explorar con calma todo lo que ocurre dentro de ellos, con la certeza absoluta de que cualquier cosa que digan será aceptada. Encontrarán a otro yo con rostro amable y mirada comprensiva dispuesto a ser no guía, sino compañero de camino que permita adentrarse de forma segura en el Bosque de Sí Mismo. Y una vez allí, recorrer los caminos y resolver los asuntos pendientes para superar las crisis, reconciliarse con uno mismo, dejarse ser, ser libre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Otros de los que llegan hasta ese espacio, lo hacen planteándose un cambio en sus vidas, pero no son capaces de iniciarlo. Saben que esto o aquello que hacen perjudica su salud (física o mental), pero (¡oh, paradoja!) por más que lo saben no son capaces de parar de hacerlo. Fumar, beber o usar otras drogas, comer sin control, mantenerse dentro de una relación destructiva... En mi sueño, llegan hasta Ágape confundidos y con sensación de vivir atrapados; y cuando salen se sienten capaces de caminar sin ataduras, han luchado en el combate y han vencido. Y el premio es su libertad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Otros de los que se acercan a Ágape son personas que descubrieron hace tiempo que el sentido de su vida es ayudar a otros a través de su profesión, y son conscientes de la enorme responsabilidad que eso supone. Son maestros, profesores, educadores, médicos, enfermer@s, trabajadores sociales, monitores, integradores, auxiliares de enfermería... Son incluso padres y madres, que aunque no son profesionales, están empleados en ayudar a crecer a otros las veinticuatro horas del día. Y todos ellos llegan hasta ese espacio que es Ágape en busca de ayuda para desempeñar su labor de la mejor manera posible, para entrenarse en poner lo mejor de sus cualidades humanas al servicio de las personas a las que atienden o educan. Y tras pasar por Ágape, sus manos son más delicadas, sus palabras más acertadas, sus oídos están más abiertos, son más capaces de ponerse en el lugar del otro y se conocen y aceptan más a sí mismos, lo cual les hace más capaces de aceptar a aquellos a los que ayudan sin reservas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y si sigo soñando, veo que Ágape no conoce fronteras, veo que es un espacio que está cerca, en mi barrio, pero que también se expande hasta hogares y personas distantes e incluso países lejanos gracias a esa magia que son las nuevas tecnologías, que nos globalizan el mundo y no sólo para mal. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Éste es mi sueño, que arrancó hace ya casi dos meses. Éste que os he descrito es mi sueño, con esa carga de magia que el cerebro que sueña pone en él. Al despertarnos, tenemos la costumbre de interpretar los sueños, hacerlos más <span style="background-color: white;">comprensibles</span> para nuestra "realidad real". Si así hubiera que hacer con este sueño que os cuento, os diría que sueño con un espacio en el que dar rienda suelta a lo que de un tiempo a esta parte he descubierto que es mi vocación: <b>acompañar a personas en sus procesos vitales.</b> Es por ello que empecé hace dos años la especialización como <a href="http://psicoterapeutas.org/orientacion_centrada_persona.php" target="_blank">psicoterapeuta de orientación centrada en la persona</a>. Y Ágape viene a ser el canal por el que quiero intentar hacer tangibles y útiles para otros algunas cualidades y habilidades que he descubierto que con los años he ido desarrollando, y que me esfuerzo cada día por mejorar. Ese canal que es Ágape empezará con una página de <a href="https://www.facebook.com/proyectoagapemadrid" target="_blank"><b>Facebook</b></a> y <a href="http://proyectoagapemadrid.blogspot.com.es/" target="_blank"><b>este blog</b></a> en el que, tras éste de presentación, subiré otros post que serán fundamentalmente de dos tipos: sobre <b>crecimiento personal</b>, para el público en general; y sobre<b> relación de ayuda</b>, para madres, padres, educadores, sanitarios, y otras personas que trabajan de forma voluntaria o remunerada en contacto con otros en los que dejarán huella, para bien o para mal... y que esperemos que este blog contribuya a que sea para bien.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero en breve (si todo va como lo sueño), quizás para el final del <b>verano de 2015</b>, será también una <b>página web</b> (que ya está en elaboración), una <b>consulta de counseling y psicoterapia en Madrid,</b> un equipo de <b>formación sobre relación de ayuda</b>, un servicio de <b>psicoterapia on-line</b>... y todo lo que las noches venideras me permitan soñar en clave de ayudar a crecer y ayudar a ayudar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Decía que la materia prima de los sueños son las experiencias que vivimos despiertos. En el caso de Ágape, así es: mis años de trabajo como médico de familia; mi experiencia en la educación no formal como monitora de niños y adolescentes en distintas situaciones sociales; la vivencia del trabajo de cooperación al desarrollo en Paraguay y Guinea Ecuatorial; mi participación en diferentes asociaciones y entidades de acción social; y sobre todo mi trabajo durante los casi tres últimos años en un centro de tratamiento de adicciones de la red del Ayuntamiento de Madrid, en el que he podido comprobar de primera mano la importancia de la relación de ayuda, y cómo si ésta reúne ciertas condiciones puede ser el mejor trampolín para que la persona dé un salto y cambie todo lo que ella quiera de su vida. Ésta es la materia prima de mis sueños, junto con el que para mí es el ingrediente más poderoso en la vida: la ilusión.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde hoy serán post en un blog sobre crecimiento personal y relación de ayuda. Lo que será en el futuro sólo se puede saber si nos aventuramos a seguir soñando despiertos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Bienvenid@s a Ágape</b>. Poneos cómod@s, porque éste también quiere ser vuestro espacio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /><iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/_4v0aN5-ICw/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/_4v0aN5-ICw?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Virginia N.M.http://www.blogger.com/profile/10572530432578248768noreply@blogger.com0Madrid, España40.4167754 -3.703790199999957640.0300424 -4.3492371999999575 40.8035084 -3.0583431999999577